El filtro de cartón (nombre técnico), cartaja (coloquial) o toncar (juego de palabras), internacionalmente conocido en inglés como paper tip, es un pequeño trozo rectangular de cartón que se enrolla a modo de cilindro para usarse como filtro en un cigarrillo de cannabis. Se coloca en el extremo del cigarro, entre la boca y la droga.
Los filtros de cartón se comercializan bajo este nombre en las grow shops, las tabacaleras y otros puntos de venta de artículos para el fumador. A pesar de sus riesgos para la salud, es el formato de filtro más usado para fumar cannabis.
Extendidos tienen un tamaño aproximado de 6 × 2.5 cm, y se enrollan sobre sí mismos para formar un cilindro. Es frecuente que el extremo interior se doblegue con forma de zig-zag (Z, M, W... etc.) o espiral para contener las pequeñas partículas de hierba dentro del cigarro y que no pasen a la boca del fumador. La mayoría filtros de cartón comerciales se venden troquelados (con diminutas perforaciones) que facilitan el zig-zag.
A pesar de denominarse filtro, la cartaja realmente no filtra en absoluto el humo de la combustión. Sirve, más bien, como refuerzo para liar y sostener el cigarrillo, mantener su forma y no desperdiciar las últimas caladas.
En la práctica, el filtro de cartón no frena la inhalación de partículas tóxicas como el alquitrán del cannabis, producto de la combustión. Esto se suma al hecho de que las inhalaciones con un cigarro de cannabis son mucho más profundas y duraderas que las realizadas con un cigarro de tabaco, por lo que en se deposita una mayor cantidad de sustancias tóxicas en el pulmón. Su uso frecuente supone un riesgo para la salud del aparato respiratorio, aunque es mejor que nada; En cierta medida, las cartajas ayudan a disminuir la temperatura del humo, especialmente cuanto más anchas sean. Esto es importante puesto que el humo caliente reseca la garganta y es dañino para las paredes internas de la boca y la garganta.
Ocasionalmente se usan filtros de esponja, espuma o acetato, los mismos que se usan para fumar tabaco. No obstante, éstos obstaculizan la inhalación del THC y otros cannabinoides que provocan los efectos psicoactivos, por lo que muchos fumadores prefieren no usarlos. En un estudio analítico se comprobó que el filtro de esponja absorbe hasta cuatro veces más THC que la cartaja.
Los filtros de carbon activado son poco comunes, pero sin embargo son los más efectivos a la hora de reducir la cantidad de toxinas. En su interior están rellenos de pellet de carbón activo, que actúa como bloqueador de diversas sustancias nocivas pero sí permiten el flujo de los cannabinoides. En el extremo interno del filtro se encuentra una pieza de cerámica que refrigera el aire. Los filtros de carbón reducen el sabor amargo, la absorción de toxinas y el aire caliente, por lo que son una medida más saludable a la cartaja.
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