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Comillas



Las comillas son un signo ortográfico doble de puntuación. En español existen tres tipos de ellas: las angulares (« ») [nota 1]​, las inglesas ( ) y las simples ( ). Son utilizados para marcar niveles distintos en una oración. Las comillas angulares se escriben sobre la parte media del renglón, mientras que las inglesas y simples se escriben en la parte alta de este.

Por ser un signo doble, en español se escriben pegadas al primer y último signo (ya sea letra, número u otro signo ortográfico) del periodo que enmarcan, es decir, no se deja espacio alguno. Asimismo, se distingue entre comillas de apertura («, y ) y comillas de cierre (», y ). Las comillas inglesas (altas) de apertura se llegan a presentar en forma simétrica a las de cierre, o en forma inversa a estas últimas.

En español se utilizan tres tipos de comillas:[1]

Todavía en la Ortografía de la Lengua Española de 1999 hecha por la Real Academia Española (RAE) junto a la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) se informaba: «Por lo general, es indistinto el uso de uno u otro tipo de comillas dobles; pero suelen alternarse cuando hay que utilizar comillas dentro de un texto ya entrecomillado».

Sin embargo, ya en 2005 con el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) también de la RAE junto a la ASALE dice al respecto: «En los textos impresos, se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares, reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado».

Si dentro de lo entrecomillado apareciera una segunda cita, se utilizarían otras comillas. El ejemplo dado en la Ortografía de la lengua española y en el citado DPD sigue este orden: «…“…‘…’…”…».[2]​ Tal afirmación volvió a repetirse con la nueva Ortografía de la lengua española publicada a finales de 2010, donde corroboraba lo que se dice en el Diccionario Panhispánico de Dudas.[3]

Por su parte, la Academia Mexicana de la Lengua recomienda el orden “…‘…«…»…’…”, ya que las comillas inglesas son la más comunes en México y el resto de América.[4]

Para reproducir cualquier tipo de cita. En el caso de que la cita ocupe más de un párrafo, antiguamente era usual utilizar las comillas de cierre al principio del nuevo párrafo, sin embargo, esta práctica ha caído en desuso.[5]​ Por ejemplo: Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos:

«En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos, suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España […].

»Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio».

Sin embargo, es común que las citas se reproduzcan con una sangría diferente a la utilizada y/o con un tamaño de fuente menor. En tal caso, ya no sería necesario el uso de las comillas, independientemente del número de párrafos de esta. Por ejemplo: Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos:

En las obras de carácter literario, las comillas se utilizan para reproducir los pensamientos de algún personaje. Por ejemplo: «“¡Hasta en latín sabía maldecir el pillastre!”, pensó el padre» (Clarín Regenta [Esp. 1884-85]).[5]

Las comillas también sirven para llamar la atención al lector sobre alguna palabra o frase que se distingue del resto de los componentes léxicos del enunciado. Esto puede ser que se ocupe con un sentido especial y que sea vulgar o impropia. Por ejemplo: Ella prefiere decir “chascarrillo” más que broma.

En aquellos casos donde lo importante de una palabra o enunciado no sea para comunicar del mensaje que contienen, sino para comentarlos desde un punto de vista lingüístico, es válido ponerlos entre comillas. Por ejemplo: La palabra “palabra” es llana.

Por otro lado, en enunciados de carácter lingüísticos, es válido el uso de las comillas simples para explicar el significado de los términos. Por ejemplo: La palabra «México» se cree que está formada de tres voces náhuatl: metz(tli) ‘luna’, xic(tli) ‘centro u ombligo’ y -co ‘sufijo de lugar’.

Para cualquier parte interna de una publicación, como puede ser el título de un artículo, un reportaje, un cuento, un poema o cualquier capítulo de un libro, se recomienda usar tanto las comillas como la letra cursiva, y su uso puede alternarse libremente. Por ejemplo: Hay novelas cuyos capítulos carecen de nombres. Un ejemplo es Orgullo y Prejuicio, cuyo primer capítulo se llama «Capítulo Ⅰ».

En muchos idiomas, alfabetos y países se utilizan normalmente las comillas dobles, siendo las demás reservadas como alternativa o para casos especiales. Se dan, sin embargo, excepciones: por ejemplo, en Estados Unidos se usan más las dobles, mientras que en Reino Unido se prefieren las simples.[13]

En braille español, la representación de las comillas presenta la disposición de los puntos en los lugares 2, 3 y 6. En español se utiliza tanto para abrir como para cerrar comillas.

Del lenguaje coloquial hablado, al lenguaje corporal, las comillas se representan con un gesto de ambas manos, donde los dedos medios e índices se abren y cierran dos veces (mientras el resto de los dedos se mantienen en forma cerrada) simultáneamente, a la vez que se expresa el enunciado a ser entendido entre comillas.

En las computadoras se usan por defecto comillas rectas, que tienen la misma forma que las primas (" y '). Esta característica se ha heredado de las máquinas de escribir. En el teclado español (tanto el de España como el de Hispanoamérica), la comilla doble se encuentra en la misma tecla que el número 2 y para la simple se usa el apóstrofo, que comparte la tecla del signo de cierre de interrogación.

Sin embargo, también es posible introducir comillas latinas, inglesas o simples. Esto se consigue de diferentes formas dependiendo del sistema operativo que se use (también pueden variar según la distribución del teclado empleada), por ejemplo, pulsando distintas combinaciones de teclas al mismo tiempo:

En algunas aplicaciones, por ejemplo, procesadores de texto, las comillas rectas suelen ser convertidas automáticamente en tipográficas, aunque se suele poder desactivar esta opción.[15]​ También es común esta conversión automática en muchas páginas web. Todos estos reemplazos pueden ser útiles, pero también pueden causar problemas ya que en el código de los lenguajes de programación se usan normalmente comillas rectas, produciéndose errores en caso de usar comillas tipográficas.[16]

Las comillas angulares « y » se diferencian gráficamente de los símbolos matemáticos de desigualdad > mayor que y < menor que, en que las primeras van siempre por parejas del mismo tipo (apertura o cierre) y los símbolos matemáticos de desigualdad pueden ir sueltos.

Las diples son símbolos dobles (porque los hay de apertura y de cierre) que se utilizan para citar texto y . Se diferencian de los símbolos matemáticos de desigualdad > mayor que y < menor que, en que cuando hay una diple de apertura, debe seguirle otro de cierre, cuando concluya el texto que se está citando.



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