x
1

Consagración (ceremonia)



Consagración es la acción por la cual se destina al culto de Dios una cosa común o profana por medio de oraciones, ceremonias y bendiciones. Es lo contrario a la profanación y al sacrilegio, que consiste en emplear en usos profanos una cosa que estaba consagrada al culto de Dios.

La costumbre de consagrar a Dios los hombres destinados a su servicio, los sitios, los vasos e instrumentos que deben servir para su culto, es de la más remota antigüedad. Dios lo había mandado en la ley antigua y había prescrito en dicha ley las ceremonias que se habían de practicar.

Los sacerdotes defienden que, desde que una cosa cualquiera se consagra al culto de Dios, se la debe respetar, no considerándola en lo sucesivo como una cosa profana, ni empleándola en usos comunes porque esta señal de desprecio se juzgaría recaer sobre el mismo Dios. Tampoco es cierto que este sea un uso fútil y supersticioso, puesto que Dios lo mandó así desde el principio. Una ceremonia sensible, una consagración pública es necesaria a fin de inspirar a los hombres respeto para con todo cuanto sirve al culto de Dios y con objeto de afectar tu ánimo con el recuerdo de la presencia de Dios.

Pastores evangélicos generalmente se ordenos en una ceremonia llamada "consagración pastoral".[1][2][3]

Dios había mandado a Moisés que le construyese un tabernáculo o una tienda y a Salomón que le edificase un templo; mucho tiempo antes Jacob había consagrado la piedra sobre la cual había tenido una visión misteriosa, y la llamó la casa de Dios; aquí fue donde edificó un altar por orden de Dios mismo y donde ofreció un sacrificio. Gen., c. 28, v. 16; c. 35, v 1. Ya este sitio había sido consagrado por Abraham, c. 12, y. 7; fue llamado constantemente Bethel, casa de Dios, y respetado en la sucesión de los siglos, hasta que fue profanado por Jerohoan. III Reg., c. 12, . 29. Luego que el templo fue edificado, dedicado o consagrado, dijo Dios a Salomón: he oído vuestra súplica, he santificado esta casa; mis ojos y mi corazón permanecerán para siempre en ella. III Reg., c. 9,*. 3,

Independientemente de los textos del Antiguo Testamento, en los que Dios había mandado consagrar por medio de ceremonias el tabernáculo, los altares, los vasos destinados a su culto y aun sus sacerdotes, sus manos y sus hábitos y de los pasajes en que todas estas cosas son llamadas santas, sagradas, santuario, etc., el Nuevo Testamento nos presenta otros muchos ejemplos de igual significación.

Diccionario de teología, 1 Nicolas Sylvestre Bergier, 1845



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Consagración (ceremonia) (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!