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Chipiona



Vista del faro de Chipiona.

Chipiona es un municipio español situado en la provincia de Cádiz, en la comunidad autónoma de Andalucía, y una villa de dicho municipio. Según el INE, a 1 de enero de 2020 contaba con una población de 19 246 habitantes, la cual se multiplica en periodo estival. La extensión superficial del término municipal es de 32,92 km² y tiene una densidad de 573,90 hab/km². La villa se encuentra situada en la costa atlántica, a una altitud de 6 metros sobre el nivel del mar, entre las poblaciones de Rota y Sanlúcar de Barrameda y a 60 km de Cádiz, capital de la provincia.

Según los geógrafos Estrabón (Estrabón, III, 1, 9) y Pomponio Mela (Mela III, 4), existió en la Antigüedad, un faro en la desembocadura del río Guadalquivir, que recibía el nombre de Turris caepionis o Caepionis monumentum, probablemente por haber sido construido a instancias del Cónsul romano Quintus Servilius Caepio o algunos de sus descendientes. La torre cumplía una función de aviso de un lugar peligroso para la navegación, y también marcaba la desembocadura de un río navegable, el Guadalquivir. Tradicionalmente se ha visto en el nombre de este faro el origen del nombre de Chipiona.[1]

Esta zona se identifica además con el área donde se levantaba la legendaria Ars Gerionis, que era la tumba de Gerión,[cita requerida] que se situaba al final de un estrecho cabo que se adentraba en el mar. Probablemente corresponde a lo que hoy es un arrecife conocido con el nombre de la Piedra de Salmedina, bajo de Salmedina o simplemente Salmedina.[cita requerida] De todo esto no queda más constancia que la bibliográfica, habiéndose producido hallazgos arqueológicos romanos que datan del s. II a. C..

La leyenda refiere que los discípulos de San Agustín en África, huyendo de la invasión de los vándalos en el norte de África, llegaron por mar a Chipiona con la imagen de la Virgen de Regla. De época de la dominación visigoda, se han encontrado lápidas en las inmediaciones del Santuario de la Virgen de Regla. Tras la islamización de la península ibérica a partir del año 711, siguiendo la tradición, los ermitaños ocultaron la imagen en un aljibe a unos treinta pasos de la ciudadela, hoy monasterio. La imagen permaneció oculta hasta que un religioso de la Orden de San Agustín la encontró en el siglo XIV, merced a una revelación del cielo. Sobre el aljibe se construyó el Humilladero de la Virgen de Regla.[2]

Ya en 1251, Chipiona fue conquistada por el rey Fernando III el Santo, volviéndose a reconquistar definitivamente en 1264 por su hijo Alfonso X el Sabio. En 1297, el rey Fernando IV concedió a Guzmán el Bueno, fundador de la Casa de Medina Sidonia, el Señorío de Sanlúcar, del que Chipiona formaba parte.[3]

En 1303, la hija mayor de Guzmán el Bueno y María Alonso Coronel, Isabel Pérez de Guzmán, contrae matrimonio con Fernando Ponce de León, recibiendo como dote matrimonial las villas de Rota y Chipiona, independizándose ambas del Señorío de Sanlúcar e incorporándose a las posesiones de la Casa de Ponce de León, germen de la Casa de Arcos.[3]

En 1477 se le concedió a Chipiona la Carta Puebla, que otorgaba una serie de privilegios a la población, con el fin de obtener la repoblación de ciertas zonas de interés económico o estratégico. La Carta suponía la concesión de solares para vivienda a los pobladores, y les obligaba a edificar casa en el plazo de tres años y poner en cultivo determinadas tierras. Ese mismo siglo se aprobaron las ordenanzas y se regularon los oficios municipales lo que confirma un alto nivel de desarrollo urbano e institucional.[4]

En 1755, el pueblo fue castigado duramente por el maremoto que provocó en la costa atlántica andaluza y portuguesa el Terremoto de Lisboa. Los efectos del tsunami llegaron al pueblo aproximadamente una hora después del terremoto, en el murieron cuatro personas, quedando inundadas las calles y las playas, estimándose los daños en 238 815 reales.[5]

Se sacó en procesión la imagen del Cristo de las Misericordias para pedir la retirada de las aguas. Esta procesión se repite cada año el primero de noviembre desde la ermita que lleva el nombre del cristo hasta la denominada Cruz del Mar.

