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Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Sevilla



La Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Sevilla (CS) fue una compañía ferroviaria española que operó en el siglo XIX. Tenía la propiedad y explotación de la línea ferroviaria que unía Córdoba y Sevilla, discurriendo por el valle medio del Guadalquivir. La compañía desapareció en 1875, tras ser absorbida por MZA.

La línea ferroviaria de Córdoba a Sevilla fue una de las primeras líneas construidas de las que se otorgó concesión, en tanto que era una de las más importantes como parte del trazado que unía la Meseta castellana con Andalucía. Además, esta línea serviría de nexo para las comunicaciones con el Atlántico (a través del puerto de Cádiz) y el Mediterráneo a través del puerto de Málaga. En principio la concesión fue dada a José Joaquín Figueras por una Real Orden de 1852 para el trayecto Sevilla-Andújar, aunque al año siguiente sería reducida hasta Córdoba. Ante la falta de fondos, Figueras cedió los derechos a una compañía de capital extranjero, el Crédito Mobiliario Francés.[2]

Éste acabaría poniéndose de acuerdo con algunos empresarios españoles, lo que daría lugar a la formación el 20 de junio de 1857 de la llamada «Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Sevilla». La nueva compañía encontró algunas obras empezadas por sus antecesores, por lo que continuó con los trabajos, llegándose a emplear unos 3000 obreros. Fue una de las construcciones más fáciles de la época debido a lo llano del Valle del Guadalquivir.[3]​ Así, para el 5 de marzo de 1859 se había completado el tramo de Sevilla a Lora del Río, mientras que el de Lora a Córdoba se finalizó el 25 de abril, quedando así completada la totalidad de la línea. El coste total de las obras se estimó en 27 millones de francos.[4]​ Aunque el primer tren que circuló por la línea fue durante el mismo día de su finalización, hasta el 2 de junio tuvo que esperar la autorización gubernamental para que quedase abierta al tráfico. En Sevilla se construyó una primitiva estación en la Plaza de Armas —luego sería sustituida por la moderna estación de Plaza de Armas—,[5]​ mientras que en Córdoba la estación original se situó en la actual avenida de América, que era donde entonces llegaban los límites de la ciudad.[3]

La explotación del ferrocarril fue fácil y con buenos resultados, pero en el primer año completo (1860) de servicios las obras realizadas dejaron mucho que desear ante las inclemencias climáticas, y las crecidas del río provocaron numerosos problemas en los tramos ferroviarios más cercanos al Guadalquivir, lo que obligó nuevas obras y transbordos en numerosos puntos. En ese mismo año y parte del anterior se puso a prueba la línea con el gran número de transportes militares que pasaron por la línea debido a la guerra que estaba teniendo lugar en Marruecos. A finales de aquel año los beneficios de la empresa eran notables, situación que se repitió durante la siguiente década.[2]​ Sin embargo, el consejo de administración se quejaba de la ausencia de caminos y carreteras de acceso a las estaciones por donde el tráfico pudiera afluir. Para favorecer su acceso a la línea, la misma Compañía mejoró un camino de 13 km hasta Carmona (el posterior ferrocarril Guadajoz-Carmona), e intentó hacer igual con un camino de 30 km que iba de Écija a Palma del Río.[4]​ A pesar de todo, la empresa continuó con sus actividades sin grandes problemas y con buenas cuentas.

Hacia 1874 la CS empezó a negociar una fusión con la Compañía del Ferrocarril de Sevilla a Jerez y Cádiz, pero la operación se frustraría por discrepancias entre empresas.

Finalmente, en 1875 se entraría en negociaciones con la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA). Con esta empresa siempre había existido una buena sintonía. Se acordó que MZA se anexionara la compañía del Córdoba-Sevilla, a cambio de que ésta diera carta blanca a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España para anexionarse a la Compañía de los Ferrocarriles de Zaragoza a Pamplona y Barcelona (ZPB). Aunque «Norte» no era propietaria del ferrocarril Córdoba-Sevilla, sí lo era la francesa Crédito Mobiliario —que también tenía acciones en «Norte»—. A finales de 1875 se completaría esta operación.[6]



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