x
1

Catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos



La catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos es, según muchos historiadores, un evento histórico consistente en una acusada disminución de la población indígena en América a raíz de la llegada de los europeos al continente que se debió a múltiples factores, entre las que se incluyen las enfermedades que trajeron[1]​, los conflictos bélicos productos del proceso colonial y la esclavitud.[2]

Las cifras de población de los pueblos indígenas de América antes de la colonización han resultado difíciles de establecer. Los estudiosos se basan en datos arqueológicos y registros escritos de los colonos europeos. A finales del siglo XX, la mayoría de los estudiosos se inclinaban por una estimación de unos 50 millones, y algunos historiadores defendían una estimación de 100 millones o más.[3][4]

En un esfuerzo por eludir el control que el Imperio otomano ejercía sobre las rutas comerciales terrestres hacia Asia oriental y el control que la bula Aeterni regis concedía a Portugal sobre las rutas marítimas a través de la costa africana y el océano Índico, los Reyes Católicos decidieron financiar el viaje de Colón en 1492, lo que finalmente condujo al establecimiento de Estados coloniales y a la migración de millones de europeos a las Américas. La población de africanos y europeos en América creció de forma constante a partir de 1492, mientras que la población indígena empezó a caer en picado. Enfermedades euroasiáticas como la gripe, la peste pulmonar o la viruela devastaron a las poblaciones americanas ya que no eran inmunes a ellas. Los conflictos y las guerras directas con los recién llegados de Europa occidental y otras tribus americanas redujeron aún más la población y perturbaron las sociedades tradicionales. El alcance y las causas del declive se han calificado de genocidio.[5][6]

Si bien los investigadores varían en sus estimaciones sobre la cantidad de habitantes que existía en América a la llegada de los conquistadores y el porcentaje en que disminuyó la población desde entonces, hay un consenso general en que, efectivamente la población americana disminuyó en el primer siglo de la conquista de América, y que esa disminución fue considerable.

Más allá de ese consenso general los investigadores se han dividido tradicionalmente en minimalistas y maximalistas según propongan cantidades más bajas o altas, tanto para la población precolombina como para la mortalidad posterior.

En la actualidad existen tres corrientes historiográficas con posturas divergentes respecto a la población americana precolombina:[7]

Cálculos de diversos expertos (en miles):[9][nota 1]

Existen numerosas estimaciones sobre la población de áreas concretas de América como la zona mexicana central o la zona andina.[10]

Ocasionalmente los historiadores defensores a área en dicha corriente. Por ejemplo Denevan, que defiende una estimación poblacional para toda América encuadrable dentro de la corriente alcista moderada o intermedia, defiende sin embargo la existencia de una gran desproporción entre el México Central y el resto de América, pues para esa área concreta defiende unas magnitudes cercanas a la mitad de toda la población americana y encuadrables en la corriente alcista.

Una de las primeras estimaciones sobre la población precolombina la hizo Fray Bartolomé de las Casas,[11]​ para la isla de La Española, que tendría según el religioso de 3 a 4 millones de habitantes antes de la llegada de los hispánicos.

Las estimaciones modernas como en el resto de zonas de América fluctúan en torno a corriente alcistas o moderadas. La estimación más alcista es la que defendieron Sherburne Friend Cook y Woodrow Wilson Borah en la década de los setenta del siglo XX: unos 8 millones.[11]​ Recientemente Frank Moya Pons usando el mismo método que Cook y Borah, pero con planteamientos diferentes -y el uso de los datos censales, como el de 1508- ha reducido la estimación a menos de 400.000 individuos.[11]​ El resto de estimaciones defienden posiciones bajistas como la de Rosemblat, quien defendió unos 120.000 habitantes para la isla en los momentos previos a la llegada de Colón o posiciones intermedias como las de Pierre Chaunu, según el cual habitarían la isla unos 500.000 individuos o Noble David Cook, que estima la población entre unas 500.000 y 750.000 personas.

En cuanto les sumamos las demás islas del Mar Caribe[12]​ nos surgen cifras como las de Krober (200.000 personas) quién hace una analogía respecto de sus cálculos sobre América del Norte, o las de Denevan, cinco millones, quién duplica sus estimaciones respecto de La Española porque el área es el doble de extensa, las de Rosenblat que, basado en las crónicas, estima en 300.000 o Sapper y sus estudios sobre la capacidad de carga de la tierra, habla de dos a tres y medio millones de de personas.

