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Conspiraciones del 11-S



Existen muchas teorías de conspiración que atribuyen la planificación y ejecución de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra los Estados Unidos a partes que no son grupos terroristas reconocidos, o, al menos, a más sujetos además de al-Qaeda,[1]​ incluyendo que hubo un conocimiento avanzado de los ataques entre los dirigentes de alto nivel y funcionarios del gobierno. Las investigaciones gubernamentales y las revisiones independientes han rechazado estas teorías.[2][3]​ Los defensores de estas teorías afirman que hay inconsistencias en la versión comúnmente aceptada, o evidencia que fue ignorada o pasada por alto.[4]

La teoría de la conspiración más destacada es que el derrumbe del World Trade Center y el 7 World Trade Center fueron el resultado de demoliciones controladas en lugar de fallas estructurales debido al impacto y al fuego.[5][6]​ Otra creencia prominente es que El Pentágono fue alcanzado por un misil lanzado por elementos del interior del gobierno de los Estados Unidos[7][8]​ o que un avión comercial pudo hacerlo a través de una retirada efectiva de los cazas estadounidenses. Los posibles motivos reclamados por los teóricos de la conspiración para tales acciones incluyen justificar la guerra de Afganistán y la guerra de Irak (a pesar de que el gobierno de los Estados Unidos concluyó que Irak no estuvo involucrado en los ataques)[9]​ para promover sus intereses geoestratégicos, como los planes para construir un gasoducto de gas natural a través de Afganistán.[10]​ Otras teorías de conspiración giran en torno a que las autoridades y el gobierno estadounidense ya tenían conocimiento avanzado de los ataques, desde meses antes del 11 de septiembre de 2001 e ignoraron y no hicieron nada para evitarlo o que ayudaron deliberadamente a los atacantes.[4][11][12]

El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) y la revista de tecnología Popular Mechanics han investigado y rechazado las afirmaciones hechas por los teóricos de la conspiración del 11 de septiembre.[13][14][15]​ La Comisión del 11 de septiembre y la mayoría de la comunidad de ingenieros civiles aceptan que los impactos de los aviones a reacción a altas velocidades en combinación con incendios posteriores, llevaron al colapso a las Torres Gemelas,[16][17]​ pero algunos grupos, incluidos los arquitectos e ingenieros para la verdad del 11 de septiembre, no están de acuerdo con los argumentos formulados por el NIST y la Mecánica Popular.[18][19]

Aunque algunas de las teorías de la conspiración proponen que fueron los agentes secretos de Israel o de Pakistán los que estaban detrás de los ataques, las que han conseguido mayor repercusión suelen estar basadas en una de estas dos ideas:

Una de las teorías conspirativas más divulgadas es la de que no fue un avión sino un misil lo que se estrelló contra el Pentágono.[21]​ Sus principales defensores son los que apoyan la versión del "trabajo interno", quienes afirman que no hay suficientes pruebas que demuestren que se estrelló un avión en el Pentágono. No obstante, algunos partidarios del "trabajo interno" también la descartan tras valorar las evidencias y creen que la operación no incluía el uso de un misil.

He aquí los argumentos que manejan los defensores de esta teoría conspirativa:

Uno de los argumentos más alegados a favor de la teoría de la conspiración ha sido el de que las Torres Gemelas no se derrumbaron a causa del choque de los aviones, ni por los subsiguientes incendios, sino que se habrían detonado unas cargas que habrían producido el colapso de los edificios, que sería una demolición controlada.[47]

Para dicha demolición controlada se habría usado termita, una mezcla de óxido férrico y aluminio (Fe2O3 + 2Al) que corta por fusión las columnas de acero[cita requerida], y explosivos, que se ponen en todos o casi todos los pisos.

