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Chamartín (Ávila)



Imagen de Chamartín

Extensión del término municipal dentro de la provincia de Ávila

Chamartín es un municipio de España perteneciente a la provincia de Ávila, en la comunidad autónoma de Castilla y León. El término municipal tiene una extensión de 15,45 km² y la localidad está situado a 1197 m sobre el nivel del mar. En 2017 contaba con una población de 82 habitantes. La principal característica del municipio es la existencia de los restos de un poblado vetón, el Castro de la Mesa de Miranda, de aproximadamente los siglos VI a II a. C, siendo uno de los más importantes de la cultura celta en España. En la actualidad este poblado, de 30 hectáreas de extensión, ha sido rehabilitado para la visita del público.

Para conocer el origen del topónimo Chamartín hemos de partir necesariamente de una forma antigua Echamartín (documentado como tal, así en 1247). En este nombre, como en otros muchos del mismo tipo, como Chaherrero (Ávila), Robledo de Chavela (Madrid), Chagarcía Medianero (Salamanca) etc., nos encontramos con la forma castellana (Echa, posteriormente Cha por aféresis, del nombre propio vasco-navarro Aita ≪padre≫, muy frecuente en la Edad Media castellana. Así pues, nos hallamos ante nombre propios de antiguos dueños de haciendas como en tantos otros casos.[1]

El escudo heráldico y la bandera que representan al municipio fueron aprobados oficialmente el 18 de enero de 2002. El escudo se blasona de la siguiente manera:

La descripción textual de la bandera es la siguiente:

Está situado en las faldas de la Sierra de Ávila. La localidad está situada a una altitud de 1197 msnm.[3][4]

El municipio, que tiene una superficie de 15,45 km²,[5]​ cuenta según el padrón municipal para 2017 del INE con 82 habitantes y una densidad de 5,31 hab./km².

     Población de derecho (1842-1897, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) según los censos de población del siglo XIX.[6]      Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE.[6]      Población según el padrón municipal de 2011[7]​ y de 2017 del INE.

Las principales fiestas son el primer fin de semana de octubre. Son las Fiestas Patronales y se celebran en honor a Nuestra Señora del Rosario.

El 8 de diciembre se celebra el día de la Inmaculada Concepción.

Las fiestas de verano se organizan por la Asociación Cultural Atalaya y son habitualmente el primer fin de semana de agosto. También en ese mes, pero a mediados, se celebra el Festival Vettón de Lugnasad con mercadillos artesanales, talleres y actividades para mayores y pequeños alrededor del Castro de la Mesa de Miranda y del Aula Arqueológica.

El Castro de la Mesa de Miranda es un asentamiento vetón descubierto a principios del siglo XX y catalogado por el arqueólogo Juan Cabré en la década de los treinta.

El castro ocupa una superficie aproximada de 30 ha en la zona conocida como la Mesa de Miranda. Está situado en un terreno natural alto, desde el cual se controla un amplio terreno desde una posición fácilmente defendible. Consta de tres recintos: Castillo Bajero de forma rectangular con 1.303 m de perímetro amurallado, se le adosa por el sur el segundo recinto Castillo Cimero con forma de trapecio y 1.176 m de perímetro.

Ambos recintos están comunicados por sendas puertas flanqueadas por torres. El tercer recinto flanquea a los dos anteriores por la zona Este, por las dimensiones de este tercer recinto se cree que pudiera ser un encerradero de ganados.

En conjunto el castro se halla defendido por una muralla de 2.832 m de longitud y unos 5 m de anchura media, construida a base de grandes bloques de piedra. El emplazamiento no es el habitual en este tipo de poblados ya que está desprotegido por los flancos sur y este, aunque en el nor-noreste está levantado sobre una pendiente muy pronunciada. Esta especial situación pudo verse determinada porque la zona sur y este dan a la sierra, y la zona norte y noreste hacia las llanuras, que podrían ser la zona realmente más conflictiva.

Asegurarse una buena defensa fue, pues, el objetivo de las gentes del poblado, que más que ser un pueblo guerrero era un pueblo que temía el ataque de otro. A medida que los enemigos se fortalecían los castros se fueron fortificando y rodeándose de campos de piedras hincadas. Este tipo de defensa era muy útil para frenar los ataques que se hacían a caballo.

Según se deduce de las excavaciones realizadas en la zona la necrópolis data del siglo III a. C. hasta entrado el siglo III, hasta entonces hubo enterramientos. La muralla hubo de construirse a finales del siglo III a. C. o principios del siglo IV a. C.

El recinto está bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En total se trata de un recinto de más de 30 ha propiedad en el 90 % del Ministerio de Cultura, aunque gestionado por la Junta de Castilla y León.

El castro, que ha sido restaurado recientemente, posee diversos recintos y una extensa necrópolis cuyos ajuares fueron catalogados por Cabré. En 2004 se abrió al público con itinerarios e información gráfica. La muralla es la mejor conservada de todos los castros de la provincia.

Esta es la reproducción de como fue el Castro de la Mesa de Miranda con sus 3 recintos y la Necrópolis de la Osera.

Es una zona fría de canchales graníticos de tierras aptas solo para pastos por lo que sus gentes han sido siempre ganaderas. Es un emplazamiento ciertamente estratégico con agua abundante y fácilmente defendible de cualquier ataque exterior.

El yacimiento lo constituyen el poblado fortificado, como área de vivienda y la necrópolis correspondiente. Al castro se asocia la necrópolis de La Osera -nada más entrar al recinto a la izquierda- con sus cipos funerarios y los restos de un túmulo bien conservados.

Con un sistema defensivo de triple muralla y campos de piedras hincadas situados estratégicamente, impresiona la extensión del poblado ( 30 ha ), cuyo carácter defensivo se nos va mostrando a medida que recorremos el itinerario marcado -que aconsejamos seguir - y nos adentramos en este hacia el norte.

El primer recinto era el destinado a las viviendas y los edificios públicos, de los que apenas se han encontrado restos.

Algunas teorías sostienen que el Recinto III fue levantado para reforzar las defensas ante la llegada de los romanos. Esto se basa en que fue construido a grandes velocidades, ya que está situado encima de la zona de enterramientos, a lo que los vettones rendían gran culto.

La necrópolis fue excavada en los años treinta. Se excavaron más de dos mil tumbas de diversa tipología, pero todas de incineración, con diversas agrupaciones, con estelas y estructuras tumulares; una de ellas, probablemente de un gran personaje, se respetó al construir el tercer recinto y se incluyó en un espacio adecuado en el interior de la muralla. Las tumbas contenían vistosos ajuares que se guardan el Museo Arqueológico Nacional. Hay un inventario de todas ellas.

Según se deduce de las excavaciones realizadas en la zona la necrópolis data del siglo III antes de Cristo hasta entrado el siglo III, hasta entonces hubo enterramientos. La muralla hubo de construirse a finales del siglo III o principios del IV.



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