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Cola de Dragón (península)



Se conoce en la historia de la cartografía como Cola de Dragón a una gran península que aparece en los mapamundis clásicos y renacentistas, ubicada al sur del extremo oriente asiático, alrededor del meridiano 110 de longitud este.

Constituye una enorme prolongación de la Península de Indochina, así mientras la península real no se extiende más allá del paralelo 8ºN, a lo largo de unos 550 km, la Cola de Dragón atraviesa el Ecuador terrestre y se extiende en algunas versiones hasta 10º al sur del Trópico de Capricornio, alcanzando una latitud aproximada de 14ºS, es decir, la península se alarga alrededor de 3.500 km adicionales.

La gran península conocida por los modernos cartográfos como Cola de Dragón, no tiene una denominación precisa en los antiguos mapas, o bien responde a nombres genéricos como India Transgangética, India Meridionalis o Cattigara.

La actual denominación deriva del Tratado geográfico que publicó en 1563 el diplomático portugués Antonio Galvão, en el que afirmaba que el infante don Pedro de Portugal obtuvo en 1428 un mapa elaborado alrededor del año 1300: "estuvo en Roma y Venecia, de la que trajo un mapamundi que tenía todo el ámbito de la tierra y el Estrecho de Magallanes, se llamaba Cola de dragón (en portugués: Cola do dragam), el Cabo de Nueva Esperanza, frontera de África, y que de este documento se ayudó el Infante don Enrique en su descubrimiento".[1]

Este nombre se corresponde a una identificación de la forma de los continentes con la figura de un dragón, en la que Asia conformaría el cuerpo del mitológico animal, Europa la cabeza, las penínsulas Arábiga y de Malaca serían las patas, la Península del Indostán el vientre, y finalmente la cuarta península asiática equivaldría a una larga cola rematada con una aleta.

Es importante tener presente, en ese contexto, que Galvão refería a que "...el estrecho de Magallanes se denominaba (se llamaba) con el topónimo Cola do dragam", lo que muestra un conocimiento e identificación -precolombino- de Sudamérica con la extremidad cartografica (ver Interpretación).

El geógrafo greco-egipcio -ciudadano del Imperio Romano- Claudio Ptolomeo escribió en torno al año 150 la obra llamada Geografía catalogando aproximadamente 8.000 lugares del ecúmene (mundo habitado y cultivado) con sus respectivas latitudes y longitudes. El trabajo de Ptolomeo en cuanto a estos puntos geográficos, se asienta de acuerdo a la actual consideración académica, en los saberes del eminente geógrafo fenicio Marino de Tiro. No se conserva ninguno de los mapas que acompañaban al texto ptolemaico, no obstante, a partir de su "redescubrimiento" en Constantinopla en 1295 se comenzaron a elaborar los llamados mapas "ptolemaicos" reconstruidos a partir de las precisas indicaciones geográficas de Ptolomeo. Esta concepción clasicista del mundo se impuso en la cartografía europea renacentista e influyó decisivamente en la visión geográfica de los grandes descubridores españoles y portugueses.

Al sur del extremo oriental de Asia, en las reconstrucciones de Ptolomeo se establecía la existencia de una larga prolongación de tierra hasta superar la línea del Ecuador, pero no llegaba a ser una península ya que en las reconstrucciones se conectaba con la Terra Australis Ignota, la cual a su vez alcanzaba el África ecuatorial, presentando así al Océano Índico como un enorme mar interior.

El gran erudito persa islamizado Al-Juarismi concluyó en 833 el Libro de la configuración de la tierra (en árabe: Kitāb sūrat al-ard), una versión revisada y corregida de la Geografía de Ptolomeo: situó 2.402 lugares alrededor del mundo con sus respectivas latitud y longitud, partiendo del legado de Ptolomeo, pero mejorando considerablemente las ubicaciones en las zonas asiáticas y africanas gracias a la información proveniente de los comerciantes y navegantes árabes, indios y chinos. Tampoco se conservan los mapas ajduntos a esta obra, pero se han podido reconstruir esquemáticamente siguiendo las coordenadas señaladas.[2]

