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Carmina Burana



Los Carmina Burana (pronunciado /kármina/), también conocido como Códex Buranus o los cánticos de Beuern,[1]​ son una colección de cantos goliardos de los siglos xii y xiii, reunidos en el manuscrito encontrado en Benediktbeuern (Bura, en latín), Alemania, en el siglo xix y que se hicieron conocidos por la cantata homónima del compositor Carl Orff.[2]

Carmina burana es el título en latín de una colección de cantos de los siglos XII y XIII, que se han conservado en un único códice, encontrado en 1803 por Johann Christoph von Aretin, publicista, historiador, bibliotecario y abogado alemán, en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Abadía de Benediktbeuern),[cita requerida] en Baviera, Alemania; y que, en el transcurso de la secularización o desamortización,[3]​ llegaron a la Biblioteca Estatal de Baviera, en Múnich. Johann Andreas Schmeller, lingüista y germanista alemán, fue quien dio el título Carmina Burana al conjunto de manuscritos en 1847,[4][5]​ y el jurista alemán Michel Hofmann, director de los Archivos Estatales de Würzburgo, ayudó a Carl Orff a elegir veinticuatro canciones.[6]​ Con esta cantata adquiere relevancia mundial a partir de 1937.

El códice es un manuscrito con ilustraciones policromadas fechado antes del siglo XIII y que agrupa cantos o canciones de diversas procedencias geográficas, compuesto por 112 folios en pergamino, con un conjunto de 228 poemas (más algunos materiales complementarios),[7]​ que se hipotetiza que fue compilado hacia 1230,[8]​ posiblemente en la abadía benedictina de Seckau o en el convento de Neustift, ambos en Austria.

La mayor parte de los poemas y canciones parecen, por su estilo disoluto, crítico e irreverente, ser obra de los goliardos,[9]​ clérigos o estudiantes que llevaban una vida errante y desordenada en una época en que el latín era la lengua franca en toda Italia y en el occidente de Europa para los académicos viajeros, para las universidades y para los teólogos. Sin embargo, la obra no es uniforme, ni temáticamente ni linguísticamente: si bien aparecen textos principalmente en latín medieval (aunque no con metro clásico), hay una parte que están escritos en antiguo alemán medio y otros con rastros de francés antiguo, incluso algunos de ellos son textos macarrónicos: mezcla de latín y de alemán o de francés vernáculo.

Carmina burana (/kármina/, no /karmína/) significa, en latín, Canciones de Beuern. Carmĕn es poema, canto. Burana es el adjetivo gentilicio que indica la procedencia: de Bura (el nombre latino de Benediktbeuern, un pueblo alemán).

Aunque generalmente aparece escrito Carmina (sin tilde, como en el original latín), su pronunciación correcta es /kármina/. Para evitar que un hispanohablante pronuncie la palabra erróneamente (lo cual sucede con mucha frecuencia entre músicos y locutores), en un primer momento la Real Academia Española[10]​ determinó que a las palabras latinas se les colocara la tilde (en casos como este, en que la ortografía latina no coincide con la española) Sin embargo, se ha producido un nuevo cambio de criterio de la RAE respecto a la homogeneización del uso y escritura de extranjerismos en la lengua para que también el latín cuando se ha adaptado (convertido) sí se acentúe, por ejemplo cuórum,[11]​ y cuando no (latín crudo), se tiene que poner en cursiva como el resto de voces extranjeras cuando se insertan en un texto en español, como en quorum, paddle, baseball, etcétera. Por esta razón, la Fundación Fundeu aclara este caso específico siguiendo la nueva política de la RAE de que su uso, al tratarse de latín crudo, se haga sin tilde y, tanto por ser un extranjerismo como por ser el título de una obra, ha de estar siempre en cursiva.[12]

En estos poemas se hace gala del gozo por vivir y del interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, y con su crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos, dan una visión contrapuesta a la que se desarrolló en los siglos XVIII y segunda parte del XIX acerca de la Edad Media como una «época oscura».

En los Carmina Burana se satirizan y critican todas las clases sociales en general, especialmente a las personas que ostentaban el poder en la corona y sobre todo en el clero. Las composiciones más características son las Kontrafakturen, que imitan con su ritmo las letanías del antiguo Evangelio para satirizar la decadencia de la curia romana, o para construir elogios al amor, al juego y, sobre todo, al vino, en la tradición de los carmina potoria. Por otra parte, narran hechos de las cruzadas, así como el rapto de doncellas por caballeros.

Asimismo, se concentra constantemente en exaltar el destino y la suerte, junto con elementos naturales y cotidianos, incluyendo un poema largo con la descripción de varios animales. La importancia de esta serie de textos medievales es que sencillamente es la más grande y antigua colección de versos de carácter laico del medievo, puesto que lo acostumbrado era realizar únicamente obras literarias religiosas.

