El término comepecados o devorador de pecados se refiere a una persona que, mediante rituales, tomaría por medio de comida y bebida los pecados del habitante de una casa, normalmente recién fallecido, absolviendo por tanto su alma y permitiendo a esa persona descansar en paz. En el estudio del folklore el comepecados es considerada una forma de magia religiosa.
La tradición cuenta que este ritual era practicado en regiones de Inglaterra y Escocia, perdurando supuestamente hasta finales del siglo XIX o principios del 20 en Gales y en las marcas galesas colindantes de Shropshire y Herefordshire, así como en ciertas partes de los Apalaches en América. Generalmente, lo realizaban mendigos, y algunos pueblos contaban con sus propios comepecados. Eran conducidos al lecho de muerte, donde un familiar colocaría una hogaza de pan en el pecho del difunto y le pasaría una jarra de cerveza sobre el cadáver. Tras rezar una oración o recitar el ritual, el comepecados bebería de la jarra y recogería el pan del pecho para comérselo, lo que traspasaría el pecado del muerto a él.
Aunque la figura del comepecados ha tenido diversas referencias en la cultura moderna, algunas cuestiones como cuán común era su práctica, en qué regiones del mundo eran más habitual y cómo interactuaban comepecados, autoridades religiosas y gente corriente, permanecen en gran medida sin estudiar y en el ámbito del folklore.
En la cultura Azteca, al final de la vida de un individuo, se le permitía confesar sus fechorías a esta Tlazolteotl, la diosa de la tierra, y de acuerdo a la leyenda, ella limpiaría su alma "comiéndose su suciedad".
Una leyenda local de Shropshire, Inglaterra, acerca de la tumba de Richard Munslow, el último comepecados del área, fallecido en 1906, dice que:
"Al comer pan y beber cerveza, y dando un breve discurso en su tumba, el comepecados tomaba para sí los pecados del fallecido". El texto del discurso es el siguiente: "Te doy alivio y descanso ahora, querido hombre. No vengas por nuestros caminos o a nuestros prados. Y por tu paz empeño mi propia alma. Amén".
El libro de 1926 Funeral Customs ("Costumbres funerarias"), de Bertram S. Puckle, menciona a un comepecados:
"El profesor Evans, del colegio presbiteriano Carmarthen, vio realmente a un comepecados alrededor del año 1825, el cual vivía entonces cerca de Llanwenog, Cardiganshire. Aborrecido por los supersticiosos aldeanos como algo sucio, el propio comepecados se abstuvo de cualquier intercambio social con sus congéneres con motivo de la vida que había elegido; vivió solo en un lugar remoto, y aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerle le evitaron como harían con un leproso. A este desgraciado se le asociaba con espíritus malignos, e inclinado a la brujería, conjuros y prácticas impías; solo le buscaban cuando tenía lugar una muerte, y cuando cumplía su cometido quemaban el cuenco de madera y el plato de los cuales había comido la comida que le habían acercado o colocado sobre el cadáver para su consumo".
Howlett menciona al comepecados como una antigua costumbre en Hereford, y describe así la práctica: El cadáver es sacado de la casa, y colocado en un féretro; una hogaza de pan era dada al comepecados sobre el cadáver, también un tazón de arce, lleno de cerveza. Una vez consumidos ambos, se le daba una propina de seis peniques como agradecimiento por tomar para sí mismo los pecados del fallecido, quien, ya liberado, no caminaría después de muerto.
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