Conocedor de que era posible acceder por mar desde el Océano Índico al Mar de China, aunque sin un conocimiento exacto de los estrechos que unen ambos mares, Al-Juarismi rectifica la parte inferior de la franja oriental de Ptolomeo, dejando vía libre al mar a la altura del Trópico de Capricornio, y mostrando por tanto por primera vez la "cuarta península" asiática, y ubicando en ella la ciudad de Cattigara en sus costas occidentales, esta península será conocida con el tiempo como Cola de Dragón, y cuya existencia será indiscutible entre los geógrafos y cartógrafos del renacimiento europeo. En la representación cartográfica de Al-Juarismi, que fuera reconstruida por Hubert Daunicht (Der Osten nach der Erdkarte al-Ḫuwārizmīs: Beiträge zur Historischen Geographic und Geschichte Asiens. Bd. I. Rekonstruktion der Karte, Interpretation der Karte: Südasien. (Bonner Orientalistische Studien, Neue Serie, Bd. 19.) 496 pp. + map. Bonn: Selbstverlag des Orientalischen Seminars der Universität Bonn, 1968.) aparece la Cola de Dragón con una ubicación geográfica muy similar a la que tiene en Henricus Martellus, con el eje Indochina-Cattigara muy similar entre ambos mapamundis. La península en Al-Juarismi, identifica además dos islas -a oriente y occidente de la Cola de Dragón- denominadas como "Isla de la Plata del Mar Tenebroso" (Atlántico) e "Isla de la Plata del Mar Índico" (Pacífico). De acuerdo a Paul Gallez, Al-Juarismi es el primer cartógrafo en delinear a la Tierra del Fuego como isla.

El geógrafo hispano-árabe Al-Idrisi, al servicio del rey normando Roger II de Sicilia elaboró en 1154 la Tabula Rogeriana, uno de los mejores mapas del mundo elaborados hasta la fecha. Por su doble condición de europeo y musulmán tuvo acceso tanto a las fuentes medievales europeas como a las informaciones de los comerciantes árabes, así como a la concepción geográfica clásica, además de elaborar su propia investigación; fruto de todo ello desechó la visión ptolemaica del sudeste asiático, trazandolo con una forma redondeada mucho más similar a la forma real de la Península Indochina. Esta concepción es la que se impuso en la cartografía europea medieval.

El soberbio Atlas Catalán confeccionado por los mallorquines Abraham y Jehuda Cresques hacia 1375 sintentiza en su mapamundi el conocimiento geográfico más avanzado del momento, optando también por el remate del continente asiático mediante una leve península redondeada. Finalmente, como colofón de estos avances, el monje italiano Fra Mauro confeccionó en 1459 un gran Mapamundi considerado como "el mejor memorial de la cartografía medieval", en el cual se muestra un trazado del Golfo de Tailandia y de la Península Indochina bastante fiel a la realidad.

En el Renacimiento se procede a rescatar en la Europa Occidental la cultura clásica greco-latina frente al teórico oscurantismo medieval, aunque ello no supuso en el caso de la cartografía un avance inmediato. El redescubrimiento de la Geografía de Ptolomeo en 1295 por el bizantino Maximus Planudes y su traducción al latín en 1406 dieron lugar a que los principales cartógrafos de la Europa renacentista, desecharan la concepción del continente asiático que habían defendido los grandes cartógrafos medievales y adoptaran en su lugar el concepto de "cola de dragón".

El modelo ptolemaico es actualizado en Lisboa hacia 1485 por Bartolomé Colón, inspirando el célebre mapamundi de 1489 del alemán Enrique Martelo, en el cual figura una enorme península al sur de Asia, que se extiende hasta la misma latitud que el sur de África y que a la vez ocupa varios grados de longitud, conteniendo numerosos ríos, lagos y cordilleras. El globo terráqueo Erdapfel confeccionado en 1492 por Martin de Bohemia copia este mismo trazado.

Tras la llegada de Cristóbal Colón a las Indias Occidentales en 1492 y las sucesivas exploraciones de las tierras americanas, distintos cartógrafos comienzan a reflejar su existencia en los mapas, aunque tendiendo a vincular este Nuevo Mundo con el continente asiático conforme a la inicial concepción del propio Colón.

La pervivencia de la concepción clásica del mundo combinada con los cada vez más amplios conocimientos geográficos de la Era de los descubrimientos va creando distintas confusiones en el reflejo cartográfico de esos descubrimientos, así el "clandestino" Planisferio de Cantino elaborado en 1502 muestra los más avanzados conocimientos secretos de la corte portuguesa, convirtiéndose en el más avanzado planisferio realizado hasta la fecha al mostrar con gran precisión varias regiones hasta entonces poco conocidas. Respecto al sur de Asia, siendo los portugueses conocedores de los accesos reales al Mar de China, se omite la existencia de la supuesta cuarta península asiática, no obstante se intenta conservar la concepción ptolemaica y se configura erróneamente una Península de Malaca de gran tamaño mucho menos exacta que en los mapas precedentes, reflejando esta tercera península con una forma similar a la que hasta entonces se le había atribuido a la "Cola de Dragón". El Planisferio de Caverio de 1504 muestra el mismo planteamiento.