Los contrarios a esta hipótesis dicen que casi ninguno de los argumentos soporta un análisis a fondo. Incluso hay, como sucede con el Pentágono, una corriente entre los partidarios de la teoría de la conspiración desde la que se rebaten algunos argumentos al uso sobre la demolición y se advierte de que hay que centrarse en otros puntos.[48]

Estos son los aspectos que se arguyen como indicios de que existió tal conspiración:

Se halló metal incandescente en la base de las torres. Los defensores de la conspiración afirman que ese metal era acero procedente de la estructura del edificio y que este estaba fundido, y razonan de este modo:

El punto de fusión del acero de bajo carbono o estructural está alrededor de 1510 °C (2750 °F), temperatura que sólo puede ser alcanzada en hornos industriales o usando productos químicos, tales como la termita química, mientras que se han vertido conjeturas en las que la temperatura más alta que pudo darse dentro de las Torres Gemelas es de 1650 °C (3002 °F).

Por lo tanto, el metal fundido que se halló en la base de las torres, podría ser evidencia del uso de termita, que al encenderse produce una reacción cuya temperatura puede alcanzar los 2482 °C (4500 °F) en dos segundos y que se usaría para cortar por fusión las columnas de acero. Según los defensores de esta hipótesis, las chispas incandescentes que salían de las torres momentos antes del colapso[cita requerida] son debidas a esta reacción.

Otras fuentes han sugerido que el acero de la estructura se pudo derretir por la acción de la continuación del incendio bajo tierra tras el derrumbe[59]​ o incluso que fuera el propio acero el que, en una reacción exotérmica, se mantuviera incandescente produciendo óxido de hierro, que se funde a temperaturas más bajas, ayudado por el agua echada por los bomberos.[71]

Andreas von Bülow, miembro del gabinete de Helmut Schmidt y miembro del Parlamento Alemán y antiguo ministro de defensa, afirmó en entrevista radial con Alex Jones el 20 de abril de 2006, que los ataques fueron realizados por los más altos niveles del aparato de inteligencia de Estados Unidos y que usaron la Torre 7 como búnker de comando, la cual fue posteriormente demolida para destruir toda evidencia y la escena del crimen. Según von Bülow, "los relatos oficiales son tan equivocados que debió haber sido un trabajo desde adentro".

El alcalde Rudolph Giuliani había abierto un centro de comando de emergencias en el piso 23 de la torre 7 en junio de 1999 para responder a cualquier ataque terrorista. Ese fue el sitio óptimo, postula von Bülow, desde el cual los aviones se pudieron controlar remotamente. Según su hipótesis hubo dos procedimientos. Uno fue el vuelo de los aviones y el segundo las explosiones. Von Bülow cree que debió ser un pequeño grupo dentro de la CIA y con la ayuda de los servicios secretos de Arabia Saudita y Pakistán.[77]

Se puede ver el colapso del edificio recogido por varias cadenas de televisión ese día:

Entre los ocupantes del edificio se encontraban:[78]

En agosto de 2008, el NIST hizo público un estudio que explica los motivos del colapso del edificio 7. Según este, los incendios que ardieron en las plantas inferiores, especialmente en los pisos 7 a 9 y 11 a 13, que ardieron de forma descontrolada, fueron la causa principal del derrumbe, siendo los daños estructurales producidos por los escombros que caían de las torres un factor de poca relevancia. El NIST no encontró evidencias del uso de explosivos durante su estudio, asegurando que la explosión más pequeña capaz de inutilizar la columna crítica habría producido un "nivel de sonido entre 130 y 140 decibelios a una distancia de ochocientos metros".[79]

Aunque el Informe de la Comisión sobre el 11-S establece que el hecho de que el vuelo 93 de la United Airlines se estrellase en un campo de Shanksville, Pensilvania, fue causado por el intento de los pasajeros de tomar el control de la nave, existen teorías que afirman que dicha aeronave fue derribada por un ataque de cazas de la Fuerza aérea de los Estados Unidos.

