La Convención Nacional (en francés, Convention nationale) fue la institución principal de la Primera República Francesa. La convención era una asamblea electa de carácter constituyente que concentró los poderes ejecutivo —hasta su delegación en el Comité de Salvación Pública— y legislativo del Estado desde el 19 de septiembre de 1792 al 30 de octubre de 1795. Comenzó con una asamblea de tipo constituyente que fue convocada en septiembre de 1792, y se formó a raíz de las elecciones celebradas anteriormente. Uno de sus primeros cometidos fue la redacción de una Constitución que sustituyera a la de 1791. Esta Constitución, aunque no se llevó a la práctica debido a las presiones exteriores de las potencias europeas antirrevolucionarias, sí que es considerada por muchos autores e historiadores como una de las más adelantadas que han existido. Incluía entre sus adelantos el sufragio universal, el derecho a la educación y al trabajo, y la protección con dinero público de los más humildes. La asamblea suprimió la monarquía, aunque dejó para más tarde la proclamación oficial de la república.
Relacionado con este hecho estuvo el proceso y sentencia a muerte por mayoría simple de Luis XVI, alegando pruebas como su complicidad o connivencia con los enemigos de Francia. También redactó un calendario especial, el republicano, en el que cada mes estaba relacionado con alguna actividad agrícola o acontecimiento meteorológico.
La Convención fue elegida como asamblea de carácter constituyente, con autoridad para ejercer los poderes ejecutivo (gobierno) y legislativo (aprobación de leyes). Su importancia entre el conjunto de instituciones revolucionarias queda de manifiesto en la ley del 14 frimario del año II (4 de diciembre de 1793), según la cual la Convención Nacional es "el único centro de impulso del gobierno.
Durante la Convención se distinguen seis etapas: dos moderadas y cuatro más radicales. En las dos había diferentes grupos: los moderados (a la derecha de la presidencia de la asamblea), los neutrales (en el centro, llamados colectivamente como la Llanura o el Pantano) y finalmente el ala radical de la sala (a la izquierda: la Montaña o montagnards). Los moderados también eran llamados brissotins (seguidores de Brissot) o girondinos (por su lugar de procedencia).
Los brissotinos (moderados) representaban a los intereses burgueses de las provincias más desarrolladas, y querían un Estado de tipo federal, descentralizado. Además, en lo referente a la guerra exterior, eran partidarios de intensificar los esfuerzos bélicos de la nación porque según ellos uniría más a los franceses. La Convención decretó una leva masiva de ocho millones de personas para hacer frente a las potencias extranjeras. Por otra parte los jacobinos y otros afines (Danton, Marat, Robespierre) eran partidarios de un modelo de Estado centralizado, con control económico y en el que se hiciera hincapié en las reformas sociales generalizadas. Además, para ellos lo más importante era la consolidación de la Revolución y no la guerra exterior. Esta etapa finaliza con el aniquilamiento del grupo de moderados en octubre de 1793. La etapa radical que se inicia después de está marcada por dos hechos influyentes: la guerra exterior y las presiones internas contrarrevolucionarias.
En lo referente a la guerra, la ejecución del rey hizo que aumentara el empeño de las monarquías europeas más importantes en acabar con la situación, mientras que las presiones internas provenían especialmente del ala más extrema de la izquierda: los sans culottes llevaron a la Convención a establecer una represión sistemática contra la oposición, cuyo principal reflejo fueron las ejecuciones masivas durante la época del Reinado del Terror. Estos hechos supusieron que la Convención cediera el poder ejecutivo a una serie de comités, máximo exponente de los cuales sería el Comité de Salud Pública, dominado en esta etapa por Robespierre y sus partidarios más directos.
Finalmente, esta etapa radical terminó por el golpe de Estado del 9 de Termidor contra los radicales, que dio paso a la Convención termidoriana. Las causas principales por las que se puso fin al radicalismo fueron dos: las sucesivas victorias militares de Francia en el exterior, y el miedo de muchos revolucionarios de ser víctimas de la propia espiral de violencia generada por el terror. Se buscaba un retorno a los principios revolucionarios de 1791, disueltos ante el radicalismo generado durante los sucesos recientes. La Convención fue sustituida por el Directorio, siendo disuelta el 26 de octubre de 1795.
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