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Castella adulterina



En la historia de Inglaterra de los siglos XI a XIII, la castella adulterina[1][nota 1]​ (en inglés adulterine castle; en español, castillo adulterino) se refiere, normalmente, a un castillo construido sin la autorización o permiso del monarca o, siguiendo la tradición de los normandos recién llegados a las islas británicas, de un duque.[3][1]

Así, en 1102 Enrique I asedió al castillo de Bridgnorth, construido «en contra de las órdenes del rey» por el rebelde Robert de Belleme.[4]​ El compendio de leyes redactado entorno al 1115, The Laws of Henry I (Las leyes de Enrique I) señalaba el delito de «construir un castillo sin permiso» (castellatio sin licentia)[4]​ o «contra las órdenes de».[3]​ No obstante, entre 1111 y 1118, el señor de Le Puiset construyó tres fortificaciones de este tipo.[5]

Algunos autores, sin embargo, señalan que el término, sobre todo en el contexto de la Anarquía (1135-53), no se refiere tanto a que los castillos fueron construidos sin licencia o permiso, sino porque fueron construidos y usados por las facciones rebeldes.[6]

Aunque la única definición contemporánea «oficial» es la que aparece en el último artículo de la nueva redacción de la Carta Magna, de 1217, que señala el fin de la primera guerra de los barones (1215-17).[nota 2]​ que señala que las castra adulterina son «aquellos castillos construidos o reconstruidos a partir del comienzo de la guerra librada entre el rey Juan y los barones de Inglaterra»,[3]​ otra definición extendida sería la de un castillo construido sin el permiso específico del monarca de coronarlo con almenas.[7][8][9]​ En este sentido, uno de las primeras menciones de un permiso de almenar de que se tiene constancia fue el permiso que el rey Esteban concedió en 1141 a Geoffrey de Mandeville,[6]​ a quien la emperatriz Matilde también le concedió permiso ese mismo año para construir un novum castelum super Lviam, probablemente el castillo de South Mimms.[6]

El gran número de estos,[7][nota 3]​ construidos sobre todo a partir de mediados del siglo XI y, más tarde, durante el reinado Esteban de Inglaterra, a mediados del siglo XII, llegó a suponer, según el historiador y geógrafo Norman Pounds «la raíz de todos los males del reinado» de Esteban.[3]

Sin embargo, el término es confuso, entre otras consideraciones porque no está bien documentada la historia de la construcción de fortificaciones en Inglaterra antes del siglo XI, y existe aún mucho debate entre los historiadores acerca de quién tenía permiso para construir fortificaciones o bajo qué circunstancias.[3][1][nota 4]​ En parte, la dificultad de definir al castillo adulterino se debe a la falta de documentación respecto a su construcción, precisamente por haber sido construido sin permiso.[12]​ Otro aspecto a tener en cuenta es que no toda fortificación de la época es un castillo en el sentido de una construcción sólida[13][14]​ que pueda resistir a un asedio[nota 5]​ y que lo más probable es que se tratarían de motas castrales o de shell keeps típicos de Inglaterra en esa época, o simples castros —incluso fuertes de madera o empalizadas—, sobre todo si se tiene en cuenta las dificultades que suponen para la construcción los tiempos de guerra.[10]​ Así mismo, es probable que en muchas casos la fortificación, no solo con almenas, sino también lon fosos, fuese incluso simplemente simbólica, de la misma manera que hoy en día muchas de las alarmas contra robo y la cámaras de vigilancia son postizas.[6][nota 6]

No obstante lo anterior, salvo algún caso en concreto, no consta que un monarca concedería licencias expresas para construir castillos hasta el reinado de Juan I[1]​ a finales del siglo XI, aunque está documentado el permiso que Enrique I concedió al arzobispo de Canterbury en 1127 para construir en Rochester un municuionem (fortificación) o turris (torre).[1][nota 7]

Las guerras civiles acontecidos durante los reinados de Esteban de Inglaterra (la Anarquía, 1135-1153[nota 8]​ y del rey Juan (primera guerra de los barones (1215-17)[nota 9]​ trajeron consigo sendas reafirmaciones del poder del monarca, las cuales incluían la destrucción de los castillos adulterinos.[4]

Un claro ejemplo de la construcción de un castillo adulterino tiene lugar en la década de 1140 cuando la ciudad de Coventry y su castillo fueron asediados y los sitiadores, liderados por el anterior dueño del castillo, el barón Gernon,[20]​ construyeron un castillo adulterino[21]​ de entre las obras que se estaban llevando a cabo para la construcción del monasterio benedictino —y futuro catedral— de St. Mary.



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