Estimaciones de la población del Caribe según fuente (por miles):[12]

Estimaciones sobre la población de La Española (por miles):[13]

Tras la conquista de los aztecas, los españoles emprendieron diversas campañas a esta región, se encontraron con varias ciudades mayas muy populosas desde el sur de México a El Salvador. En la parte sur de la península también hallaron varios señoríos agrarios muy poblados[14]​ además de ciertas tribus nómadas selváticas. Uno de los problemas al calcular el área es que varias veces los estudiosos han diferido que es Centroamérica, incluyendo o quitándoles partes importantes al territorio.

Desde las más bajistas estimaciones de 800.000 -Kroeber- a las más altas de 13.500.000 -Dobyns, quién usaba como método una estimación de una despoblación de cerca del 95%, o sea, que la población precolombina debió de ser de alrededor de veinte veces mayor que la de registros coloniales- hay varios puntos medios.[15]​ Denevan, Sapper y Driver calculan todos entre cinco a seis millones. Por su parte Steward habla de poco más de 700.000 aunque él excluye a Guatemala.

En cuanto a los mayas concretamente como grupo hay dos corrientes claramente diferenciadas de pensamiento:[16]​ por un lado están los que creen que a partir del siglo XII con el inicio de la decadencia de su civilización su población decreció, siendo un testimonio menor de lo que había sido al momento de llegar los españoles. Por el otro lado están los que creen que la población continuó creciendo hasta el siglo XVI, momento en que, al igual que en el resto del continente, cayó apresuradamente.

Entre las cifras que se dan varían desde los extremos de 280.000 que da Kroeber hasta las Helmurt O. Wagner de ocho o diez millones para el siglo XVI. En caso contrario esta Spiden y Sylvanus Griswold Morley que cifran en ocho y trece millones de mayas para los siglos VI y XII respectivamente pero que a partir de ese momento empiezan a decrecer.[16]​ Por su parte Eric S. Thompson da las cifras más moderadas, para el siglo IX habrían sido entre dos y tres millones.

Estimaciones según fuentes de población de Centroamérica (por miles):[15]

Dentro de la corriente alcista, Cook y Borah estimaron la población de esta área en unos 25 millones de personas,[17]​ mientras que Denevan defiende unos 21,5 millones y Dobyns hace la estimación más alta, unos 32,5 millones de habitantes.

En la corriente alcista moderada o intermedia podemos encuadrar los cálculos de Sapper que considera que esta zona estaba habitada por entre 12 y 15 millones de personas ante de la llegada de Cortés.

El demógrafo italiano Massimo Livi Bacci, ha hecho estimaciones encuadrables en esta posición alcista moderada. Así en una crítica a los cálculos de Cook y Borah, estimó que el cálculo de éstos hubiera supuesto una densidad de población para el México central superior a la de cualquier país europeo, y casi todas las regiones chinas e indias y según este autor esto es impensable en función de una productividad agrícola modesta (muy por debajo de las mayores de Europa o China), una tecnología agrícola insuficiente[18]​ y un agreste territorio que igualmente dificultaba el desarrollo agrícola a los niveles requeridos para sustentar a la población que estiman Cook y Borah.[19]

Sin embargo, las técnicas de agricultura desarrolladas por las civilizaciones de Mesoamérica (Olmecas, Mayas, Aztecas, Chichimecas, Huascas, Toltecas, Tlaxcaltecas, Zapotecos, etc.) han sido estudiadas por su gran ingeniería en el aprovechamiento de la tierra y agua la cual denota teconología agrícola suficiente para el abastecimiento de poblaciones propuestas por corrientes alcistas.

Para este demógrafo italiano, la población del México central no sería superior a los 10 millones de personas.[20]​ Rosenblat lleva la estimación a un nivel aún más bajo, apenas 4,5 millones.

