Las comarcas de España son divisiones territoriales de España delimitadas por afinidades geográficas físicas y humanas. Habitualmente llevan la denominación "comarca de..." u otras similares, como las de "tierra de...", "campo de...", "campiña de"..., "vega de...", "valle de...", "sierra de...", "montaña de...", "montes de...", "puertos de...", etc.
Dada la especial vinculación de las comarcas del medio rural con determinados productos agropecuarios, muchas de ellas suelen identificarse con las denominaciones de origen y otras indicaciones geográficas que protegen su producción local, como es el caso de los vinos o los quesos.
Sólo en algunos casos las comunidades autónomas han optado por dotar las comarcas de existencia legal, mediante instituciones intermedias entre los municipios y las provincias (comarcas de Aragón, comarcas de Asturias, comarcas de Cataluña, comarcas de Galicia), aunque también las hay transprovinciales, e incluso algunas que traspasan las fronteras entre comunidades.
La geografía regional clásica identificaba las comarcas como regiones naturales, cuyos rasgos humanos e incluso históricos estarían determinados (determinismo geográfico) o al menos influenciados por factores físicos, principalmente por el relieve y los ríos (que marcan sus límites y definen zonas con clima, vegetación o suelos similares). La gran complejidad de la geografía de España, su relieve compartimentado y la multiplicidad de sus climas, conlleva una gran variedad de regiones naturales diferenciadas. La no menor complejidad de su historia ha forjado en cada una de sus comarcas una peculiar idiosincrasia, casi siempre de base preindustrial, que se puede remontar al Antiguo Régimen, y que en algunos casos se manifiesta en particularismos. Por esa misma razón, la comarcalización (la determinación concreta de cuáles sean los límites y hasta la denominación de cada comarca) es un tema sujeto al debate político e identitario, por encima de argumentos geográficos.
No debe confundirse el concepto de comarca o región natural con el nivel superior de división espacial en términos de geografía física de España, que está en las grandes unidades estructurales: Meseta Central (dividida en Meseta Norte y Meseta Sur), Cornisa Cantábrica, Valle del Ebro, Andalucía occidental (o "Bética", o Valle del Guadalquivir), Andalucía oriental (o "Penibética"), Levante español y los archipiélagos (Baleares y Canarias).
Mientras que estas regiones geográficas son menos de diez, las comunidades autónomas son diecisiete y las provincias cincuenta. El número de las comarcas o regiones naturales españolas es mucho mayor que esa cifra y mucho menor que el de los municipios españoles (que son unos ocho mil). Necesariamente habrá de ser, por tanto, del orden de varios centenares, aunque su concreta determinación varía mucho entre los distintos estudios geográficos (por ejemplo, se han identificado 324 "comarcas de suelos").
El vasto espacio, escasamente compartimentado, de la Meseta del Duero, junto a los factores históricos que determinaron una característica división provincial en torno a las ciudades con voto en Cortes, han determinado que en la Comunidad Autónoma de Castilla y León no se haya producido una comarcalización institucional excepto para la Comarca de El Bierzo, reconocida en el Estatuto de Autonomía. Sí existen numerosas demarcaciones, formales e informales, que agrupan territorios de distintas dimensiones, muy a menudo solapadas entre sí. Incluso algunas de ellas reciben la misma denominación en distintas provincias, como la Tierra de Pinares (Ávila, Segovia y Valladolid) y la Comarca de Pinares (Soria y Burgos), o la Tierra de Alba (Zamora y Salamanca).
Comarcas limítrofes con otras zonas geográficas pertenecen administrativamente a provincias castellano-leonesas pero geográficamente están más allá de la cuenca del Duero, como el Valle del Tiétar en la provincia de Ávila, las comarcas del Sil en la provincia de León, las comarcas del Ebro en la provincia de Burgos y las comarcas del Jalón en la provincia de Soria.
El territorio que se sitúa entre la cordillera Cantábrica y el litoral del mar Cantábrico está muy compartimentado por el relieve, en multitud de valles de fuertes pendientes. Es la unidad geográfica con mayor diversidad idiomática.
De oeste a este, comienza con las comarcas gallegas, la mayor parte de las cuales pertenecen a la vertiente atlántica y no a la vertiente cantábrica; mientras que las elevaciones montañosas de la zona se engloban en el llamado macizo Galaico-Leonés, que conectan la Galicia interior con la Meseta, con comarcas de transición (Los Ancares, Sanabria).
