El catalán barcelonés o barceloní (catalán [bəɾsəluˈni]) es una variante del catalán oriental central que se habla en Barcelona y su área metropolitana. Presenta características gramaticales, léxicas y fonéticas propias aunque son estas últimas las que lo hacen especialmente reconocible.
Tiene su origen en el catalán que llevaron los pobladores orientales de la Cataluña Vieja, aunque las características que lo hacen diferenciable de los dialectos geográficamente inmediatos son muy posteriores. Esto se demuestra al observar que el catalán balear y el catalán alguerés descendientes del catalán ampurdanés y del barcelonés respectivamente son más distantes a los dialectos de origen que entre ellos.
Durante la Edad Media el dialecto barcelonés no tuvo ningún papel destacable. No fue hasta la Renaixença que escritores de esta área le dieron esplendor literario, y por tanto importancia cultural, aunque estos mismos escritores preferían enriquecer la escritura con términos de otras variantes de la lengua. Se puede pensar que debía de tener mucho peso en la normativización del catalán, porque Pompeu Fabra era del distrito de Gracia (Barcelona), aunque él mismo admitía haber rectificado muchos detalles que consideraba impurezas de la lengua.
Durante el siglo XX el barcelonés ha sido el dialecto del catalán de Cataluña que ha sufrido una mayor presión del castellano llevado por las inmigraciones desde otras regiones de España. Esto ha hecho que perdiera mucho prestigio social y que se hablara de supuestos diferentes dialectos barceloneses llamados "bleda", "chava" o "catalán light", cada uno viniendo a etiquetar diferentes grados de castellanización en diferentes aspectos. Por todo esto a menudo es despreciado como dialecto impuro por hablantes de otras variantes del catalán oriental central.
Sin embargo, y pese a su reducida extensión geográfica, por ser un área densamente poblada y por tanto tener un peso demográfico importante, este dialecto ha tenido un papel muy importante en los medios de comunicación catalanes, con el resultado de dar difusión a buena parte de sus características en el resto de las áreas de habla catalana, hasta el punto de conseguir que en el resto de dialectos puedan dejar de sonar extrañas algunas de estas características.
Como en el resto del catalán oriental central, el dialecto tiene 8 vocales diferentes. En posición tónica sólo aparecen 7, y en posición átona sólo aparecen 3: [i], [u] y la vocal neutra. Pero hay diferencias en su timbre:
Elisiones:
Desviación puntual de las neutralizaciones del catalán oriental:
Creación de diptongos crecientes por sistema: familia [fə'mi.ljə] en vez de [fə'mi.li.ə] (no generalizado).
Una diferencia importante entre el catalán normativo y el catalán barcelonés coloquial son los pronombres clíticos. En catalán normativo estos pronombres postpuestos al verbo son para las dos primeras personas del plural -nos, -vos (español: 'nos' y 'os') cuando siguen a una forma verbal acabada en consonante (si la forma verbal acaba en vocal las formas son 'ns, vos), pero en catalán de Barcelona tienen la forma fonológica /-ns/ y /-ws/ que en la pronunciación adquieren una vocal epentética final, ejemplos:
Otros ejemplos:
Esto conduce a formaciones que parecen tener una construcción con un en extra:
Además hay otros cambios que afectan a pronombres clíticos (pronoms febles en la terminología tradicional), como por ejemplo:
Existen algunas diferencias menores respecto al catalán oriental central, como por ejemplo:
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