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Coleo de toros



El coleo es un deporte que tiene un origen emparentado con la introducción de la ganadería en los territorios de las actuales Venezuela y Colombia desde mediados del siglo XVI.

En lo que es hoy Colombia, entre 1529 y 1530, los Welser trajeron numerosos caballos, mulas, burros, reses y ganado menor, que incluía cerdos y ovejas. Desde Pore, el ganado fue trasladado hacia el Tocuyo y Barquisimeto, donde las condiciones del clima, los pastos naturales y la existencia de agua favorecieron el desarrollo de su cría. En 1530, en avanzada desde El Tocuyo, el conquistador Cristóbal de Mendoza Rodríguez fundó el primer hato en los llanos centrales, específicamente en el Sitio de Uberito, en las cercanías de la actual Ciudad de Calabozo, hoy estado Guárico. De allí la ganadería se extendió hasta el Apure y las Pampas Araucanas, a través de los incesantes arreos de animales conducidos en largas y fatídicas jornadas que les llevasen por la vía del llano o de los andes hasta la meseta de Santa Fe.

Poco a poco el número de reses se fue acrecentando, a tal punto, que cuenta el historiador José de Oviedo y Baños que para 1547 existían en las afueras de El Tocuyo alrededor de 4000 vacas, 2000 caballos, y 12.000 ovejas. Con el correr del tiempo, la ganadería vacuna se convirtió en una creciente actividad económica debido no solo al incremento de los rebaños, sino a las múltiples labores que se desarrollaron a partir de la industria del cuero, que para 1620 exportaba más de 9300 piezas a España. Igualmente, se derivaron de la ganadería vacuna otros productos, como la leche, los quesos, la nata, y la carne salada, que contribuyeron a la alimentación de los primeros colonizadores. La ganadería porcina, caprina y la cría de aves de corral, sin embargo tuvieron un descenso en su desarrollo durante la Colonia, siglos XVII y XVIII, debido a su poco aprovechamiento, y a que sólo sirvieron de complemento alimenticio a las familias.

De este desarrollo nace la cultura de la Coleadera, o mejor dicho Los Toros Coleados, puesto que las faenas constantes en el campo requerían tener un control permanente sobre los rebaños de vacunos, por parte de los Cabresteros, Mayorales o Pastores; una nueva raza de hombres, principalmente mestizos, que empezaban a ser llamados, "Llaneros".

En un principio, durante la Conquista de los Territorios, en el Siglo XVI, la Corona Española, prohibía taxativamente que "Todo Indio, Negro, o Blanco Criollo, montase a caballo", puesto que este era un privilegio exclusivo para los "Blancos Españoles, con blasón y limpios de toda mala raza". La expansión de una economía basada netamente en la cría de rebaños y sus consecuentes necesidades agrícolas, promovieron reformas legales que permitieron a corto plazo, que las clases excluidas de labriegos tuvieran el "Privilegio" de montar a caballo, y así participar activamente en la producción, arreo, marcado, descornado y sacrificio de las reses en el campo. Para dicha labor, en muchas ocasiones, se necesitaba la rapidez del Caballo y la Agilidad del Jinete para ir a toda velocidad tras las res en huida, asirse de la "Cola" o "Rabo" de la bestia, acelerar la marcha del caballo, y así poder "Tumbar" o "Colear" al bovino. En ocasiones el Terrateniente propietario del Hato, ofrecía una buena suma de dinero en monedas, con tal de que se derribara a determinado animal, ocasionando una estampida de llaneros que le perseguían, para ver quien era el primero en llevarse el premio. Era esta una forma de apuesta y entretenimiento practicada por los habitantes de aquellas sabanas, que permaneció intacta durante los siglos XVII y XVIII, en las celebraciones y fiestas religiosas; que junto al Joropo, y las Terneras, marcaron la idiosincrasia de la Venezuela y Colombia rural en el periodo de la colonia.


Con el Período de Independencia y la formación de la Gran Colombia, y sus consecuentes Guerras Insurgentes, los Toros Coleados, no solo era empleado para la recreación de la soldadezca en ocio, sino también para su entrenamiento en la Lucha a Caballo, ya que las arremetidas y estrategias que se empleaban contra el Ejército Español, en el campo de batalla, resultaban ser bastante similares a las maniobras emprendidas para dominar las vastas manadas de ganado vacuno. Famosas fueron las acciones en contienda desdeñadas por José Antonio Páez, José Tadeo Monagas, Juan Vicente de Campo Elías, José Tomas Boves, entre otros. México, adoptó un estilo de colear vacunos distinto y más llamativo, el cual revolucionó la forma de ver el coleo, se podría decir que lo mejoró, y es utilizado en la charrería como una llamada “suerte", y hace del coleo algo menos tedioso y soso, y lo transforma en algo entretenido y con mayor dificultad.

