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Cayo Livio Druso



Cayo Livio Druso (en latín, Caius Livius M. Aemiliani f. M. n. Drusus) magistrado romano, cónsul en el año 147 a. C. con Publio Cornelio Escipión Emiliano.

De su padre nada se conoce, pero se puede inferir con mucha probabilidad que M. Livio Emiliano Druso pertenecía a la gens Emilia, y que fue adoptado por algún M. Livio Druso. Es posible, sin embargo, que M. Livio Druso, el abuelo, tuviera de dos esposas diferentes, dos hijos llamado Marco, y que uno de ellos fuera hijo de una Emilia, y que se llamó, por su madre, Emiliano.[1]

Se le identifica a menudo con el jurista romano conocido como C. Livio Druso. Este es mencionado por Cicerón[2]​ como una persona ya muerta en el tiempo de este último y que continuó dando asesoramiento hasta avanzada edad a las multitudes que solían ir en tropel por la casa con el propósito de consultarle a pesar de que ya estaba ciego, pero otros autores identifican a este personaje con su hijo Cayo Livio Emiliano Druso el Joven.

Prisciano[3]​ le atribuye la frase:



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