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Cabalgada



Se conoce como cabalgada a un pequeño destacamento de caballería con infantería que salía en la Edad Media a una expedición, algara, rebato o golpe de mano.

El sentido de esta palabra debía ser lato y abrazar todo destacamento, incursión o correría. El título 5 del Fuero dice: manda ell Emperador que sean jueces los adaliles (adalides) de todas las cavalgadas, que fizieren et farán por mar é por tierra. Y el 32: que todas las cavalgadas, que se fizieren por tierra, en naves, ó en galeras, ó en otros baxiellos cualesquier, que sean judgados bien asi como aquellas que se fizieren por tierra.

Tampoco prescribía que el cuerpo destacado fuese exclusivamente de caballería pues el título 7 empieza: manda ell Emperador á todos los cavalgadores de cavallo et de pie...Et si oviere clérigo de corona aya cavalleria, es decir, parie en el botín, como el ginete.

La cabalgada presuponía siempre botín como prenda de victoria y así el título 7 explica detalladamente la cuota proporcional que a cada individuo correspondía y crea para repartirla un empleo especial que llama cuadrillero. La ley de las Partidas mencionada dice:

El Fuero sobre el fecho de las cavalgadas es un curioso códice en folio, escrito en pergamino a dos columnas y de letra al parecer del siglo XV, que el P. Fray Jaime Villanueva encontró en Perpiñan, registrando su biblioteca pública en 1807. Es una colección fabulosa de Leyes Militares atribuida a Carlomagno pero muestra evidente la posterioridad de su fecha por la mención que hace del Fuero de Alcaraz en los capítulos 87 y 93. Aunque la colección sea efectivamente fabulosa en su conjunto, no lo son sus leyes tomadas en su mayor parte literalmente de Fueros Municipales conocidos, especialmente de ese mismo de Alcaraz. Sin duda el autor, para dar autoridad mayor a su compilación, supuso que el Emperador Carlomagno la dio a los reyes cristianos los cuales juraron su observancia. La Academia de la Historia, comprendiendo en su ilustración que este códice a pesar de su reconocida falsedad es un monumento curioso para el conocimiento de la Historia de la Milicia Española en la Edad Media, lo insertó con luminosas notas y glosario en su Memorial Histórico Español, T. II. pág. 439.

Efectivamente en él, a vuelta de algunas contradicciones y repeticiones, se percibe el espíritu de orden y de legalidad que debe presidir a toda expedición militar aun en los rudos tiempos de aquella cabalgadas. Los primeros títulos designan atribuciones de jefes, como adaliles y almucatenes, asignan las partes proporcionales de botín, recomiendan la equidad en el reparto, niegan parte en este a los cabalgadores que no entren en cuerpo —todos en uno — a villa o ciudad, etc.

Los extractos literales que anteceden contribuirán a fijar las ideas sobre una época desfigurada por novelistas y poetas y no muy bien retratada en la historia. No era siempre aquello como algunos pretenden, justas y torneos, y galanterías. En el hombre es congénito el sentimiento de adquisición y de medro y cuanto más se aproxima al estado primitivo, menos entiende de glorias y honores convencionales.

Diccionario militar, etimológico, histórico, tecnológico,... José Almirante, 1869



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