El Coleo, que es hoy día considerado más un Deporte que un Trabajo, no ha cambiado en prácticamente nada, porque aún hasta los más hermosos amoríos llaneros siguen naciendo en una Manga de Coleo, aspecto que ha sido reseñado en infinidad de Poemas, Canciones y Literatura Venezolana y Colombiana. Actualmente está reglamentado por diferentes federaciones, entre ellas, la Federación Venezolana de Coleo "FEVECO" y ésta, a su vez, está integrada por las asociaciones de cada entidad federal y las asociaciones por Clubes y los clubes por los coleadores. De igual forma, en Colombia existe una Federación de Coleo con ligas a nivel departamental[1]​ y se celebran importantes torneos como el encuentro mundial de coleo, en el segundo fin de semana de octubre y el confederado de coleo en la primera semana de diciembre.


En las competencias participan los siguientes:

El los toros coleados el juez central se ubica en la tribuna principal, vigila todo lo que sucede en la manga, impone el orden, hace cumplir el reglamento y además, mediante un altavoz, narra la competencia en el momento en que se está desarrollando. Las frases de giros y el léxico empleados en la descripción que hace el juez-narrador son propios de esta actividad; el ritmo de la acción y el estilo son propios de cada juez.

Momentos antes de empezar las acciones el juez hace un llamado de advertencia a los competidores para que se preparen. Al dar la orden ingresan a la manga los cuatro coleadores del turno correspondiente en la forma en que el juez los llame, luego autoriza al juez de coso para que deje salir al toro. Al grito de "cacho en la manga" indica que el toro está en la pista se inicia la competencia. Los coleadores se lanzan en persecución del animal; cuando uno de ellos toma el rabo del toro, el resto de los participantes deben retirarse tres metros para esperar que el coleador ejecute la coleada , cada turno dura 4 minutos en los cuales los coleadores deben tratar de tumbar al toro la mayor cantidad de veces posibles.

De acuerdo a la forma como caiga el toro, el coleador se hace merecedor a un puntaje que se va sumando a medida que el coleador va haciendo su participación; este puntaje está determinado de acuerdo al reglamento de la Federación de Coleo por la cual se rigen los clubes, y son las siguientes:

CAMPANILLA: El toro debe caer de costado (pegando la paleta en el suelo ) girar sobre su lomo y quedar sobre el otro costado, y volver a girar sobre su lomo para finalizar sobre el otro costado. Equivale a 25 puntos en la primera zona y 15 puntos en la segunda zona. Es equivalente a dos campanas.

CAMPANA: El toro debe caer de costado (pegando la paleta en el suelo) y girar sobre su lomo y quedar sobre el otro costado. Equivale a 20 puntos en la primera zona y 10 puntos en la segunda zona. COSTADO: El toro debe caer de costado. Equivale a 10 puntos en la primera zona y 5 puntos en la segunda zona.

CUARTOS TRASEROS: El toro cae pegando únicamente los cuartos traseros en el suelo. Equivale a 5 puntos en la primera zona y 3 puntos en la segunda zona.

REMOLINO: Es equivalente a tres campanas y es con la que se obtiene el mayor puntaje: 30 puntos en primera zona y 25 puntos en la segunda zona Las caídas que sufren los animales bovinos tienen sus respectivos nombres: una vuelta campana es cuando el toro se cae y levanta las patas y gira sobre el espinazo, campanillas son dos vueltas de campana, el remolino son tres vueltas de campana, costado es cuando el toro cae de uno de sus lados y cuartos o sentada que es cuando el toro cae pegando únicamente los cuartos traseros en el suelo.

Los Toros Coleados en definitiva tiene su nacimiento en la época de la Gran Colombia. Existe campeonatos en el que participan coleadores de Venezuela, Cuba, México, Colombia, Panamá, y Brasil.

El último fue en Venezuela y el anterior en Panamá.

Además de Venezuela, también se practica en México, Colombia, Panamá y Brasil.

Existen varias categorías y la variable principal para su clasificación es la edad del coleador. Entre las categorías (como se les denomina en Venezuela porque en países como Colombia y Brasil tienen diferentes denominaciones).




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