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Catalina de Lancaster



¿Qué día cumple años Catalina de Lancaster?

Catalina de Lancaster cumple los años el 13 de abril.


¿Qué día nació Catalina de Lancaster?

Catalina de Lancaster nació el día 13 de abril de 394.


¿Cuántos años tiene Catalina de Lancaster?

La edad actual es 1630 años. Catalina de Lancaster cumplió 1630 años el 13 de abril de este año.


¿De qué signo es Catalina de Lancaster?

Catalina de Lancaster es del signo de Aries.


Fue hija de Juan de Gante y de su segunda esposa, Constanza de Castilla. Por parte paterna fueron sus abuelos el rey Eduardo III de Inglaterra y su esposa Felipa de Henao. Por parte materna fueron sus abuelos el rey Pedro I de Castilla y su esposa María de Padilla.

Fue hermana del rey Enrique IV de Inglaterra y abuela de Isabel la Católica.

Como nieta del depuesto rey Pedro I de Castilla, Catalina fue educada en su propia casa como heredera y entró en la política castellana cuando su padre, Juan de Gante, reclamó el trono en nombre de su esposa Constanza y de su hija, organizando una expedición con ayuda de Ricardo II de Inglaterra que desembarcó en La Coruña en 1386.

Para resolver el conflicto, en virtud del Tratado de Bayona, Catalina de Lancaster contrajo esponsales el 17 de septiembre de 1388 en la catedral de San Antolín de Palencia con su primo Enrique de Trastámara. Enrique era miembro de la Casa de Trastámara, rama bastarda de la Casa de Borgoña. A su esposo Enrique le fue otorgado el título de príncipe de Asturias, siendo desde entonces dicho título usado por el heredero de la corona castellana y, posteriormente, por el heredero de la corona española.

Este enlace puso fin al conflicto dinástico entre los descendientes de Pedro I de Castilla y Enrique II de Castilla, afianzándose la Casa de Trastámara y estableciendo la paz entre Inglaterra y la Corona de Castilla.

El matrimonio formal entre Catalina de Lancaster y su esposo se celebró en la villa de Madrid en 1393, siendo ya Enrique III rey de Castilla.

Al morir Enrique III de Castilla el 25 de diciembre de 1406, a los 27 años de edad, Catalina de Lancaster, junto con su cuñado Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón, ejerció la regencia del reino durante la minoría de edad de su hijo Juan II, de apenas un año de edad.

Catalina coordinó, junto con un consejo de nobles, eclesiásticos y autoridades municipales de algunas ciudades, la administración de los actuales territorios de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Castilla la Vieja, León y partes de Castilla la Nueva, mientras que Fernando de Antequera, el hermano de Enrique III, administraba las zonas de Extremadura y los reinos cristianos de Andalucía, Jaén, Córdoba y Sevilla. Las tierras de Almería, Granada y Málaga todavía formaban parte del Reino nazarí de Granada.

Durante la regencia, la reina participó activamente en la política exterior del reino, manteniendo contactos con Inglaterra y Portugal, que facilitaron la firma de paces y aseguraron los contactos comerciales con ambos reinos.

En 1412, el infante castellano Fernando de Trastámara se convirtió en Fernando I de Aragón, según lo acordado por los magnates aragoneses en el Compromiso de Caspe. Para ello, recibió el apoyo formal y económico de Castilla, que subvencionó su candidatura al trono aragonés, e incluso la corona. Para hacer frente a la regencia castellana desde Aragón, Fernando utilizó a sus consejeros más próximos, entre ellos al arzobispo Sancho de Rojas, así como la influencia de su esposa, Leonor de Alburquerque, gran propietaria en Castilla, y de sus hijos, los Infantes de Aragón. Una vez fallecido en 1416, Catalina pudo asumir otros aspectos del gobierno castellano como la diplomacia con Granada o los tratos con las órdenes militares que hasta entonces habían sido prerrogativa de Fernando.

Leonor López de Córdoba fue consejera íntima de la reina Catalina de Lancaster. Leonor era una noble cordobesa, hija de Martín López de Córdoba, maestre de la Orden de Alcántara, quien había sido ajusticiado por orden de Enrique II de Castilla por haber sido protector, tras las murallas de Carmona, de los hijos huérfanos del rey Pedro I de Castilla.

Bajo el influjo del obispo Pablo de Santa María, quien se encargó de la educación del rey Juan II de Castilla, así como de las ideas del predicador Vicente Ferrer, se publicó el ordenamiento de Valladolid, en el que se establecieron las primeras leyes de apartamiento de judíos y mudéjares en las ciudades del reino, así como otras medidas destinadas a disminuir su participación en la vida social del reino. El ordenamiento solo se pudo aplicar a algunas ciudades, ante las quejas de los afectados, que recurrieron a sus fueros antiguos para rebatirlo.

Un retrato que hace de Catalina de Lancaster Fernán Pérez de Guzmán la describe como de semblante enfermizo y algo tullida, pero también con la veracidad de los rasgos que la herencia angevina y borgoñona que de su padre, el duque de Lancaster, y de su abuelo, el rey Pedro I, heredó. Siendo ella de gran estatura, muy rubia y sonrosada y de gran fortaleza corporal, mayor que la de muchos hombres pero cargada ya de sobrepeso por la edad, pero más por el ser muy dada a comer y beber en demasía. De personalidad llena de virtudes y muy generosa, pero con la debilidad de dejarse influir por los menesterosos de la Corte, de tal forma que varias veces tuvo que expulsar de la Corte castellana al personal encargado de su servicio.

La reina Catalina de Lancáster falleció en la ciudad de Valladolid el 2 de junio de 1418, a los 45 años de edad, de "perlesía" según las fuentes. Su hijo tomó inmediatamente el poder, sin continuarse la regencia.

Después de su defunción, el cadáver de la reina Catalina de Lancaster fue trasladado a la ciudad de Toledo, donde recibió sepultura en la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo, en la que sus restos mortales reposan en la actualidad. El sepulcro de la reina está colocado en el lado del Evangelio y junto al altar de San Hermenegildo. Dos ángeles sostienen la cartela en la que aparece esculpido el epitafio de la reina:[1]

Es un sepulcro adosado de estilo plateresco. La reina aparece vestida con túnica y manto, adornado este último con flores. Las manos de la reina están colocadas sobre el pecho, y la mano izquierda sujeta un devocionario. La cabeza de la reina, que descansa sobre tres almohadones recamados, está cubierta por una toca, y ciñe su frente una corona real.

Catalina de Lancaster contrajo matrimonio en 1388 con Enrique III de Castilla. La ceremonia religiosa tuvo lugar en la catedral de Palencia. Fruto de su matrimonio nacieron tres hijos:




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