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Campeonatos regionales de fútbol de España



Los campeonatos regionales de fútbol es la denominación genérica que se refiere a una serie de torneos futbolísticos de carácter regional disputados entre clubes de España durante el primer tercio del siglo XX. Comenzaron los primeros de ellos en noviembre de 1903 como un torneo previo clasificatorio para el Campeonato de España, condición que se mantuvo vigente hasta sus disoluciones en 1940.[n 3]

Funcionaban como ligas territoriales que, en algunos casos, constaban de varias categorías dado el amplio número de equipos participantes. Tenían carácter oficial al ser organizados por las distintas federaciones regionales de España. Gozaban de gran prestigio ya que, además de designar al mejor equipo de cada zona, servían como vía de acceso al Campeonato de España, hoy conocido como Copa de Rey, que entonces era el único torneo de carácter nacional disputado en el país.

A finales de los años 1920 hubo un intento de crear una competición de liga profesional en España que finalmente se materializó en 1928 con el nacimiento del Campeonato de Liga de Primera y Segunda División. Desde entonces, los campeonatos regionales fueron perdiendo importancia al existir dos grandes competiciones a nivel estatal, y terminaron por desaparecer. A su vez, aunque diferentes, el cada vez mayor número de clubes en cada región hizo que se fuese ampliando el número de divisiones o categorías hasta llegar a las divisiones regionales, vigentes actualmente, con la diferencia de los campeonatos regionales históricos de que se ubican dentro, y en el quinto nivel, del sistema de ligas de fútbol de España.

El foot-ball, un deporte aún incipiente y desorganizado a comienzos de los años 1900 en España, veía como empezaban a surgir cuantiosos clubes por todo el territorio nacional. Éstos, con el afán de crecer y ser más competitivos, empezaron a organizar diferentes contiendas o concursos en los que se ponía en disputa pequeños obsequios o premios para los vencedores. Con el paso del tiempo se fue haciendo patente la necesidad de estamentos —o en su defecto clubes— que tomasen las riendas organizativas a nivel regional, pues a nivel nacional se antojaba aún difícil.

Así, unos primeros clubes, los decanos de cada región, fueron los que más intercedieron por el desarrollo del fútbol. El Athletic Club en el norte, el Madrid Foot-Ball Club en el centro, y la Football Asociació de Cataluña y poserior Asociación de Clubes de Football de Barcelona por el este, como las tres principales regiones existentes, impulsaron varias contiendas organizadas para los clubes existentes.

Se llegó así al primer antecedente de un campeonato de carácter regional en Cataluña, bajo el nombre de Copa Macaya, disputada entre 1901 y 1903. Este torneo, no obstante, tuvo carácter oficioso ya que estaba organizado por iniciativa privada del club Hispania Athletic Club, a mano de su presidente Alfonso Macaya de quien tomó el nombre. Las discrepancias surgidas dieron con que el Foot-Ball Club Barcelona organizase otro torneo privado, derivando estas primeras contiendas en que en 1904 la Asociación de Fútbol Catalana asumiese la organización de un campeonato regional en Cataluña, denominado como Campeonato de Cataluña. Estas primeras experiencias de la Copa Macaya fueron seguidas por la región centro, quien celebró su primer certamen regional oficial al organizar el Campeonato de Madrid de Foot-Ball de 1903 —y que venía precedido del Concurso Madrid de Foot-Ball Association en el que fue un primer intento de competición estatal— y posteriormente seguido por otros como el Campeonato de Galicia —disputado desde 1905—, o el Campeonato Regional del Norte para Vizcaya y Guipúzcoa establecido en 1913 pero con antecedentes anteriores de diversos concursos, destacando los de categorías infantiles.[n 4]

En abril de 1903 el Madrid F. C. promovió y organizó el primer torneo futbolístico de ámbito nacional: el Campeonato de España —hoy Copa del Rey—. Las bases de la competición sólo permitían la participación de un equipo por región, y sin objeciones a esa norma en su primera edición, fue como surgió la idea de que en adelante los campeonatos regionales de Cataluña y Madrid —con varios contendientes— se convirtieron en el modo de elegir un representante de dichas zonas para el torneo nacional. Posteriormente, misma norma fue tomada en el resto de federaciones regionales.

Con la fundación de la Real Federación Española de Fútbol, en 1913, se redactaron unas nuevas bases para el Campeonato de España que instituían, de forma oficial, los campeonatos regionales como paso previo obligatorio para acceder al Campeonato de España.