La colección se encuentra dividida en seis partes:

O Fortuna se refiere a suerte.

O Fortuna es un poema goliardo escrito en latín medieval a principios del siglo XIII que forma parte de la colección conocida como Carmina Burana.[13]

Su actual popularidad se inició con la versión del músico alemán Carl Orff (1936), tocada tanto por grupos de música clásica como por artistas de otros estilos, como el caso de la agrupación Therion en su disco Deggial, o por Enigma en su disco The Screen Behind the Mirror, especialmente en los temas «Gravity of Love» y «Modern Crusaders», y del grupo Era en su disco The Mass y en el tema también titulado «The Mass». Fue usada también en la película de 1981 Excalibur, de John Boorman, basada en la obra de Sir Thomas Malory La muerte de Arturo. Además, una pequeña parte del poema también fue usado en una canción de la banda británica Little Mix «Lightning».

O Fortuna
velut luna,
statu variabilis
semper crescis
aut decrescis
vita detestabilis
nunc obdurat
et tunc curat
ludo mentis aciem,
egestatem,
potestatem
dissolvit ut glaciem.

Sors immanis
et inanis,
rota tu volubilis,
status malus,
vana salus
semper dissolubilis,
obumbrata
et velata
michi quoque niteris;
nunc per ludum
dorsum nudum
fero tui sceleris.

Sors salutis
et virtutis
michi nunc contraria,
est affectus
et defectus
semper in angaria.
Hac in hora
sine mora
corde pulsum tangite;
quod per sortem
sternit fortem,
mecum omnes plangite!

Oh Fortuna,
como la Luna
variable de estado,
siempre creces
o decreces;
Vida detestable
ahora oprime
después alivia
como un juego,
a la pobreza
y al poder
derrites como al hielo.

Suerte monstruosa
y vacía,
tu rueda gira,
perverso,
la salud es vana
siempre se difumina,
sombrío
y velado
también a mí me mortificas;
ahora en el juego
llevo mi espalda desnuda
por tu villanía.

La Suerte en la salud
y en la virtud
está contra mí,
me empuja
y me lastra,
siempre esclavizado.
En esta hora,
sin tardanza,
toca las cuerdas vibrantes,
porque la Suerte
derriba al fuerte,
llorad todos conmigo.

Otro de los textos más conocidos de los Poemas de Buran es In taberna quando sumus. Este poema de arte menor, probablemente escrito en el siglo XII, está compuesto por octosílabos con rima consonante estructurados en siete estrofas de dos cuartetos pareados. A su vez las seis primeras estrofas están también agrupadas de dos en dos, dejando los dos cuartetos pareados finales a modo de salida o cierre.[14]

La primera estrofa es una captatio, donde el autor se ubica en primera persona en el lugar de la acción, la taberna, y pide atención a la audiencia usando una falacia de causalidad: que si ha de hablar, que sea escuchado. El goliardo además se incluye entre los frecuentadores del espacio y despierta la curiosidad de la audiencia diciendo que va a explicar lo que allí sucede, que es digno de investigar. A renglón seguido describe las tres actividades principales que se dan lugar en la taberna: beber, apostar y realizar actividades licenciosas o desordenadas. Y los tres resultados que obviamente se pueden obtener: enriquecerse, morir o acabar desplumado, pero que gracias al vino ninguno siente temor de la muerte.

El grueso del poema comienza con una larga enumeración de las personas por las que se brinda y bebe, donde se mezclan todo tipo de gentes y condiciones, para en la segunda parte hacer esta relación menos una lista por puntos y más una relación de opuestos a través del uso de la anáfora (fragmento que se puede ver traducido más abajo). Si bien la hilaridad de la segunda parte es por los contrastes y porque generalizando da la impresión de que todo el mundo bebe, en la enumeración inicial el humor viene dado porque es imposible brindar y beber, por muy santos y puros que sean los motivos, hasta quince veces sin acabar completamente beodo, pero además, es que esa enumeración se puede entender como lineal, pero también como exponencial, algunas traducciones lo traducen como el primer brindis, el segundo brindis, etcétera,[7]​ y otras como "brindemos tres veces", "brindemos cuatro veces", "brindemos cinco veces", etcétera,[15]​ habiendo también algunas traducciones que consiguen mantener la ambigüedad.[16]