Continúa por las comarcas de las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y el País Vasco. La denominación histórica de "las Asturias" se aplicaba a un conjunto de comarcas (Asturias de Oviedo, Asturias de Santillana) que se sucedían desde Galicia hasta La Montaña (o Montaña de Burgos, posteriormente convertida en provincia de Santander y actualmente Comunidad Autónoma de Cantabria).
Las comarcas vascas se suceden a partir de Las Encartaciones (que contienen un enclave perteneciente a la Comunidad Autónoma de Cantabria) y hasta el Bajo Bidasoa, que se prolonga hacia el resto del valle del Bidasoa por la Comunidad Foral de Navarra. Los tres "territorios históricos" o "provincias vascongadas" (con la denominación de "señorío" en el caso de Vizcaya y "condado" en el caso de Álava) son las de menor extensión de entre todas las españolas, similares en superficie a comarcas; pero también tenían subdivisiones, como las merindades o las cuadrillas, además de distintas comarcas denominadas a partir de nombres tradicionales o con criterios geográficos recientes.
Las comarcas del alto Ebro suelen incluirse en los estudios geográficos en la Cornisa Cantábrica (Campoo -Comunidad Autónoma de Cantabria-) y en la Meseta Norte (Las Merindades, Bureba, Comarca del Ebro -provincia de Burgos-).
Por su parte, en la cuenca media del Ebro y en su margen derecha se establecen Rioja alta ( que abarcaría las subcomarcas de Haro, Santo Domingo de la Calzada, sierra de la demanda oriental o Anguiano y sierra de la demanda occidental o Ezcaray), Rioja media (que abarcaría las subcomarcas de Logroño, Camero Nuevo o Torrecilla y Camero Viejo o San Román) y Rioja baja (que abarca las subcomarcas de Calahorra, Arnedo, Alfaro y Cervera del río Alhama). Todas ellas pertenecientes a la comunidad autónoma de La Rioja.
En la margen izquieda del río Ebro se encuentra la Rioja alavesa o cuadrilla de Laguardia en la provincia de Álava.
Los valles pirenaicos (Pirineos), muy compartimentados y de personalidad muy marcada (históricamente definieron los núcleos cristianos de la Reconquista), están entre los más claros ejemplos de comarcas (valle de Baztán, valle de Ansó, Sobrarbe, Ribagorza, Pallars, valle de Arán -del río Garona, no del Ebro-, etc.)
A la cuenca del Ebro pertenecen la mayor parte de las comarcas de la Cataluña interior (particularmente, las de la provincia de Lérida), siendo el resto comarcas litorales del Mediterráneo.
El valle alto del Guadalquivir suele considerarse parte de la Andalucía oriental en los estudios geográficos.
El concepto de "Levante español" no tiene una delimitación clara en los estudios geográficos. Su identificación solamente puede hacerse, genéricamente, con relación a la costa oriental, entre el cabo de Creus y el cabo de Gata, incluyendo así las comarcas o provincias ribereñas del Mediterráneo desde Almería hasta Gerona. No tiene una identificación estricta con el clima mediterráneo litoral (todo el sureste es mediterráneo seco o subdesértico, mientras que gran parte de Andalucía también tiene ese clima mediterráneo costero). Geomorfológicamente también es muy diverso, así como en su ocupación humana. Lingüísticamente coincide en parte con la distribución de las distintas variedades de la Lengua Valenciana.
Buena parte de las provincias de Cuenca y de Teruel pertenecen a la vertiente mediterránea (cuencas del Júcar y del Turia), pero su elevada altitud las diferencian notablemente de las comarcas litorales. Por su parte, las comarcas valencianas del interior se identifican con las características de la Meseta (comarca de Utiel-Requena) o el Sistema Ibérico (Maestrazgo y Rincón de Ademuz); lo mismo puede decirse del Altiplano murciano.
Al norte y al este de las Tierras del Ebro, las comarcas catalanas pueden considerarse unas de ellas como litorales (identificables con las levantinas, como el Maresme, de explícito nombre) y otras como de interior (identificables con otras del Valle del Ebro y el Pirineo).
En el extremo opuesto, las comarcas andaluzas más orientales (aproximadamente la mitad de la superficie de la provincia de Almería): Los Vélez, el Valle del Almanzora y el Levante Almeriense.
Especialmente en las islas mayores, se refieren divisiones comarcales.
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