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Casa Grande de Bartolomé Hurtado



La casa grande de Bartolomé Hurtado también conocida como la casa Hurtado y como la casa de recreo del arquitecto real, se encuentra ubicada en Parla, es una casa histórica de grandes dimensiones, la fachada principal se encuentra el entorno de la Plaza de la Constitución concretamente en el número 6.[1]

Data que fue construida en el siglo XVII, aproximadamente entre 1665 y 1670, por su dueño, el arquitecto Real Bartolomé Hurtado García, con el objetivo de pasar grandes temporadas de descanso en ella, sobre todo durante las fiestas patronales de septiembre. Conocida como casa grande, ya que el terreno de la casa cuenta con una gran superficie de más de 930 m², aunque de ellos solo construidos tres mil setecientos noventa y siete pies cuadrados superficiales solo la parte de vivienda, sin contar la huerta y el corral. Añadiendo que el señor de Parla, Baltasar Barroso de Ribera, dictó la donación de una casa ubicada junto la casa de recreo a favor de Bartolomé Hurtado, que formarían una sola mediante unas obras.

La casa contaba con tres alturas, la parte alta se oculta en la infraestructura del tejado, y la segunda cuenta con dos balcones con rejas, la fachada estaba realizada en ladrillo toledano y piedra en la parte inferior, con detalles en granito alrededor de las ventanas y puerta, materiales típicos de la época, e integra el escudo de armas del arquitecto a la alto de la fachada principal, situada en la Plaza de la Constitución, número 6 (antes denominada Plaza Mayor y que durante la época franquista se denominó como plaza del caudillo), siendo esta la plaza urbana más antigua de Parla con una estructura cuadrangular, utilizada durante más de tres siglos para celebrar las fiestas del municipio, se daban desde los pregones, procesiones, corridas de toros, obras teatrales. La plaza se encuentra rodeada de edificios importantes de la historia del municipio parleño, además de la casa Hurtado se ubican los dos ayuntamientos y la antigua casa horno, conocida así por el último uso que se le dio y que tiende a confundirse con la Hurtado pues ambas son de la misma época realizada de materiales muy similares por lo que podría haber sido el mismo quien la diseño. El lateral de la casa Hurtado se ubica en la Calle Fomento, tiene un rebaje en la altura del tejado debido a la obra de añadido que realizó el arquitecto, además de contar en esa fachada con un hueco donde se situaba el retablo de la virgen, a continuación se situaba la parte de corral, llegando el terreno hasta la Calle Arena, siendo esta la parte trasera de la casa. La distribución de la casa en su interior se formaba de la siguiente manera: En la parte de vivienda se encontraba el portal de la entrada, salón, cocina y varios dormitorios en la parte baja, en la parte de arriba destacan las escaleras con baldosa de Villaseca, subiendo por ellas se encontraba un pequeño estudio para realizar sus proyectos, y una zona para invitados ya que era una familia muy grande con muchos hijos, también contaba con un patio central donde se encontraba la huerta jardín con estanque y pozo con noria para regar, desde el patio se accedía a otras zonas como el baño, almacenes, corral, gallinero, cuadra, leñero, fregadero y a las cuevas subterráneas que eran utilizadas como bodega para guardar los alimentos.[2]

Tras la muerte de Bartolomé Hurtado, en septiembre de 1698, costa en su último testamento que la casa pasaría en herencia a su hijo Agustín Hurtado Beloso, con la obligación de su mantenimiento y la conservación del escudo de la fachada, después cuando este falleciera pasaría a la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad con las mismas condiciones y así sucedió tras la muerte de Agustín en 1725. En 1747 debido al gran conste de mantenimiento con la autorización del arzobispado de Toledo, fue vendida a Don José Curcio Palomero Hurtado, siempre con las mismas condiciones de los antiguos propietarios que dejó reflejado en el testamento de Bartolomé, en 1758 Don Jose deja de pagar anualmente la casa, por lo que se originó un pleito, cuya sentencia fue a favor de la hermandad recuperando la casa, que vuelven a vender en 1767 a Juan Díaz Villete y este la vende en 1786 a Manuel Sumiano, que decide venderla entre 1797-1798 el cual es obligado a realizar unas escrituras con la descripción detallada de la casa ya que iba a ser propiedad del Estado, sería el responsable de revisar y detallar la estructura y elementos de la casa el arquitecto Juan Antonio Cuervo. Con el paso de los años la casa fue adquirida por diferentes propietarios, sufriendo varias reformas con el paso del tiempo, como el enfoscado de la fachada pintada de blanco con cal, como paso con la mayoría de las casas del casco histórico de Parla. En el siglo XX la casa fue comprada por una de las familias más importantes de Parla, los Bello, esta casa seria heredara por su hijo Román Bello, que llegó a ser alcalde en 1960 hasta 1968, cuando su tía Mª Paz Bello, enviudo esta pasaría a vivir en la casa hasta su fallecimiento y fueron los últimos propietarios hasta la compra por el ayuntamiento.[3]

La casa cuenta con una protección como edificio histórico por su antigüedad y por pertenecer a un personaje ilustre de la historia de España. El 16 de enero de 1986, fue catalogada mediante una normativa de protección de edificios y espacios de Parla con un nivel ambiental. En 1991 hubo un gran interés por parte del arzobispado para recuperar la casa, la cual se firmó un convenio para ceder al menos 250 m² de la parte trasera, que da a la Calle Arena, para actividades religiosas. Pero no se procedería su cesión hasta más de una década después. En 1997 se aprueba un plan general de ordenación urbana, recibiendo un nivel de protección estructural, catalogando la casa como edificio histórico por la propia dirección general de patrimonio de la Comunidad de Madrid.[4]

En 2001, la casa pasa a ser propiedad del Ayuntamiento de Parla, con la iniciativa de desarrollar el futuro museo histórico de la ciudad.[5]​ En 2005 la dirección general de patrimonio aprueba cofinanciar la rehabilitación de la casa Hurtado proyectando la restauración, con la recuperación de su estética original de ladrillo y piedra, respetando todos sus elementos originales y replicar todo aquello que este en estado ruinoso, siendo asesorados por el cronista oficial de Parla José Antonio Mateos, para ser utilizada como casa museo de Parla.[6][7]​ En 2015 se acordó una vez se produzca la rehabilitación del edificio, además de ser utilizada como Casa Museo, tanto de la historia de Bartolomé Hurtado como de la propia historia de Parla, se propone la creación en la parte del corral de un espacio, recreando una corrala teatral de época y que también se utilice como cine de verano.[8]



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