Este vuelo era el cuarto avión implicado en los atentados y fue el único en no alcanzar su objetivo, que habría sido el Capitolio o en menor medida, la Casa Blanca. En el momento de estrellarse (10:03), los otros tres ya habían chocado contra las Torres Gemelas (8:46 y 9:03) y el Pentágono (9:37). Las primeras versiones oficiales fueron que se había procedido a abatirlo en ese momento de alarma nacional, para evitar males mayores. Pero pronto se cambió esta información a la versión oficial, y comúnmente aceptada, de la revuelta de pasajeros. En esta versión de los hechos se basa la película United 93.

Algunos de los llamados Teóricos de la Conspiración, como David Ray Griffin, defienden que el vuelo 93 fue derribado por cazas estadounidenses y para ello se basan principalmente en algunos testimonios que afirman haber visto reactores persiguiendo el avión y oído explosiones antes del choque y en la gran dispersión de los restos de la aeronave, aparte de un vídeo casero que muestra al avión con 2 cazas persiguiéndolo antes de desaparecer entre los árboles. Un motor de media tonelada fue hallado a unos 700 m del lugar donde se estrelló y otros restos fueron encontrados a más de 10 km de este sitio.[80]

Asimismo existen estudios, como el llevado a cabo por Jim Hoffman, que cuestionan la hora oficial del impacto, las 10:03, retrasando este unos 3 minutos.[81]​ Las transcripciones oficiales de la cabina de vuelo terminan a las 10:03, sin embargo el Centro de Control Aéreo de Cleveland informa de que el United 93 desapareció de los radares a las 10:06.[81]​ Los registros sismológicos por su parte dejaron constancia de un impacto a las 10:06:05 a. m. +/- 2 segundos.[82]​ Pese a ello, el Informe de la Comisión del 11-S concluyó que el impacto tuvo lugar a las 10:03 a. m.

Esta teoría, sin embargo, no implica necesariamente que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueran un trabajo interno. La polémica radicaría pues en el intento de la administración Bush de enajenarse la responsabilidad de la muerte de las 40 víctimas inocentes resultantes de los hechos en cuestión.

La investigación de los hechos fue llevada a cabo por el FBI, en una investigación denominada PENTTBOM [7], que se añadió a la investigación que se llevaba a cabo sobre Zacarías Moussaoui, detenido en agosto de 2001, y finalmente condenado en mayo de 2006 por conspiración terrorista. Esta versión de los hechos fue posteriormente recogida en el informe de la Comisión del 11-S con el objetivo de detectar los agujeros de seguridad y mejorarla ante ataques terroristas.

Existe gran insatisfacción respecto a estas investigaciones. Numerosos grupos "por la verdad" [8] rechazan esta versión oficial, y reclaman una investigación imparcial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia el informe de dicha comisión, encontró en ese texto 115 presuntos errores lógicos u omisiones que califica como mentiras. Se pueden consultar en [9].