Sin embargo, la más bajista es la de Henry L. Morgan, quien critica las cifras alcistas,[21]​ y cifra en un máximo de dos millones la población mexicana precolombina.[22]​ Además, algo muy común para dichas sociedades era que una vez que la tribu llegaba a un nivel de crecimiento superior a la permitida por el ecosistema la tribu se dividía y la "población sobrante" migraba a otra zona.[23]

Reducción demográfica mexicana en el siglo XVI (en miles):[24]

Esta región abarca una de las zonas más estudiadas y mejor documentadas de América. Su población debió ser mucho mayor que la de las demás áreas, excepto Mesoamérica. Entre los estados y pueblos que había en ella al llegar los españoles destacan, sin duda, primero el Imperio inca y en menor medida los pueblos chibchas como los muiscas y taironas.

Los cálculos más aceptados de la población incaica son de 11 a 15 millones de habitantes (Noble David Cook, W. Denevan, Sapper, Smith y Watchtel)[26]​,aunque hay estimaciones más alcistas de hasta 30 o 37 millones, como la de Dobyns y bajistas con solo 2 a 3 millones como la de Shea o la de Rosenblat, o hasta 6 de Rowe.[26]​ Por su parte, al parecer la zona más densamente poblada fue el Altiplano collano, hogar de los kollas y aymaras principalmente.[27]​ Los cálculos moderados defienden unas magnitudes poblacionales para esta área muy similares.

En cuanto a los muiscas podemos hablar de trescientos mil -Kroeber y Jaramillo- a dos millones -Triana-[28]​ aunque es frecuente la citación de la cifra de un millón[29]​ que da Hernández y eran los pueblos del actual territorio colombiano más avanzados junto a los taironas.[28]​ Por su parte, el reputado arqueólogo colombiano Reichel-Dolmatoff da la cifra de quinientos mil.[30][31]​ Por otro lado, los taironas fueron estimados entre seiscientos mil y el millón de personas.[32]​ Sin embargo, todos los estudios indican que los muiscas eran más avanzados que ellos en técnicas agrícolas y desarrollo de instituciones de gobierno por lo que eran más numerosos.[33]​ Tras la conquista algunos grupos de taironas buscaron refugio en las montañas de Santa Marta donde vivieron en relativo aislamiento hasta el final del siglo XIX.[34]

Estimación de la población de los Andes (por miles):[35]

Esta región, tan extensa, que abarcaba la Amazonia, sur de Brasil, este de Colombia, Venezuela, las Guayanas, Uruguay, Argentina, Paraguay y el centro-sur de Chile, y tan variada pues poseía un gran número de climas distintos. De selvas tropicales a estepas heladas. Es también una de las menos estudiadas, muy al contrario de los Andes centrales o de Mesoamérica.

Así pues las estimaciones varían de entre un millón -Kroeber- a algo más de once -Dobyns- pero igualmente se puede clasificar en bajistas, moderadas y alcistas. Entre las primeras esta Rosenblat quién hace un reajuste de los datos de Steward -basados en crónicas principalmente- y está en dos millones (un millón menos que su colega) y entre los segundos a Sapper con tres a cinco. Entre los alcistas, excluyendo a Dobyns, podemos mencionar a W. Denevan, quién nos habla de 8.500.000 de almas.[36]

Desde los años setenta empiezan a darse una serie de estudios sociales y nuevos descubrimientos arqueológicos que nos permiten darnos una mejor imagen de cuan avanzados estaban varios de los pueblos de esta región en comparación a los de comarcas vecinas.[37]​ Así por ejemplo Suzanne A. Alchon estima que pudieron ser entre siete u ocho millones (en comparación a los trece o quince que estima para los Andes centrales) lo que indica que la diferencia pudo ser suficiente para que cerca de un tercio de la población sudamericana viviera en estas regiones.

Según algunos autores, entre los grupos más importantes de estas regiones estas los guaraníes y tupíes, estrechamente emparentados, que son estimados en total entre el millón y medio y los dos millones de almas.[38]​ Por su parte los muchos pueblos de habla mapudungun son estimados en hasta un millón de personas al momento del primer contacto con los españoles.[39]

Estimación de la población de las tierras bajas (por miles):[37]

El territorio al norte del Río Grande siempre ha sido considerado bastante menos densamente poblado que latitudes más tropicales. Obviamente el clima jugó un papel importante en esto pero también el poco desarrollo tecnológico o político de sus pueblos, exceptuando algunos casos destacables. Los lugares donde se logró una mayor densidad fueron Florida, partes de California y Nueva Inglaterra y las cuencas de los ríos Colorado y Misisipi.

