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Cafetín de Buenos Aires



Cafetín de Buenos Aires es un tango argentino con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores. Se lo considera una composición «medular de la historia de la ciudad» de Buenos Aires,[1]​ uno de los llamados «tangos fundamentales»,[2]​ o «tangos de oro».[3]​ Se trata de un tango que suma la experiencia directa propia más el intercambio de experiencias de café como una alternativa a la ciencia positiva.[4]

Cafetín de Buenos Aires fue compuesto para una escena de la película Corrientes, calle de ensueños, en la que Mariano Mores actuaría como galán. Él le pasó la melodía a Enrique Santos Discépolo al tiempo que le encargaba la letra con el plazo de una semana, encargo que este compositor cumplió.[3]​ Fue uno de los últimos tangos escritos por Discépolo y se hizo famoso en varias versiones ya antes del estreno de la película en septiembre de 1949.[2]

La letra del tango es de Enrique Santos Discépolo[3]​ (Buenos Aires, 27 de marzo de 1901 - Buenos Aires, 23 de diciembre de 1951), compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino también conocido como Discepolín, hermano del destacado director teatral y dramaturgo Armando Discépolo.

La música del tango es de Mariano Mores,[3]​ cuyo nombre real es Mariano Alberto Martínez (Buenos Aires, 18 de febrero de 1918- 13 de abril de 2016), músico argentino, pianista, compositor y director de orquesta de tango, autor de varias de las obras del género más difundidas.

El binomio Mores-Discépolo repitió en este caso la colaboración que originó otras obras memorables, como el tango Uno, por ejemplo.

El tango expresa una filosofía de vida del argentino medio, de la calle y la noche, vista desde las mesas del café «que nunca preguntan». Muchos poetas del tango escribieron y buscaron inspiración en bares de Buenos Aires y, por ello, también les dedicaron canciones. Dentro de esa temática Cafetín de Buenos Aires ocupa un lugar destacado y el lenguaje popular incorporó frases extraídas de su letra, como, por ejemplo, «la ñata contra el vidrio»,[5]​ y «los sabihondos y suicidas». Su letra habla del recuerdo de las cosas del pasado (de la infancia, de la madre) y de los amigos:[6]​ «…Me diste en oro un puñado de amigos…». En pocas palabras describe varios personajes:

La letra refiere además al poeta-narrador, que dice de sí mismo:

y también:

Como en otras composiciones de Enrique Santos Discépolo, se valora la constitución de un lenguaje propio y singular, y el laborioso y subyacente ejercicio de escritura.[7]​ Así lo señala el poeta, ensayista, narrador y periodista Alberto Cousté:

A partir de 1943 dentro de una campaña iniciada por la dictadura militar de 1943 que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo, como así también cualquier referencia a la embriaguez o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país, se prohibió la emisión por radio de Cafetín de Buenos Aires por su supuesto pesimismo y por la comparación entre el cafetín y la madre.[8]

Las restricciones por parte de la Secretaría de Prensa y Difusión continuaron al asumir el gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el presidente –que afirmó que ignoraba la existencia de esas directivas- las dejó sin efecto.[9][8]

En enero de 1950 SADAIC cuestionó a Radio El Mundo por aplicar criterios restrictivos sobre los temas de las canciones. En 1952 la entidad de los autores acordó con las autoridades una lista de canciones populares que por razones de buen gusto o decoro idiomático no debían pasarse por radio. Opina al respecto el escritor Oscar Conde que en definitiva, SADAIC no cuestionaba la censura en sí misma sino quién la aplicaba.[8]

En octubre de 1953 se aprobó la Ley de Radiodifusión n° 14 241 que no tenía previsiones sobre el uso del lenguaje popular en radio pero las restricciones en alguna medida continuaron.

Otras grabaciones fueron de Enrique Dumas, Guillermo Fernández, Andrés Calamaro y Juan Carlos Baglietto, entre otros, además de las realizadas en Latinoamérica y en países de otras áreas geográficas, traducida a otros idiomas como el portugués, alemán e italiano.

En el poema Quizá la más querida, Julio Cortázar hace alusión a la letra del tango Cafetín de Buenos Aires.[10]

Otros tangos fueron dedicados a cafés destacados de Buenos Aires, como el dedicado al bar de Balvanera Café de los Angelitos, de Cátulo Castillo y José Razzano, compuesto en 1944, y Viejo Café Tortoni dedicado al café Tortoni en 1981 por Eladia Blázquez (música) y Héctor Negro (letra). Un local se hizo conocido gracias al tango: Café La Humedad, ubicado en la esquina de Gaona y Boyacá, en el barrio de Flores, al que cantó Cacho Castaña en un tango del mismo nombre.

Por su parte, Homero Expósito, escribió el tango Cafetín (1946), "donde lloran los hombres que saben el gusto que dejan los mares".



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