En el citado día 1 de noviembre no se advirtió novedad alguna desde el amanecer hasta las 10 del día por estar el tiempo sereno, y el día pacífico, el mar quieto y sosegado, viento Norte poco sensible. Mas, siendo como las 10 de la mañana, hallándose esta Comunidad en su coro alto cantando solemnemente la hora de tercia, se empezó a sentir que el coro, y la Iglesia, se balanceaban con extraño movimiento y éste, tan perceptible en la vista, que facistol, lámparas de la Iglesia, candeleros de el altar, y todo el templo se estremecía y movía a modo de una cuna, de un costado a otro costado, que miran a el Norte y Sur.

Advirtióse ser un terrible terremoto, y aunque en todos causó el correspondiente susto, y se entró en el recelo de que se desplomase todo el edificio, que [es] de cantería, sobre todos nosotros, faltó la libertad para desamparar el coro, ligados todos de un mismo superior impulso, y llenos de la más segura confianza en el Patrocinio de Nuestra Santa Imagen, que estaba patente a la vista en su majestuoso trono. Al punto nos postramos todos de rodillas, y esforzando nuestra devoción, seguimos con la mayor constancia la hora canónica.

Duraría el temblor como de diez a doce minutos y, conocida la restitución que hizo la tierra a su pausa, y quietud natural, volvió la Comunidad a tomar sus asientos, reconociendo cada uno la Piedad Divina, y el Patrocinio de María Santísima de Regla, Nuestra Señora, que nos libraron de el estrago amenazando con tanta felicidad que no se experimentó el menor daño en todo el recinto de el convento.

Cantóse la misa conventual sin el menor recelo, y concluida, se cantó la hora de sexta; sobre el fin de ésta, que sería como las 11 y cuarto, se oyó un espantoso bramido de el mar, y se vio que se elevaron tanto las olas, que arrojándose con violencia las aguas sobre el citado baluarte, y sobre las barrancas de el convento, arrollaron a un artillero, que estaba en él (el que no padeció daño alguno, por haber invocado el patrocinio de Nuestra Santa Imagen), y cayeron sobre las paredes de el convento, y corriendo por sus fosos inundaron la Iglesia y cercaron sus 2 costados hasta introducirse por la puerta principal de los Patios, que mira a el Levante.

Además del núcleo principal, hay asentamientos en la costa, donde destaca Costa Ballena

Costa Ballena es un complejo vacacional ubicado entre los municipios de Rota y Chipiona. Actualmente está en construcción la segunda fase del resort, al otro lado del parque que divide los dos municipios mediante un canal, en el lado de Chipiona. La primera fase, ya concluida, pertenece al municipio de Rota, y cuenta con un campo de Golf de 27 hoyos.[cita requerida]

Ya se encuentran realizadas las calles y avenidas de la zona chipionera de Costa Ballena y también ya se han urbanizado numerosas viviendas.[cita requerida]

Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España - Elaboración gráfica por Wikipedia

Está compuesta principalmente en tres sectores bien diferenciados:[6]

Es un gran centro turístico debido a sus playas ricas en yodo. El municipio está considerado como municipio turístico de Andalucía, concedido por la Junta de Andalucía, su término municipal cuenta con una línea de litoral de 12,6 km de longitud, 7,6 de los cuales conforman cinco playas principales:[7]

Es el sector más antiguo y del que, junto con el agrario, principalmente vivía en la antigüedad, de la que son testimonios los corrales de pesca.El pescado de Chipiona es conocido por su calidad.[10]

     Deuda viva del Ayuntamiento de Chipiona en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[11]

Junto al vino moscatel, destacan los productos del mar como las galeras.[16]

Playa de Montijo.

Cruz del Mar.

Playa de Regla.

Playa de Chipiona.

Playa de la Laguna.

Casa típica.



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