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Castillo de los Calatravos



¿Dónde nació Castillo de los Calatravos?

Castillo de los Calatravos nació en Teruel.


El castillo de los Calatravos es un castillo situado en Alcañiz (Teruel), en Aragón, España, que perteneció a la Orden de Calatrava. Esta orden militar tuvo un importante papel en la reconquista de la villa en 1157; las dependencias más antiguas datan de los siglos XII y XIII, sobresaliendo la capilla, el claustro y la torre del homenaje con importantes pinturas murales de estilo gótico lineal, de principios del siglo XIV, con temas juglarescos y caballerescos. La fachada es del siglo XVIII.[2]

Durante los siglos XIV y XV se le agregaron elementos de ornamentación mudéjar tanto en el propio castillo como en las murallas que lo rodeaban. Desde 1968, alberga un parador nacional de turismo.[2]

Situado en lo alto de una loma, el castillo de los Calatravos se constituyó como punto estratégico desde sus inicios, posiblemente en época romana y posteriormente durante la ocupación musulmana.[3][2]​ A lo largo de la historia ha sido utilizado para diversos menesteres, desde castillo, palacio, cárcel, cuartel, hasta cementerio y residencia, siendo utilizado actualmente como ubicación del Parador de turismo «La Concordia» de Alcañiz. Es por ello por lo que no debe extrañar que el edificio original sufriera gran número de intervenciones y reformas a lo largo del tiempo, dando lugar a una construcción ecléctica de estilo y planta.[3]

La zona más antigua del castillo es la zona nordeste, en ella se ubica la torre del homenaje y la capilla, datadas a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII.[2]

El castillo vive una historia totalmente unida al devenir del núcleo poblacional de Alcañiz, de este modo, tras pasar a mediados del siglo XII Alcañiz a territorio aragonés, la ciudad pasa a ser propiedad de los señores Sancho Aznárez, don Palacín Beltrán de Santa Cruz y don Artal de Aragón. Es esta época en la que la villa recibe Fuero Real en 1157 de Ramón Berenguer IV y llevó a cabo una ampliación territorial. Finalmente, en 1179, Alfonso II de Aragón concede el castillo, así como un gran grupo de aldeas y lugares vinculados a la villa, a la Orden Militar de Calatrava. De este modo, la Sede de la Encomienda se ubica en el castillo.[3][2]

La progresiva independencia del Concejo de Alcañiz, con el apoyo de los monarcas aragoneses, y su importante judería, chocan constantemente con los señores calatravos del castillo. En 1283 se produce en la villa de Alcañiz una de las muchas sublevaciones contra el poder señorial que ejercía la Orden de Calatrava (a la que finalmente venció)[4]​. La Encomienda Mayor de Calatrava no respetaba las libertades que Ramón Berenguer IV había concedido a la villa al otorgarle la Carta de población en 1157.[2]​ En el siglo XIV se inicia la construcción del claustro, así como de una serie de dependencias ordenadas en torno a éste, y también se realiza la decoración mural de la Torre del Homenaje.[3]

Al morir el monarca Martín I de Aragón sin descendencia, la villa de Alcañiz se convirtió en residencia del parlamento aragonés (que se alojó en el Castillo de los Calatravos entre septiembre de 1411 y julio de 1412), y de aquí salieron los nueve jueces o compromisarios que debían elegir un nuevo rey para Aragón en lo que vino a llamarse la “Concordia” de Alcañiz.[2][3]

Más tarde, durante el siglo XVIII se procede a realizar una gran reforma que transformará el antiguo castillo medieval en un típico palacio aragonés (conocido como Palacio de los Comendadores) del tardo-renacimiento, caracterizado por presentar una fachada de grandes dimensiones (datada en 1738), rematada por dos grandes torres cuadradas, a la que se accede por un camino de ronda y una rampa datados en el siglo XIX y fruto de una de las últimas reformas que el complejo sufrió.[3]​ Destacan por su gran interés las bellas pinturas murales de estilo gótico-lineal de principios del siglo XIV, que están consideradas como uno de los conjuntos más importantes de Aragón y, en el interior de la capilla, el sepulcro labrado en alabastro de Juan de Lanuza, obra contratada por Damián Forment en 1537. Durante la Guerra de la Independencia, el castillo fue tomado por los franceses, pero las tropas españolas lo recuperaron en 1813[5]​. Durante las Guerras Carlistas, el castillo de Alcañiz fue convertido en cuartel por Ramón Cabrera.[2]

En 1968 se inauguró su reacondicionamiento como parador nacional. En un primer momento el parador se localizaba en el edificio conocido como «palacio de los Comendadores», datado en el siglo XVIII, y pasó a denominarse «Parador nacional de la Concordia».[3]​ Desde 1992 a 1997 el Gobierno de Aragón promovió diversos trabajos de acondicionamiento y restauración en el inmueble que se destacaron por la instalación de un salón de actos y la restauración del sepulcro de Don Juan de Lanuza, así como de la torre del homenaje.[3]

Nuevamente, entre los años 2000 y 2001 se restauró la decoración mural interior del castillo mediante un convenio de colaboración entre el Ministerio de Educación y Cultura, el Gobierno de Aragón y Caja de Ahorros de la Inmaculada consiguiendo con ello la puesta en valor de este gran conjunto pictórico.[3]​ El Boletín Oficial de Aragón de 30 de abril de 2004 publicó la Orden de 2 de abril de 2004 del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, por la que se completa la declaración originaria de Bien de Interés Cultural del denominado castillo de los Calatravos, conforme a la disposición transitoria primera de la ley 3/1999, de 10 de marzo, de Patrimonio Cultural Aragonés, que incluye su delimitación, los bienes muebles integrantes del bien y el entorno afectado por la declaración.[3][1]

Es uno de los castillos más complejos de Aragón, fundamentalmente debido a la organización mixta de ser al tiempo castillo y palacio. Por un lado destacan sus grandes dimensiones y la mezcla de estilos que se encuentran en él.[2][6]

Claustro del castillo.

Puerta románica.

Sepulcro de Juan de Lanuza.

Puerta Palacio de los Comendadores.

Fachada principal del Palacio de los Comendadores.

Interior del Palacio.

La fortaleza presenta planta trapezoidal que abarca el complejo conjunto de edificaciones, que podemos ver divididas en dos grandes zonas:

El castillo de Alcañiz destaca por conservar una buena colección de pinturas murales góticas datadas a lo largo del siglo XIV.[2][6]​ Estas pinturas murales son un importante conjunto de decoración de carácter narrativo histórico-caballeresco, con composiciones alegóricas de carácter religioso y profano. Las más antiguas, datan del año 1200 y son las que se encuentran en el atrio de la iglesia románica del castillo, o capilla, con escenas religiosas del Nuevo Testamento y una escena de combate entre soldados calatravos y defensores del Islam, destacando la figura del monarca.[3][6]



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