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Calambur



El calambur es un recurso fonético, basado en la homonimia, en la paronimia o en la polisemia. Consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas

Según la mayoría de los autores, el padre de este artificio lingüístico es Georges de Bièvre,[1]​ quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg, embajador de Westfalia, debido a su escaso dominio de la lengua francesa. Otros estudios lo hacen proceder del francés calembour (de calembourg, y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco hacia 1300 fue célebre por sus juegos de palabras).[2]​ Para 1777 la l'Encyclopédie recoge que su uso escrito se remonta a 1630 cuando Devaux dos Caros (pseudónimo, no comprobado, utilizado por Adrien de Lasseran de Massencome de Monluc) escribió la historia "de sus migas de pan".[3]​ En todo caso el idioma francés se presta para estos artilugios lingüísticos debido a su alfabeto de 42 letras y particular pronunciación.

No obstante, hay quienes postulan que el término calambur proviene del árabe kalembusu (palabra equívoca), o del italiano calamo burlare (burlarse con la pluma).[4]

El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye a Francisco de Quevedo,[5]​ quien llamó "coja" a la reina doña Isabel de Borbón (coja realmente y a la que le enojaba mucho toda mofa hacia su discapacidad), primera esposa de Felipe IV de España, tras apostar el pago de una cena con sus colegas a que el propio Quevedo tenía el valor de decirle dicho insulto a la cara.[6]

Compró Quevedo dos ramos de flores, uno de claveles blancos y otro de rosas rojas, y se presentó ante la reina en la plaza pública en la que esta se encontraba. Con una cortés reverencia, Quevedo extendió los brazos ofreciéndole a la reina, Isabel de Borbón, los dos ramos de flores, uno sujeto en cada mano. A continuación Quevedo recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le pagasen la cena de la apuesta. Y dijo así:

Otro calambur de Quevedo se encuentra en un poema suyo, narrando la boda de unos esclavos:

Un famoso ejemplo, este más moderno, es el de una campaña publicitaria (que salió en abril de 2007) de Telemadrid, cadena televisiva pública de la Comunidad de Madrid. El lema fue ideado por la agencia Publicis, concretamente por la publicista Blanca Gomará. Oficialmente el calambur no se hizo con tendenciosidad, sino que fue fruto de una coincidencia; sin embargo, muchos aseguran que realmente el lema tuvo el fin de transmitir un mensaje oculto que expresara una queja a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) por unas supuestas intervenciones partidistas en Telemadrid. Dicho lema era repetido por varios periodistas de la cadena mientras sujetaban un espejo, en la publicidad de dicha cadena y también en la vía y el transporte público. Tras percatarse del mensaje oculto en el lema, la campaña fue inmediatamente retirada. El lema era el siguiente:

También puede encontrarse una instrumentalización de calambur en el uso que de este hacían Juan Luis Cano y Guillermo Fesser, componentes del dúo Gomaespuma. En los numerosos sketches radiofónicos que improvisaban en las diferentes etapas del programa que recibía el mismo nombre, bautizaban a sus personajes con combinaciones de nombres y apellidos que resultaban como mínimo simpáticos en su significado alternativo. Algunos de estos personajes eran: Elena Nito del Bosque, Felipe Lotas, Chema Pamundi, Luis Ricardo Borriquero, Felipe Luquín, Francisco Rupto, Josechu Letón, Aitor Tilla, Diego Norrea o Carmelo Cotón. Este tipo de nombres también son frecuentemente usados por Francisco Ibáñez en sus viñetas de Mortadelo y Filemón, denominando a diversos establecimientos Banco Riendo («van corriendo») o Estanco Jeando («están cojeando»).

En el mismo sentido que los anteriores, la serie televisiva Los Simpson utilizó -sobre todo en sus primeras temporadas- este recurso cómico. Era frecuente ver a Bart Simpson gastar bromas telefónicas a Moe Szyslak (propietario de la taberna homónima Moe's), preguntando por una persona ficticia cuyo nombre enmascaraba un soez calambur. La burla no era detectado por Moe hasta que no formulaba el nombre en alto, teniendo que aguantar las risas de los tertulianos del bar que observaban cómo Moe había caído otra vez en la broma. Un ejemplo es:

Moe: ¡Taberna de Moe!

Bart: ¿Está Empel?

Moe: ¿Quién?

Bart: De apellido Otas.

Moe: Un momento, voy a ver. (llamando) Empel Otas, que se ponga al teléfono Empel Otas.

El escritor José Hernández utiliza este recurso en el séptimo canto de su poema narrativo El Gaucho Martín Fierro en el que el personaje principal llama "vaca" a una muchacha que entraba al baile.

El autor vuelve a utilizar el calambur en este mismo canto pero esta vez dirigido al hombre que la acompaña, al que trata de "porrudo" (de pelo abundante y desordenado).

El actor mexicano Gerardo Gallardo hizo famoso su personaje Chef Ornica ("fornica"), que "recetaba" albures y bromas.[7]

Ejemplo de anónimo:

El calambur es utilizado para la construcción de acertijos como los siguientes:



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