La criptografía, en el ámbito de la música, es un método de composición mediante el cual se pretende incorporar determinados mensajes ocultos que quedan reflejados en la partitura. El compositor aprovecha el conocimiento de las cualidades y características de la notación musical para incluir el mensaje que desee.
El método criptográfico más extendido ha sido el de esconder mensajes extramusicales a través de los nombres de las notas. En la notación anglosajona y en la alemana, cada nota se relaciona con una letra del alfabeto; así, la escala la, si, do, re, mi, fa, sol, en la notación anglosajona es A, B, C, D, E, F, G. La criptografía se basa en la combinación de estas letras para formar determinadas palabras y mensajes sobre los que se puede construir una composición. Este procedimiento, que se conoce como cifrado por sustitución, resulta bastante sencillo. También se han utilizado sistemas más complejos a través de los cuales se consigue relacionar cada nota con más de una letra, de forma que el mensaje criptográfico resulta más difícil de descifrar.
Son numerosos los compositores que han utilizado esta técnica, desde J. S. Bach, con el sujeto de algunas de sus fugas, hasta Johannes Brahms o Robert Schumann, con la suite para piano Carnaval opus 9 (1834-1835), o compositores del siglo XX, como Alban Berg u Olivier Messiaen. Este método también se conoce como «cifrado Mata-Hari», ya que la famosa espía lo utilizó en más de una ocasión.
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