El canon, palabra que proviene del griego Χανων, regla, es un concepto que institucionaliza, que fija normas en un contexto cultural que se extienden a las conductas y acciones; además, se refiere a las proporciones perfectas o ideales del cuerpo humano y alude a las relaciones armónicas entre las distintas partes de una figura.
Sin desarrollar el concepto en tratados escritos, ya que los egipcios utilizaron en la práctica el canon para la representación escultórica de la figura humana, pero en lugar de tomar la cabeza como módulo, lo hicieron con el puño, de forma que los cuerpos tenían de alto 18 veces el tamaño del puño, distribuido proporcionalmente en distintas partes del cuerpo (dos para el rostro, diez desde los hombros a la rodillas y seis desde éstas hasta los pies).
La plasmación literaria de esta idea fue explicitada en la Grecia clásica por Policleto, escultor del siglo V a. C., en un libro técnico titulado Canon, en el que era importante el concepto de symmetría como unas reglas de la proporcionalidad que debía tener la figura humana en las obras de arte para conseguir que tuvieran belleza. Aunque el texto no se ha conservado, diversas fuentes indican que fue ejemplificado por el artista en una escultura (Winckelmann interpretó que esa escultura era el Doríforo). En el siglo siguiente las figuras aparecen más esbeltas, como en el Apoxiómeno de Lisipo, o en obras de Praxíteles (Hermes de Olimpia, Apolo Sauróctono), que corresponden a una proporción en la que la altura total llega hasta las 8 cabezas. Para Plinio el Viejo, esta diferencia respondía a un criterio estético esencialmente distinto: los artistas del siglo V (Mirón, Fidias, Policleto) habrían representado al hombre tal como es; mientras que los del siglo IV (Praxíteles, Escopas, Lisipo) lo habrían representado tal como el ojo los ve, es decir, superaron el canon racional mediante una fantasía que permite mayor expresividad y refinamiento óptico. Vitruvio dejó asentados estos conceptos, ampliados otras proporciones entre distintas partes del cuerpo humano, que fueron reelaboradas por los artistas del Renacimiento, especialmente por Alberto Durero y por Leonardo da Vinci (hombre de Vitruvio).
En la edad contemporánea, el arquitecto francés Le Corbusier creó un nuevo canon de proporciones humanas al que denominó modulor (2,26 metros de altura), para aplicar tanto en la construcción de edificios como en el diseño de mobiliario y objetos comunes.
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