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Chatarra electrónica



La chatarra electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica es la basura de dispositivos eléctricos o electrónicos desechados. Los productos electrónicos usados que se destinan a la restauración, reutilización, reventa, reciclaje de rescate mediante recuperación de material o eliminación también se consideran desechos electrónicos.

Los componentes electrónicos de desecho, como las CPU, contienen materiales potencialmente dañinos como el plomo, cadmio, berilio o retardadores de llama bromados. El reciclaje de computadoras, teléfonos móviles y electrodomésticos pueden implicar un riesgo significativo para la salud de los trabajadores y sus comunidades.[1]

De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) un desecho electrónico es todo dispositivo alimentado por la energía eléctrica cuya vida útil haya culminado.[2]

La convención de Basilea por su parte define la chatarra electrónica como todo equipo o componente electrónico incapaz de cumplir la tarea para la que originariamente fueron inventados y producidos.[3]

Existen diversos daños para la salud y para el medio ambiente generado por varios de los elementos contaminantes presentes en los desechos electrónicos, en especial el mercurio, que produce daños al cerebro y el sistema nervioso; el plomo, que potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el cerebro y todo el sistema circulatorio. Además, el cadmio, que produce fallas en la reproducción y posibilidad incluso de infertilidad, entre otras cosas; y el cromo, que produce problemas en los riñones y los huesos.[4][5]​ El plástico PVC es también muy utilizado. Un celular móvil, por ejemplo, contiene entre 500 a 1000 compuestos diferentes.[6]

Estas sustancias peligrosas generan contaminación y exponen a los trabajadores en la fabricación de estos productos; también la colocación de este tipo de residuos en la basura, o al alcance de las manos de cartoneros, es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y las soldaduras, arsénico en los tubos de rayos catódicos más antiguos, trióxido de antimonio retardantes de fuego, etc.

Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales. Muchos disponen de algún ordenador en casa y en el trabajo; aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos. Este constante desarrollo tecnológico sumado a la lógica del mercado, genera un permanente recambio de los artefactos eléctricos y electrónicos que se consumen de manera doméstica. Las nuevas funcionalidades y modelos de los aparatos; la mayor accesibilidad por la disminución de los costos y la oferta constante de “la novedad”, hacen que estos productos se tornen obsoletos con mayor rapidez.[7]​ Adquirir un nuevo equipo informático es tan barato que abandonamos o almacenamos un ordenador cuando todavía no ha llegado al final de su vida útil, para comprar otro nuevo, desconociendo el enorme coste ecológico que comporta tanto la producción como el vertido de ordenadores.

Los residuos electrónicos de los equipos informáticos generan una serie de problemas específicos. Por ejemplo, son tóxicos, debido a que incluyen componentes tóxicos como el plomo, el mercurio y el cadmio. También llevan selenio y arsénico, entre otros. Cuando estos compuestos son fundidos liberan toxinas al aire, tierra y agua. Otro problema es que suelen llevarse a los países del tercer mundo porque es rentable. Allí se convierten en receptores de esta contaminación.

sistema inmunológico. El trifenilfosfato (TPP) es un tipo de retardante de llama organofiosforado que se utiliza en los aparatos electrónicos, por ejemplo, en las carcasas de los monitores de ordenador. El TPP es muy tóxico para la vida acuática y un inhibidor importante de un sistema enzimático clave de la sangre humana. También se sabe que en algunos individuos provoca dermatitis por contacto y es un posible disruptor endocrino.

Según el Global E-Waste Monitor 2020 de la ONU, en 2019 se generó un récord de 53,6 millones de toneladas métricas (Mt) de desechos electrónicos en todo el mundo, un 21% más en solo cinco años. El nuevo informe también predice que los desechos electrónicos globales (productos desechados con una batería o enchufe) alcanzarán 74 Mt para 2030, casi el doble de los desechos electrónicos en solo 16 años. [9]

Esto convierte a los desechos electrónicos en el flujo de desechos domésticos de más rápido crecimiento en el mundo, impulsado principalmente por tasas de consumo más altas de equipos eléctricos y electrónicos, ciclos de vida cortos y pocas opciones de reparación. Solo el 17,4% de los desechos electrónicos de 2019 se recogió y recicló. Esto significa que el oro, la plata, el cobre, el platino y otros materiales recuperables de alto valor valorados de forma conservadora en 57.000 millones de dólares, una suma mayor que el Producto Interno Bruto de la mayoría de los países, se vertieron o quemaron en su mayoría en lugar de recogerlos para su tratamiento y reutilizar.[9]

Según el informe, Asia generó el mayor volumen de desechos electrónicos en 2019: unas 24,9 Mt, seguida de América (13,1 Mt) y Europa (12 Mt), mientras que África y Oceanía generaron 2,9 Mt y 0,7 Mt respectivamente.[9]

Existen grandes vertederos donde los países occidentales vierten sus RAEE.[10]​ El mayor vertedero del mundo de ese tipo se encuentra en China, concretamente en la ciudad de Guiyu, información que el propio gobierno chino ha confirmado.[11]​ Se calcula que en esa ciudad trabajan 150 000 personas para tratar la basura que llega, principalmente, de Estados Unidos, Canadá, Japón y Corea del Sur. La ONU estima que el 80 % de la basura tecnológica generada en todo el mundo se exporta a países tercermundistas donde no existe ninguna regulación.

Otro gigantesco punto para verter RAEE localizado en Ghana, África,[12]​ Que emplea indirectamente a unas 30 000 personas, y aporta por año entre 105 y 268 millones de dólares al país.[13]

Ghana importa alrededor de 215.000 toneladas cada año. Muestras de contaminación tomadas en los suelos determinan niveles muy altos de concentración de metales pesados, como plomo, cobre o mercurio.

Otro peligro es una práctica muy común que consiste en quemar los aparatos para retirar los plásticos y poder acceder más rápidamente a los metales que contienen, como el cobre o el aluminio. Este humo resultante es muy tóxico.

Algunas posibles soluciones consisten en:

La «chatarra electrónica» o RAEE (Residuo de Aparato Eléctrico y Electrónico) puede considerarse en general como residuo peligroso ya que contienen pilas, baterías, etc. Estos residuos deben ser transportados con transportistas autorizados de residuos peligrosos y destinado a gestores autorizados, en ningún caso a chatarrerías comunes. El transporte o entrega directa a chatarrerías no autorizadas así como la recepción de estos residuos sin la documentación legal están penadas duramente bajo grandes multas.

Un informe del Grupo de Gestión Ambiental de las Naciones Unidas enumera los procesos y acuerdos clave realizados por varias organizaciones a nivel mundial en un esfuerzo por gestionar y controlar los desechos electrónicos.[15]​ Los detalles sobre las políticas se pueden recuperar en los enlaces a continuación.

En España estos residuos están legislados por el Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que los define como:

Desde el 15 de agosto de 2018, el ámbito de aplicación del real decreto 1/10/2015 abarca las siguientes categorías:[23]

1.1 Aparato eléctrico de intercambio de temperatura clorofluorocarburos (CFC), hidroclorofluorocarburos (HCFC), hidrofluorocarburos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoníaco (NH3).

1.2 Aparato eléctrico de aire acondicionado.

1.3 Aparato eléctrico con aceite en circuitos o condensadores.

2.1 Monitores y pantallas led.

2.2 Otros monitores y pantallas.

3.1 Lámparas de descarga (mercurio) y lámparas fluorescentes.

3.2 Lámparas led.

7.1 Paneles fotovoltaicos con silicio.

7.2 Paneles fotovoltaicos con teluro de cadmio.



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