Dentro de las estimaciones bajistas podemos mencionar las de Mooney, Rivet, Wilcox, Kroeber, Rosenblat y Steward, todas en alrededor de un millón de habitantes.[8]​ Entre los moderados estarían Sapper y Ubelaker con dos a tres y medio millones y por último los alcistas, como Dobyns, quién estimó inicialmente en casi diez (1966) años después elevó la cifra de pobladores a dieciocho millones (1983).

Estimaciones de la población de EE. UU. y Canadá (por miles):[40]

Gabriel Fernández de Villalobos, marqués de Barinas, escribía que en Lima y Paita, donde había más de dos millones de indios, ya no quedaban más que cuatro mil familias en 1685.

Según el antropólogo Darcy Ribeiro, los indios fueron el combustible del sistema productivo colonialista español. En América Latina, había una población de aproximadamente setenta millones de amerindios antes de la llegada de los españoles y 150 años más tarde quedaban solo tres millones y medio. La mitad habían muerto por las pestes traídas por el hombre blanco. El resto fue asesinado en las guerras de la conquista o en el trabajo forzado de las minas e ingenios.[41]

En su libro El Holocausto en el contexto histórico, Steven Katz ha dicho al respecto:

El investigador estadounidense H. F. Dobyns[43]​ ha calculado que el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón. Por su parte, Cook y Borah, de la Universidad de California en Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que la población de México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623, menos del 3 % de la población original.[44]​ En 1492, España y Portugal juntos no superaban los 10 millones de personas[45]​ y en toda Europa vivían entre 57 y 70 millones.[46]​ México recién recuperaría la población que poseía en el siglo XV, en los años 1960.

El historiador peruano Villanueva Sotomayor sostiene que:

A continuación la estimación de Bartolomé de Las Casas sobre el número de indígenas muertos entre 1492 y 1542. Estas cifras son defendidas por algunos autores y rechazadas por otros. El mismo debate se da sobre las causas de las mismas (Las Casas culpa principalmente a la conquista militar, malos tratos y esclavización de aquella mortandad).[48]

Las causas que explican el drástico descenso demográfico en América han sido siempre causa de polémica. Desde ámbitos generalmente ajenos a la historiografía, políticos, periodistas y organizaciones políticas actuales, así como autores han consignado que la catástrofe demográfica fue fruto de campañas de exterminio sistemático, por lo que se trataría de un genocidio. Otros historiadores, en la misma línea, han señalado que serían las condiciones brutales de la sociedad colonial, como la "Encomienda", las que serían las responsables de la catástrofe demográfica, señalando que estas condiciones de explotación, no accidentales, constituirían un genocidio. Los defensores de la hipótesis del exterminio sistemático, en general, achacan la debacle demográfica a una acción intencionada de los europeos.[49]

En general, ningún historiador niega que las condiciones de servidumbre y explotación a que fue sometida la población indígena, fue causa de muertes, pero algunos sostienen que ningún esfuerzo humano podría reducir de un 60 a un 95 de población indígena bajo un sistemático que no existió y a lo largo de un siglo.[49]​ Pero existe un gran consenso entre historiadores, demógrafos y ecólogos que apuntan a la introducción de enfermedades desconocidas por los indígenas, y para las que carecían de defensas, como la causa fundamental de la debacle demográfica, estimando entre un 75 y un 95% de disminución de población achacable a las enfermedades epidémicas debido a un proceso de unificación micróbica del mundo[50]​ originado en occidente (Europa, Asia y África) debido a las dinámicas comerciales y que afectaron acumulativa y sucesivamente a indígenas de todas las edades.

Desde la década de 1980, existe un amplio consenso entre los investigadores sobre la influencia de las epidemias introducidas por los europeos en el rápido declinar de la población nativa americana. Las cifras manejadas van desde un 30 a un 95% de la población que existía antes de la llegada de los europeos. Pocos historiadores niegan el carácter brutal de la conquista y la sociedad colonial, que contribuyeron a empeorar y agravar la situación, aunque algunos sí lo hacen, como Ricardo Levene,[51]​ entre otros.

