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Cecilio Estacio



Cecilio Estacio (en latín, 'Caecilius Statius'; 230 a. C.-168 a. C.) fue un poeta cómico romano.

Contemporáneo e íntimo amigo de Ennio, en cuya casa vivía, nació en el territorio de los galos insubrios. Probablemente fue llevado prisionero a Roma (c. 200 a. C.) durante las campañas contra las tribus galas en la Galia Cisalpina. Originalmente un esclavo, tomó el nombre de Cecilio de su dueño, probablemente uno de los Metelos. Adaptó obras griegas para los escenarios griegos de autores de la comedia nueva, especialmente Menandro. Si la sentencia en la vida de Terencio escrita por Suetonio es correcta, el juicio de Estacio se tenía en tanta estima que se le ordenó asistir a la representación del Andria de Terencio (exhibido en el 166 a. C.) y pronunciar una opinión sobre este.

Tras varios fallos Estacio alcanzó una elevada reputación. Volcacio Sedígito, el crítico dramático, lo sitúa el primero entre los poetas cómicos; Varrón le acredita con pathos y habilidad en la construcción de sus tramas; Horacio[1]​ contrasta su dignidad con el arte de Terencio; Quintiliano[2]​ habla algo despectivamente de él; y Cicerón, aunque admite con algo de indecisión que Estacio puede haber sido el jefe de los poetas cómicos,[3]​ lo considera inferior a Terencio en estilo y latinidad,[4]​ como era natural considerando su origen foráneo.

El hecho de que sus obras pudieran ser nombradas solo por su título sin indicación alguna del autor [5]​ es prueba suficiente de su amplísima popularidad. Cecilio Estacio merece un lugar entre Plauto y Terencio por su tratamiento de los originales griegos: no confundía, como Plauto, cosas griegas con romanas ni, como Terencio, eliminaba todo lo que no podía ser romanizado.

Los fragmentos de sus obras están principalmente conservados en Aulo Gelio, quien cita varios pasajes de Ploczum (Collar) junto con el original griego de Menandro. La traducción, que es difusa y en modo alguno fiel, no logra reproducir el espíritu del original. En su Laelius o De amicitia (Sobre la amistad) Cicerón alude a la comedia de Estacio Epicleros (La heredera) y cita dos líneas: «Hoy habrán estado ante mí y habrán engañado muy gloriosamente a todos esos necios viejos cómicos».[6]​ Éste es uno de los pocos fragmentos que conocemos de esta comedia de Estacio.

Las comedias de Estacio tienen personajes más bien seniles y, a diferencia de Plauto, no logra el éxito a base de chistes y donaires, sino que, con abundantes frases sentenciosas y preceptos morales, prefiere conquistar un público culto y de buen gusto con la pintura delicada de caracteres, con airosas intrigas y esmerándose en los detalles. Se conocen doscientos ochenta versos pertenecientes a unas cuarenta y dos comedias de las llamadas paliatas, todas ellas fragmentarias, de argumento y ambiente griegos y deudoras de Menandro.

El conocimiento de la obra de este autor podría tener un drástico cambio los próximos años, pues, entre el material recuperado de las ruinas de Herculano, ha podido constatarse gracias a recientes técnicas de luz infrarroja entre setecientos a novecientos nanómetros y el análisis de imagen multiespectral la existencia de la comedia de Cecilio Estacio Faenerator (El Usurero), sobre un muchacho que solicita un préstamo a un alto interés para recuperar a su novia del poder de un proxeneta.



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