El poema, tras una última confesión a lo presto que se va el dinero por mucho que sea para quien bebe sin freno, por muy alegremente que se haga, cierra con una amenaza ingeniosa apelando a las sagradas escrituras un tanto blasfema: se usa una referencia bíblica diciendo que aquellos quienes les juzguen (a los que beben, a los que frecuentan las tabernas) no serán contados entre los justos, ya que el último verso («et cum iustis non scribantur») es un eco del salmo 69, 28 de la Vulgata, que dice: «Deleantur de libro viventium et cum iustis non scribantur»: «Que sean borrados de libro de la vida y no sean inscritos con los justos».[17]

Bibit hera, bibit herus
Bibit miles, bibit clerus
bibit ille, bibit illa
Bibit servus cum ancilla
Bibit velox, bibit piger
Bibit albus, bibit niger
Bibit constans, bibit vagus
Bibit rudis, bibit magus

Bibit pauper et egrotus
Bibit exul et ignotus
Bibit puer, bibit canus
Bibit presul et decanus
Bibit soror, bibit frater
Bibit anus, bibit mater
Bibit ista, bibit ille
Bibunt centum, bibunt mille

Bebe la señora, bebe el señor,
bebe el soldado, bebe el cura,
bebe el hombre, bebe la mujer,
bebe el siervo con la criada,
bebe el rápido, bebe el lento,
bebe el blanco, bebe el negro,
bebe el perseverante, bebe el vago,
bebe el ignorante, bebe el sabio.
 
Bebe el pobre y el desvalido,
bebe el desterrado y el desconocido,
bebe el muchacho, bebe el anciano,
bebe el presidente y el decano,
bebe la hermana, bebe el hermano,
bebe el viejo, bebe la madre,
bebe éste, bebe aquél,
beben cientos, beben miles.

Aunque existen otras versiones, la que más fama ha alcanzado de las que toman estos versos como base es la obra homónima de Carl Orff (1895-1982), un compositor alemán que puede ser enmarcado dentro de la corriente del neoclasicismo musical. Su versión, compuesta entre 1935 y 1936, fue presentada el 8 de junio de 1937 en la Alte Oper de Fráncfort del Meno, dirigida por Oskar Wälterlin.[18]

Cármina Burana atrajo a Orff por lo diverso de sus versos, que eran tanto humorísticos como tristes o sugestivos. Entonces eligió unos veinte al azar y los arregló en crudas canciones para solistas y coro, acompañados por instrumentos y, según el subtítulo de la obra, «mágicas imágenes».

Este trabajo ejemplifica la búsqueda de Orff por un idioma que pueda revelar el elemental poder de la música, permitiendo al oyente experimentar la música como una fuerza primitiva y abrumadora. La poesía de los goliardos, que no solamente cantaba al amor y al vino, sino que también se burlaba de la clerecía, encajaba perfectamente en el deseo de Orff de crear una obra musical que apelara a la «musicalidad fundamental» que, como él creía, todo ser humano poseía. Absteniéndose de una desarrollada melodía y una compleja armonía y articulando sus ideas musicales a través de sonidos básicos y patrones rítmicos fácilmente discernibles, Orff creó un idioma que muchos hallaron irresistible. A pesar del notable sentimiento «primitivo» de Carmina Burana, Orff creía que la profunda llamada de la música no era meramente física.

La versión de Orff constituye, junto a Catulli Carmina y Triunfo de Afrodita, la trilogía Trionfi. Orff subtituló la composición: Cantiones profanæ cantoribus et choris cantandæ comitantibus instrumentis atque imaginibus magicis (en español: «Canciones laicas para cantantes y coreutas para ser cantadas junto a instrumentos e imágenes mágicas»).

La obra se compone principalmente de versos en latín, aunque cuenta con fragmentos en alto alemán medio y provenzal antiguo. Su fragmento más conocido es el «O Fortuna», que constituye la primera parte del preludio y que se repite al final de la obra.

En la cantata, además de la orquesta y coros, intervienen solistas (soprano, tenor, barítono), destacando su abundante y espléndida percusión.

De la colección completa de los Carmina Burana, Orff escogió veinticuatro canciones y las ordenó de modo que pudieran ser representadas en un escenario. En cuanto a la música, se amoldó a la sencillez de los textos. Aproximadamente la mitad de las piezas son canciones cuya melodía se repite en cada estrofa casi sin variantes, limitándose algunas veces a realizar simples escalas mayores o menores.

El ritmo es el encargado de dar variedad al conjunto, impidiendo así cualquier monotonía. Esta riqueza rítmica es, tal vez, la característica más importante de los Carmina Burana de Orff. Hay en la obra una clara influencia de las obras Las bodas y Edipo rey, de Ígor Stravinski (véase el Diccionario Groove de música).

La obra de Orff consta de una introducción, tres partes y un final, con un total de veinticinco números:



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