Durante el tiempo que los aviones estuvieron volando bajo el secuestro de los terroristas, algunos pasajeros y miembros de la tripulación realizaron llamadas a familiares y otras personas. Según el informe de la Comisión, dichas llamadas fueron realizadas tanto desde teléfonos instalados en los aviones, que están preparados para una comunicación sin problemas a la altura de crucero, como desde móviles, que no lo están, pero no se especificaba cuántas había de cada clase;[34]​ en muchos casos la prensa asumió que el número de llamadas desde móvil era significativamente elevado.[86]​ Muchos cuestionaron que esas llamadas desde móviles pudieran haberse realizado con éxito volando a la altura y velocidad a las que vuela un avión comercial, entre ellos el matemático A. K. Dewdney, de Physics911, que en 2003 realizó un experimento llamado Proyecto Aquiles calculando las probabilidades de poder mantener una comunicación por teléfono móvil dentro de un avión a gran altura.[87]​ Estimó que a la altura normal de crucero de un avión comercial las posibilidades de realizar una comunicación con éxito desde un móvil era de un 0,6%, es decir, casi imposible. También cuestionaron los que apoyan las teorías alternativas la veracidad de las conversaciones. Algunas de ellas son muy peculiares: Mark Bingham llamó a su madre para despedirse y alertar del secuestro y se presentó ante ella dando su nombre completo, aparte de que la conversación fue muy corta,[88]​ aunque en una entrevista su madre no vio nada extraño en ello.[89]​ Madeline Amy Sweeney, azafata con más de 12 años de experiencia, dio detalles sobre los secuestradores y su posición que no se corresponden con los datos oficiales, y no supo reconocer Manhattan cuando su avión llegaba allí.[90]​ La peculiaridad de estas conversaciones, junto con la supuesta imposibilidad de que se realizaran desde un avión que vuela a gran altura, llevaron a algunos de los detractores de la teoría oficial a afirmar que dichas conversaciones fueron falsificadas, que las voces fueron imitadas usando una tecnología real y existente en aquel momento[91]​ y que las llamadas sólo eran una prueba falsa para ocultar que el secuestro de aviones y pasajeros pudo no suceder nunca.

En 2006, sin embargo, durante el juicio contra Zacarías Moussaoui, el equipo antiterrorista del FBI testificó que sólo dos llamadas, las realizadas por Edward Felt y Cee Cee Lyles, fueron las únicas que tenían constancia de que fueron realizadas desde los aviones mediante móviles.[92]​ Ambas se realizaron desde el vuelo 93 y comenzaron a las 09:58,[93]​ hora a la que, según los datos recogidos en la grabadora de datos de vuelo del avión,[94]​ este se encontraba a una altura de entre 5000 y 6000 pies sobre el nivel del mar, aunque sobrevolaba una zona montañosa.[cita requerida] Además, se trataba de una zona rural, en la que el alcance de las antenas de telefonía móvil puede llegar a 15 km, mucho mayor que el reducido radio de antenas usado en las ciudades, que puede llegar a ser inferior a 100 m.[95]​ Estas circunstancias hacen pensar a los detractores de las teorías alternativas que ambas llamadas pudieron ser realizadas sin problemas.

Algunos defensores de la teoría que se trataba de una operación de falsa bandera, o bien de un auto-atentado, afirman que Osama Bin Laden no tiene nada que ver con los atentados del 11 de septiembre. Inicialmente, Bin Laden negó la autoría de dichos ataques en un comunicado a la cadena de televisión Al Jazeera pocos días después de los atentados.[96]​ Más tarde, se encontró en Jalalabad un vídeo donde confirmaba su culpabilidad.[97]​ Los partidarios de la conspiración afirman que dicho vídeo es un montaje, que el que sale en él no es bin Laden, y exponen las siguientes razones: en primer lugar, el poco parecido físico del hombre del vídeo con bin Laden; en segundo lugar, el hecho de que lleve un anillo de oro, que está prohibido por el islam;[98]​ y en tercer lugar, que escriba una nota con la mano derecha cuando en realidad bin Laden es zurdo.[99][100]​ Bin Laden reivindicó los atentados por primera vez en octubre de 2004, es decir, tres años después de cometidos, justo antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos [10], enviando un vídeo a la cadena de televisión Al Jazeera,[101][102][103]​ en el que se le ve con aparente buena salud, leyendo un papel, y haciendo gestos a cámara para enfatizar parte del discurso.

En la página web del FBI se atribuyen a Bin Laden varios atentados terroristas pero no los del 11-S.[104]​ El periodista Ed Haas (editor y redactor del Muckraker Report) se comunicó el 5 de junio de 2006 con el cuartel general del FBI sobre este asunto.[105]​ Rex Tomb, jefe de Publicidad Investigativa del FBI, le dijo: La razón de por qué el 11/9 no es mencionado en la página de Osama bin Laden como más buscado es porque el FBI no tiene evidencia convincente de su conexión con el 11 de septiembre[106]



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