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Cerebro reptiliano



El cerebro triúnico es un modelo para el cerebro y el comportamiento humano de los vertebrados, propuesto por Paul MacLean en la década de los 60 para explicar la función de los rastros de evolución existentes especialmente en la estructura del cerebro humano. En este modelo, el cerebro se divide en tres cerebros separados que tienen su propia inteligencia especial, subjetividad, sentido de tiempo y espacio, y memoria.[1]​ El cerebro triúnico consiste en el complejo reptiliano, el sistema límbico, y el neocórtex. Sin embargo, esta hipótesis ha dejado de ser abogada por la mayoría de los investigadores en neuroanatomía evolutiva comparativa de la era post-2000.[2][3]

El complejo-R, también conocido como el «cerebro reptiliano», incluye el tronco del encéfalo y el cerebelo. La frase «cerebro reptiliano» deriva del hecho que el cerebro de un reptil es dominado por el tronco encefálico y el cerebelo, que controla el comportamiento y el pensamiento instintivo para sobrevivir. Este cerebro controla los músculos, equilibrio y las funciones autonómicas (p. ej., respiración y latido del corazón).[1]​ Por consiguiente, es principalmente reactivo a estímulos directos. MacLean ilustra esta función, al sugerir que organiza los procesos involucrados en el regreso de las tortugas marinas al mismo terreno de crianza de años atrás.[cita requerida]

MacLean por primera vez introdujo el término «sistema límbico» en un estudio en 1952. Esta porción del cerebro deriva del «cerebro viejo del mamífero».[1]​ El sistema límbico es el origen de las emociones. Es el encargado de regular las emociones, la memoria y las relaciones sociales. Cuando esta parte del cerebro es estimulada, tal como por corriente eléctrica ligera, las emociones son producidas.

MacLean observa que todo en el sistema límbico es «agradable o desagradable». La supervivencia está basada en una forma evasiva de dolor (desagradable) y una forma recurrente de placer (agradable).[1]

El sistema límbico incluye la amígdala, el hipotálamo, y el hipocampo. El sistema límbico tiene que interactuar con el neocórtex porque no puede funcionar completamente solo. Necesita interaccionar con el neocórtex para procesar las emociones.[cita requerida]

El neocórtex, también conocido como «corteza cerebral», se encuentra únicamente en el cerebro de mamíferos, incluyendo los seres humanos. El neocórtex es responsable de la ejecución de las funciones del cerebro de carácter superior, que abarcan la cognición, la percepción sensorial y el sofisticado control motriz.[4]​ La evolución del neocórtex en mamíferos se considera un avance clave que permitió las funciones cognitivas más elevadas,[5]​ es decir, el lenguaje, el pensamiento avanzado, el razonamiento, y la sapiencia. Paul MacLean consideraba su aparición como el paso más reciente en la evolución del cerebro de los mamíferos, lo que les confería la habilidad para el lenguaje, la abstracción, la planificación y la percepción.



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