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Conferencia de Rambouillet



La Conferencia de Rambouillet es el nombre dado a una serie de negociaciones celebradas entre enero y febrero de 1999 para sentar las bases de la paz entre representantes de Yugoslavia y una delegación en representación de la población mayoritaria de etnia albanesa de Kosovo.

Fue organizada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el castillo de Rambouillet (Francia), que dio nombre a las negociaciones. La importancia del acuerdo reside en el hecho de que Yugoslavia se negó a aceptar sus imposiciones, lo que la OTAN utilizó como justificación para iniciar el Bombardeo de Yugoslavia. El rechazo de Belgrado se basó en el argumento de que contenía disposiciones para la autonomía de Kosovo que iban más lejos de lo que su gobierno consideraba razonable.

La conferencia comenzó el 6 de febrero y finalizó el 19 de febrero. La delegación federal yugoslava estuvo encabezada por el presidente de Serbia Milan Milutinović, mientras que el presidente yugoslavo Slobodan Milošević (al contrario de lo sucedido en los Acuerdos de Dayton, donde negoció personalmente) se mantuvo en Belgrado.

La delegación de los separatistas de Kosovo estuvo encabezada por el Primer Ministro del gobierno provisional de Kosovo, Hashim Thaçi, antiguo guerrillero del Ejército de Liberación de Kosovo reclamado por la justicia serbia.

El Secretario General de la OTAN, Javier Solana, asumió el mando para llevar a cabo las negociaciones entre ambas partes. La composición total de los grupos negociadores fue la siguiente:

La disposición más polémica fue que Kosovo sería solo de iure una provincia de Serbia, y de facto una tercera república constitutiva de la República Federal de Yugoslavia, pero con una mayor autonomía que Serbia y Montenegro con respeto a sus relaciones con el gobierno federal. Serbia consideró esto como la secesión de Kosovo de Serbia, teniendo en cuenta además que mientras Serbia no tendría ninguna influencia sobre su provincia sureña, Kosovo, a través de su representación en el parlamento yugoslavo, tendría una influencia sustancial en Serbia. Los kosovares tomarían parte en las elecciones serbias, y sus diputados se sentarían en un Parlamento que no tendría jurisdicción sobre Kosovo.

Kosovo también tendría un sistema judicial independiente, incluyendo su propio Tribunal Constitucional, además de garantizarse representantes en el poder judicial yugoslavo, que no tendría jurisdicción sobre Kosovo. Por otra parte, la OTAN tendría acceso libre y sin restricciones militares al país. De acuerdo al Apéndice B:

Después de la guerra, la Investigación Internacional Independiente sobre Kosovo (International Independent Inquiry on Kosovo), dirigida por Richard Goldstone investigó la cuestión del apéndice y concluyó que había sido copiado por accidente de otros acuerdos de paz. Sin embargo, el político británico, John Gilbert, dijo en una intervención ante la Cámara de los Comunes: "Creo que los términos sometidos a Milošević en Rambouillet eran absolutamente intolerables, cómo podría aceptarlos, siendo una propuesta deliberada".[1]

El Parlamento serbio respondió el 23 de marzo de 1999 a la propuesta con una fuerte crítica. Aunque se convino en que Kosovo debería recibir más autonomía, indicó que preferiría la intervención de las Naciones Unidas antes que la OTAN, acusando a la "delegación separatista-terrorista de los albaneses étnicos" de:

Las propuestas fueron totalmente rechazadas inicialmente por la representación albanesa de Kosovo, mientras que Belgrado había aceptado los aspectos políticos pero no los militares, solicitando el levantamiento de las sanciones económicas que pesaban sobre su régimen desde la guerra de Bosnia.[3]​ Belgrado también solicitó que las tropas de la OTAN sustitueyeran a las tropas de la ONU para su plena aceptación. El acuerdo fue modificado varias veces hasta que la representación albanesa se vio obligada a firmar, mientras que Belgrado rechazó. Las modificaciones abrían el proceso del estatuto de Kosovo, e incluían anexos que fueron encontrados inaceptables por los serbios, ya que prácticamente dejaban Yugoslavia al nivel de un territorio ocupado por la OTAN.[4]

A propósito de la propuesta a los serbios, el reputado analista John Pilger escribió en el New Statesman: "A cualquier persona que examine el documento de Rambouillet le quedarán pocas dudas de que las excusas dadas para los ataques posteriores fueron fabricadas. Las negociaciones de paz fueron manipuladas, y a los serbios se les dio dos opciones: rendirse y ser ocupados, o no rendirse y ser destruidos".[5]

Poco después del fracaso de las negociaciones, el exsecretario de estado estadounidense Henry Kissinger sentenció sobre el texto de Rambouillet:

Como resultado del fracaso de los acuerdos de paz, y cumpliendo las amenazas de Javier Solana de atacar inmediatamente Yugoslavia si fracasaban las negociaciones,[3]​ el 24 de marzo las fuerzas de la OTAN comenzaron su campaña de bombardeos sobre la República Federal de Yugoslavia, que se prolongaron durante tres meses y se saldaron con la práctica destrucción de las infraestructuras serbias y la muerte de unos 500 militares y 1 500 civiles.[7]​ Así, el 12 de junio Milošević se vio obligado a rendirse y las fuerzas de la OTAN ocuparon el territorio de Kosovo, donde el ejército norteamericano desarrolló su mayor base militar en el mundo, Camp Bondsteel.



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