Todo ello contribuyó al rápido desarrollo del fútbol regional, con la creación de nuevas federaciones y sus respectivas contiendas, surgiendo así nuevos torneos como el Campeonato Regional del Sur para Andalucía en 1915, el Campeonato Regional de Asturias en 1916, en 1918 el Campeonato Regional de Vizcaya, el Campeonato Regional de Guipúzcoa o el de Levante que aglutinaba a varias regiones, el Campeonato Regional de Valencia en 1919, Aragón y el Campeonato Regional de Cantabria en 1922, el Campeonato Regional de Baleares (desde 1923 como integrante de la Federación Catalana, y desde 1926 como federación independiente), el Campeonato Regional Leonés y/o Copa de Castilla y León en 1924, Murcia y Canarias en 1925, el Campeonato Regional de Extremadura en 1926, Navarra en 1928 y el Campeonato Regional Hispanomarroquí en 1931, siendo entonces Marruecos territorio bajo protectorado de España.

Siguiendo esta línea de expansión, la temporada 1922-23 se creó el Campeonato de España del Grupo "B" y que se disputó de forma análoga al Campeonato de España-Copa del Rey durante algunos años. Éste contaba con la participación de los campeones regionales de segunda categoría o segunda división de cada estamento regional. Sin embargo el torneo fue suprimido por la propia Federación Española tras cuatro ediciones debido a la poca repercusión.

La importancia alcanzada por las competiciones regionales hizo que a partir de 1926 se ampliase el número de participantes en la Copa del Rey, permitiendo la entrada de los subcampeones regionales en el torneo. No obstante, importantes cambios en el fútbol español a finales de los años veinte con la legalización del profesionalismo y la creación de los campeonatos nacionales de liga de Primera y Segunda División, y posteriormente el de Tercera División, transformaron a los regionales en un sistema previo de competiciones para alcanzar dichas categorías nacionales. Desde entonces se siguieron disputando, aún proclamando a cada campeón regional para el acceso al Campeonato de España hasta su desaparición, carácter que obtuvieron entonces las clasificaciones en las divisiones nacionales, relegando a los torneos regionales a un papel secundario a pesar de tratar de unificarlos por territorios para evitar dicho devenir.

Es así como a partir de 1931, en un intento por potenciarlos, algunas federaciones vecinas bajo iniciativa de la Federación Española empezaron a organizar torneos conjuntos bajo el nombre de Campeonatos Mancomunados,[1]​ para finalmente en 1934 llegar a una importante reestructuración de las competiciones en España.[1][2]​ El principal problema que se pretendía paliar era el de evitar una monotonía en la que casi los mismos equipos eran los encargados de disputar el Campeonato de España, mientras que había poca oportunidad para aquellos conjuntos pertenecientes a federaciones con menos proyección y federados. Sin embargo, el hecho de unificarlos dio solo con un déficit económico y que se sonstenían en algunos casos merced a uno o dos equipos. Esta sobredimensión y el éxito de las divisiones profesionales del Campeonato de Liga hacían que no hubiese interés por ver qué deparaba un torneo regional.[1]

Consecuencia de ello fue que los clubes hasta entonces considerados de Primera Categoría ganasen en número de partidos disputados, y que los de menor categoría se viesen abocados a disputar solo un puñado de partidos durante todo el año, para luego ser innumerables clubes los que optaban a, en algunos casos, sólo tres plazas en las divisiones nacionales. Casos como el campeonato castellano-leonés o el aragonés, veían como con solo tres contendientes, dos accedían al Campeonato de España, provocando el efecto contrario con el que surgieron a comienzos de siglo, el de que hubiese competitividad, estímulo y a la postre el merecido honor de representar a una región por méritos en un certamen global. De ser la única vía de acceso al Campeonato de España se pasó a un mero trámite carente de competición.[1]

Con la reforma «mancomunada» se pretendía reducir ese trámite para dar más competitividad al haber federaciones regionales conjuntas, y así aumentar su disputa. Se daba así la oportunidad también de que se enfrentasen clubes que hasta entonces no lo habían hecho nunca,[n 5]​ y reducir además costes al estar compartidos. La primera categoría daba el acceso al campeonato nacional mientras que los de segunda promocionaban por un puesto en el máximo nivel. La a priori falta de eficacia dio con una prematura reestructuración de la Federación Española en arras de conseguir un estable sistema de competiciones oficiales.[1]​ El libre albedrío de cada federación regional hizo que no se desarrollase el potencial real de la idea proyectada conviviendo los mancomunados con los clásicos regionales que aún perduraban en algunas zonas por ser suficientemente competitivos y/o rentables en todos los sentidos de la palabra.[n 6]