La demógrafa mexicana Elsa Malvido[52]​ estableció que en México, entre 1518 y 1540 se produjeron tres grandes epidemias de viruela (la primera quizás también incluyó sarampión) que aniquilaron en forma inmediata a la población, causando la mortalidad del 80%.[53]

El historiador hispanista de origen británico Henry Kamen[54]​analiza, en su obra Imperio, la debacle demográfica de la América Española. Así, consigna que la crueldad de los españoles fue indudable, señalando también que a los propios españoles el exterminio de los nativos no les convenía:

Sin embargo, afirma también, citando la obra de David Noble Cook Born to Die. Disease and New World Conquest, 1492-1650, que tal crueldad no pudo ser la causa de la catástrofe demográfica que asoló la población nativa, dada la escasez de población europea:

El ecólogo Jared Diamond, en su obra Armas, gérmenes y acero, ganadora de un premio Pulitzer y varios premios al mejor libro científico (como el Royal Society Prize for Science Books), estima el impacto de las enfermedades introducidas por los europeos en un 95% de la población:

Concuerda con el historiador Alfred Crosby quien en su libro "Imperialismo ecológico" plantea como la ecología "europea" consistente en animales, malas hierbas y vegetales implantados, pero sobre todo las infecciones y enfermedades prosperaron en América facilitando el triunfo de los europeos:

El investigador Jorge Gelman, opinando sobre el debate del genocidio y la catástrofe demográfica en la Conquista de América, sostuvo:

Respecto al mismo debate, y en línea con Henry Kamen, la historiadora argentina María Sáenz Quesada niega las imputaciones de exterminio sistemático argumentando que los europeos no podían eliminar a su mano de obra:

Robert McCaa introduce también las devastaciones ecológicas como factor agravante de la catástrofe demográfica:

Otros investigadores, como Ward Churchill, profesor de ética de la Universidad de Colorado en Boulder y activista étnico, sostiene que si bien las enfermedades fueron la causa directa que más incidió en la catástrofe demográfica los europeos agudizaron intencionalmente su efecto:

Uno de los inconvenientes que se han señalado[58]​ a la teoría de las epidemias como causa de la catástrofe demográfica, es que no se conoce ninguna pandemia que haya eliminado prácticamente la totalidad de la población de un continente, «debido a que, por norma, los virus, microbios y parásitos no acaban con la mayoría de sus víctimas».

Estimación del porcentaje de indígenas muertos según la peste:[60]

Tabla con las principales pestes ocurridas con el lugar donde pasaron:[61]

Otros factores añadidos[50]​ fueron los desplazamientos forzados de población por las políticas de reducción (pueblos de indios, aldeas) y por desplazamientos forzados de fuerza de trabajo hacia entornos distintos, así como lo que el historiador Nicolás Sánchez llamó "desgana vital", es decir, la decepción psicológica por la conquista y la desesperanza causada por el derrumbamiento del mundo indígena, así como la destrucción de economías de susbistencia en algunas sociedades[63]​.

Se debe mencionar que las enfermedades también provocaron una mortalidad indirecta debido a que causaban en varios casos abortos e infertilidad a quienes las sufrían o habían sufrido. Por ejemplo, una mujer enferma de sarampión tenía altas posibilidades de parir hijos mal formados o enfermos.[64]​ También es muy posible que entre los varones las paperas y la viruela causaran infertilidad.

Hay que mencionar también que las pestes se propagaron muy rápido, llegaban antes que los ejércitos españoles, así por ejemplo una peste de viruela afectó al Imperio inca en 1524 varios años antes de la llegada de Francisco Pizarro y que las zonas costeras de Colombia se vieron afectadas desde el año 1500, veinte años antes del establecimiento de asentamientos permanentes europeos.[65]

El ministro de Defensa de Bélgica (véase Genocidio en el Congo Belga), André Flahaut, sostuvo en 2004 que en América del Norte se cometió el mayor genocidio de la historia mundial, afirmando que la debacle demográfica se debió al asesinato y el exterminio y minimizando el papel de las epidemias. El exterminio continuaría según el ministro hasta hoy en día. Así lo afirmó al presentar el 8 de abril de 2004 un informe del gobierno titulado Genocidios. La crónica periodística transcribe así sus afirmaciones:

La Cumbre Continental de Pueblos y Organizaciones Indígenas, sostiene que han sido objeto de un proceso de genocidio:

El periodista y escritor Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América Latina, utilizando la palabra otrocidio como equivalente de genocidio, afirmando que los indígenas americanos fueron objeto de genocidio en nombre de la religión, lo que es equiparado con el genocidio que sufren actualmente debidos al progreso:

