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Coxsackie virus



El coxsackievirus, o virus Coxsackie, es un virus perteneciente a la familia Picornaviridae, del género Enterovirus. Debe su nombre a la ciudad de Coxsackie,[1]​ en el estado de Nueva York (Estados Unidos), donde fue aislado por primera vez.

Se dividen en dos grupos:

Se dividieron sobre la base de ciertas diferencias biológicas y antigénicas, y se subdividen en serotipos designados por números sobre la base de diferencias antigénicas adicionales.

Los coxsackievirus reconocen receptores expresados en variados tipos de células y tejidos, y causan un amplio repertorio de enfermedades.

Algunas enfermedades causadas por virus coxsackie son:

No existen vacunas para los coxsackievirus. Es probable que la transmisión se pueda reducir mediante mejoras en la higiene y las condiciones de vida.

También llamada fiebre aftosa humana, es el síndrome más conocido provocado por el virus Coxsackie. Generalmente por el serotipo A16. Suelen padecerla mayormente los niños/as pequeños/as de entre 6 a 13 años de edad, aunque también puede aparecer en adultos, no obstante es menos probable.

La enfermedad no se propaga a partir de animales domésticos o mascotas, pero sí lo puede hacer de una persona a otra. Se puede contraer si se entra en contacto directo con fluidos corporales portadores del virus: secreciones de nariz y garganta, saliva, líquido de ampollas o las heces de una persona infectada. El periodo más contagioso es la primera semana en que se tiene la enfermedad.

Los síntomas habituales se reducen a la aparición de pequeñas ampollas en la palma de las manos y/o en la planta de los pies, y llagas, igualmente pequeñas en la boca. También puede aparecer fiebre, dolor de cabeza y/o pérdida de apetito.

No existe tratamiento específico para esta infección, si bien puede intentarse aliviar los síntomas. Evitar alimentos y bebidas calientes o tibios, evitar la sal en lo absoluto. Se debe asegurar que el enfermo tome suficiente líquido y evitar las comidas picantes, ácidas o que requieran masticar mucho.

La enfermedad es muy contagiosa, sobre todo en tempranas edades. Puede contagiarse si una ampolla se rompe y se entra en contacto con el líquido, por la saliva y también por las heces.

La recuperación completa suele tardar entre 5 y 7 días.

La onicomadesis consiste en la separación o el despegamiento indoloro y sin inflamación de la lámina del lecho ungueal en la zona proximal, apareciendo por debajo una uña nueva. Puede afectar tanto a las uñas de los dedos de las manos como a las de los pies.

Las causas pueden ser variadas: locales (traumatismos repetidos) y generales, entre las cuales se reconoce la infección por virus Coxsackie. En este caso suele ser autolimitada y de evolución favorable.[2][3]



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