El alemán Martin Waldseemüller en su Universalis Cosmographia de 1507, refleja por primera vez al completo el Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón de forma totalmente exenta al continente asiático, y lo bautiza con el nombre de "Terra America". Para el trazado del continente americano se basa y amplía la concepción del genovés Nicolás Caverio, pero para el continente asiático rescata la concepción ptolemaica, recuperando la forma real de la Península de Malaca y resucitando la "Cola de Dragón" tal y como la había reflejado Martelo en 1489.

Durante las dos décadas siguientes impera la confusión, en función de las fuentes por las que opte cada cartógrafo. El más acertado es el polaco Jan de Stobnica que en 1512 muestra América como un continente exento y suprime la Cola de Dragón, siguiendo las propuestas de Américo Vespucio. Otros optan por unificar Sudamérica y la Cola de Dragón como el flamenco Johann Ruysch en su Planisferio de 1507. Finalmente otros autores muestran por un lado América y por otro mantienen la Cola de Dragón de Martelo, como los italianos Sylvanus en 1511 y Pietro Coppo en 1520, o el francés Laurent Fries en 1522.

La gran península después conocida como Cola de Dragón, tuvo una enorme relevancia histórica en el tránsito del siglo XV al siglo XVI, puesto que tanto el Almirante Cristóbal Colón como los primeros exploradores del Nuevo Mundo creían firmemente en su existencia, y esa convicción inspiró el derrotero de sus viajes y condicionó la interpretación de las tierras descubiertas.

En su cuarto viaje Colón podría estar a la búsqueda del mítica ciudad de Cattigara (nombrada desde la Geografía de Ptolomeo y tomada de Marino deTiro), un lugar que venía señalado en los mapas de la antigüedad como la antesala de los mares de China. El Almirante no encontró jamás el estrecho, para llegar a esta ciudad, pero en su empeño recorrió y cartografió miles de kilómetros de la costa americana.

Una primera interpretación, refiere a que la Cola de Dragón representaría la amalgama de grandes y pequeñas islas que componen Insulindia: las actuales Indonesia, Filipinas y Nueva Guinea, e que incluso podría representar algún primitivo conocimiento asiático de la costa norte de Australia.

La principal teoría alternativa defiende que la Cola de Dragón representa un olvidado conocimiento clásico de Sudamérica, habiendo sido cartografiado este subcontinente varios siglos antes del descubrimiento europeo de 1492 (ver Escuela Argentina de Protocartografía).

orden templaria y posteriormente ésta las entregó a órdenes similares en Portugal, lo que demuestra un conocimiento precolombino de América.

El Sinus Magnus (Gran Golfo) fue identificado en 1970 como el Océano Pacífico por Ibarra Grasso, quien a su vez refiere a que ya en el siglo XVI había en los cartógrafos la creencia de que tal gran golfo era el que luego se conocería como Mar dulce (Pacífico). Sin embargo esta antigua cartografía surgida desde Marino de Tiro y Ptolomeo (aunque Ibarra Grasso la identifica aún antes) aparece nombrada en occidente del Sinus Magnus la ciudad de Cattigara hacia el sur, junto con otras como Acathra -más al norte- apareciendo la ciudad de Thinae (Metrópoli) cerca del Ecuador, lo que muestra que en la costa occidental de lo que sería el Océano Pacífico, había numerosas ciudades antiguas. Ahora bien esto es consistente, de acuerdo a Ibarra Grasso con la ubicación de numerosas grandes civilizaciones como las Olmecas, Toltecas al norte y las de Lambayeque y Pre Nazcas al sur, siempre en la época en que se diseñaron los mapas antiguos. En ese contexto algunos partidarios de la teoría sudamericana identifican la ciudad de Cattigara con Chan Chan, la capital del Reino chimú ubicada en la actual Provincia de Trujillo peruana, que constituye la mayor ciudad construida en adobe de América, aunque como dijimos, existen diversas posibles ubicaciones que han sido postuladas por los integrantes de la Escuela Argentina de Protocartografia. Bartolomé Colon había hecho un croquis con la identificación del Sinus Magnus en la costa occidental de la Cola del Dragón. El propio Cristóbal Colón buscaba en el cuarto viaje el paso rumbo a Cattigara, y tenía muy claro que se encontraba en el lado Oriental de esa gran franja de tierra, denominada Cola de Dragón, con lo cual es evidente que estaba observando mapas como el de Martellus, que de acuerdo a los actuales estudios académicos fue clave en su viaje de descubrimiento.

[1]​4. Sobre Brasil en la Cartografía Prelusitana (Gustavo Vargas Martínez): http://www.personales.ulpgc.es/mronquillo.dch/Brasil%20en%20la%20cartografia%20prelusitana.htm

5. Sobre la distorsión en los mapas medievales (Enrique Garcia Barthe) https://www.bibliotecapleyades.net/esp_mapas_historia.htm



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