El historiador Oreste Carlos Cansanello,[69]​ de la Universidad Nacional de Luján, refiriéndose a una polémica sobre el uso del término "genocidio", la suscribe, pero no como campaña de exterminio sistemático, sino fruto de la explotación de los indígenas para la extracción de metales preciosos:

Sin embargo, el historiador argentino Félix Luna hizo el siguiente comentario a una noticia difundida por la agencia oficial de noticias bajo el título Se cumplen 513 años del mayor genocidio de la historia:

Cuando Cristóbal Colón llegó a América la población de los pueblos español y portugués juntas no llegaban a 10 millones de personas[71]​ y en toda Europa vivían entre 57,2 y 70 millones.[46]​ La población total de los pueblos originarios superaba varias veces la cantidad de españoles y portugueses en todas las estimaciones, y Dobyns la ha estimado en 110 millones.[43]

Los pueblos mexica e inca, cada uno, superaban en población a españoles y portugueses. Treinta años después, los pueblos español y portugués ya superaban en población a los mexicas y quechuas y un siglo después tenían más habitantes que toda la población indígena americana.

En esas condiciones, la posibilidad de que se mantuvieran en pie las culturas e imperios desarrollados autónomamente en América por milenios, era inverosímil. España, que llegó a América con menos de la mitad de la población mexicana, 20 años después tenía el doble, y 100 años después tenía más de diez veces la población mexicana. Frente a la magnitud de estos datos y el exterminio que por sí solos produjeron de las sociedades americanas, la incidencia de los factores militares o culturales en el proceso de conquista pueden considerarse menores.

El historiador estadounidense Charles Mann dice que España «no habría vencido al Imperio [azteca] si, mientras Cortés construía las embarcaciones, Tenochtitlán no hubiera sido arrasada por la viruela en la misma pandemia que posteriormente asoló el Tahuantinsuyu [...] La gran ciudad perdió al menos la tercera parte de población a raíz de la epidemia, incluido Cuitláhuac».[72]

Algo similar sucedió con el Imperio inca, derrotado por Francisco Pizarro en 1531. La primera epidemia de viruela fue en 1529 y mató entre otros al emperador Huayna Cápac, padre de Atahualpa. Nuevas epidemias de viruela se declararon en 1533, 1535, 1558 y 1565, así como de tifus en 1546, gripe en 1558, difteria en 1614 y sarampión en 1618.[73]​ Dobyns estimó que el 90 % de la población del Imperio inca murió en esas epidemias.

En Nueva España, el punto más grave de la debacle demográfica se vivió luego de la gran epidemia de cocoliztli y matlazáhuatl en 1576 y 1581, respectivamente, cuando la población indígena se redujo hasta 1 millón de individuos. El siglo XVII equilibraría la población mediante un mayor entrecruzamiento étnico y una mayor inmigración europea y será a mediados del XVIII cuando la población recupere un número aproximado (20 millones de habitantes) al que contaba Mesoamérica en el momento del contacto (1519).

Para reemplazar como trabajadores a la gran cantidad de indígenas muertos durante el siglo XVI, a partir del siglo XVII los europeos compraron alrededor de 60 millones de africanos al sur del Sahara, de los cuales unos 12 millones llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud.

Población africana exportada a otros continentes, no se incluye a los muertos en el trayecto (en miles):[75]

Arribo de esclavos a América entre 1500 y 1870 (miles):[76]

Tráfico de esclavos africanos por zona de destino en América (por miles):[77]

Evolución histórica de la población de América Latina (por miles):[78]

Evolución histórica de la población de Angloamérica (por miles):[80]

Composición étnica de la población de América Latina (por miles):

Inmigración no esclava a las Américas entre 1500 y 1998 (miles):[76]

En la siguiente tabla población de Hispanoamérica a fines del período colonial (por miles):

En la siguiente tabla aparece la población a finales del siglo XVIII según la estimaciones de Claudio Esteva Fabregat para Hispanoamérica:[95]

Estimación de la población americana en 1823 (en miles). Se los divide en 13.471.000 blancos, 8.610.000 indios, 6.433.000 negros y 6.428.000 de raza mixta:[96]

Población de América Latina según país hasta 1900 (por miles):[97]

Estimación de la población americana en 1849 (en miles):[98]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!