La Federación Española aprobó pues suprimir los campeonatos regionales, y reemplazarlos por los Campeonatos Supra-Regionales,[n 7]​ integrados por los mejores equipos de cada región y divididos oficialmente en seis demarcaciones territoriales. Siguiendo criterios de proximidad geográfica, se crearon: uno en la zona de Cataluña, otro en Castilla-Aragón, en Asturias-Galicia, Levante,[n 8]​ Sur-Oeste y la Copa Vasca. Un total de 30 clubes que conformaban la Primera y Segunda División, que posteriormente se amplió a 36 y que hizo que fuese inviable implantar por no haber fechas para solapar estas competiciones con el Campeonato de España, dando con un nuevo enfoque. Finalmente se dividió a la Segunda División en tres grupos de 8 equipos, la creación de subgrupos en algunas demarcaciones, y que los campeones y subcampeones obtuviesen acceso al nacional. Se pretendía pues potenciar a los clubes más desfavorecidos, y reintegrar a los no clasificados en sus sistemas regionales ocupando así un calendario completo de competición en el que pudieran también obtener un acceso a una fase previa del Campeonato de España, además de una eliminatoria para promocionar a la primera categoría regional, Supra-regional, y con ello poder acceder a la Segunda División.[n 9]​ Así quedaba todo implantado para la que esperaban fuese una manera justa de incentivar a todos los equipos para acceder a la disputa de los torneos nacionales.[1]

Estos campeonatos sin embargo se vieron detendidos tras apenas un par de años de existencia cuando en 1936 estalló la Guerra Civil Española que paralizaron los eventos deportivos oficiales durante tres años. Así se hizo imposible comprobar si la nueva redistribución se hubiese consolidado.

Como paréntesis, ólo en la zona de Cataluña y Levante, que seguían bajo el control del gobierno republicano, siguieron disputándose los respectivos campeonatos regionales e incluso algunos torneos interregionales como la Liga Mediterránea y la Copa de la España Libre, competiciones que no fueron reconocidas como oficiales tras la victoria del bando nacional en la contienda bélica. Mientras que aún sin finalizar el conflicto armado, en la denominada zona nacional, la Federación Española decidió reanudar las actividades futbolísticas en 1938 con la puesta en marcha de un nuevo torneo nacional, la Copa del Generalísimo, que posteriormente fue reconocido como la continuación del Campeonato de España. Para elegir a los participantes de este nuevo torneo se reinstauraron los campeonatos regionales por parte de las federaciones que en la época podían asumir su organización,[n 10]​ aunque de manera oficiosa ya que la Copa del Generalísimo aún no contaba con el reconocimiento a nivel nacional por no encontrarse en igualdad todos los clubes.[3]​ Es por ello que se le bautizó con el nombre de Torneo Nacional de Fútbol, no pudiendo catalogarlo como Campeonato de España al encontrarse el país dividido en dos.[3]​ Al ser circunstancial, se le entregó el trofeo en propiedad al vencedor, el Sevilla Foot-Ball Club, esperando poder reanudar el Campeonato de España en años venideros en pleno derecho y reconocimiento. Una competición, en la que no solo pudieron participar gran parte de los equipos españoles, sino que contendieron un innumerable grupo de equipos militares no federados u oficiales, y en gran parte creados a efecto, a diferencia de las normas federativas oficiales para poder contender en el campeonato nacional.[3]​ Es de este sinsentido federativo donde surge la reciente reivindicación de otros clubes a que se consideren oficiales los títulos logrados en este período, como la del Levante Unión Deportiva de la Copa de la España Libre de 1937,[4][5]​ de iguales circunstancias que la Copa del Generalísimo de 1939, a la postre reconocida, quizá por ser una de la parte nacional afín al régimen que invalidó los resultados a hasta el autoproclamado "año de la victoria".

La siguiente temporada, la 1939-40, fue la última en la que los campeonatos regionales sirvieron como clasificatorios para el refundado Campeonato de Copa de España, denominado entonces como Copa de El Generalísimo. La reestructuración llevada a cabo por el nuevo régimen supuso la desaparición definitiva de estos históricos torneos, dejando a los campeonatos de liga como los referentes españoles y como clasificatorios del Campeonato de España —y que décadas después terminaría por superar en importancia también a la decana competición del país—. Sólo en algunos territorios aún con particularidades organizativas, como por ejemplo en las Islas Canarias, siguieron disputándose durante algunos años para acabar por desaparecer también cerrando así el preludio de las competiciones profesionales nacionales.

A continuación se listan los diferentes campeones de cada edición correspondiente,[6]​ desde sus fundaciones hasta la desaparición de los mismos.[7][8][9]

Nota: Desglose detallado de cada edición en su artículo correspondiente. Nombres de los equipos según la época.

A continuación se lista un cómputo general de todos los vencedores atendiendo a todos los campeonatos producidos, bien fuesen regionales, mancomunados o supra-regionales.

Indicados los campeonatos de los que se tiene constancia.



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