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Crocuta crocuta



La hiena manchada o hiena moteada (Crocuta crocuta) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Hyaenidae.[2]​ Habita en África al sur del Sáhara en praderas y terrenos abiertos llanos, ausente de la cuenca del río Congo, Madagascar, casi toda Sudáfrica y desiertos como el Namib.[1]​ Puede encontrarse incluso cerca de asentamientos humanos.[3][4]​ Es la única especie de su género y no se reconocen subespecies vivientes.[2]​ aunque durante el Pleistoceno vivió una subespecie, la hiena de las cavernas (C. c. spelaea).[5]

Miden entre 100 y 170 cm[6]​ de largo y pesan entre 50 y 85 kg[7]​ (los machos)[8]​ y entre 55 a 75 kg (las hembras)[8]​ o entre 50 y hasta 90 kg,[9]​ siendo las hembras de mayor tamaño que los machos.[10]​ Tienen los miembros anteriores ligeramente más largos que los posteriores.[11]​ Su pelaje es corto, entre amarillento y rojizo, con manchas ovaladas e irregulares de color marrón oscuro que faltan en cabeza, garganta y tórax;[12]​ crin corta y erizada; la cola tiene un mechón de pelo largo y negro. Aunque parece un perro, la hiena está más emparentada con los félidos, y especialmente, con los herpéstidos y vivérridos. La hiena manchada es la especie más grande de hiena.

Su fórmula dentaria es la siguiente: 3/3, 1/1, 4/3 , 0-1/1= 32-34.[13]

La hembra posee unos genitales peculiares, debido a la ausencia de vulva y a la presencia de un clítoris muy desarrollado que recuerda al pene de los machos;[14]​ también presenta una especie de hichazón similar a una bolsa como un escroto.[14]​ En la época de celo, el orificio urogenital se ensancha, y el conducto y los tejidos circundantes se aflojan e hipertrofian, de modo que pueda darse la cópula y el parto.[14]

Las hienas son muy resistentes, poseyendo un corazón muy grande, lo que les permite trotar a 10 km/h sin fatigarse. Corriendo, pueden alcanzar los 50 km/h durante más de 3 km. Son buenas nadadoras, capaces de controlar su inmersión y de caminar por el fondo de charcas mientras mantienen la respiración (apnea).[15]

Emiten toda una gama de diversos gritos, de los que el más conocido es una especie de ladrido sarcástico característico que recuerda a la risa humana.[11]

Son de hábitos principalmente nocturnos y crepusculares.[16]​ Habitualmente viven en grupos familiares liderados por una hembra.[12]​ Se refugian en orificios naturales entre rocas u otros lugares similares, entre los matorrales o en galerías abandonadas de cerdos hormigueros que frecuentemente agrandan ellas mismas.[14]​ Defienden su territorio de otros grupos o clanes de hienas; el cual es marcado con las secreciones de sus glándulas anales, orina y excrementos que depositan habitualmente en letrinas.[12]

El periodo de gestación es de unos 110 días, tras los cuales las hembras paren dos crías, excepcionalmente una o tres.[16]​ La crías nacen con los ojos abiertos y pesan de media 1,5 kilogramos.[16]​ En periodos de abundancia tienen descendientes hembras que suelen permanecer en el clan y en periodos de escasez machos que salen fuera. Los machos alcanzan la madurez sexual a los dos años, y las hembras a los tres.[16]

Cazan en grupos de 10 a 30 individuos,[10]​ comandados por una hembra dominante. Sus poderosas mandíbulas y potentes muelas están preparadas para una alimentación a base de carne, pudiendo engullir los huesos, dientes y cornamentas de sus presas.[17][18][19][20]​ Aunque están consideradas como carroñeras, son cazadoras que carroñean cuando es oportuno.[21]​ Su dieta comprende desde insectos a cebras, ñues e incluso jirafas,[12]​ alimentándose tanto de cadáveres como de presas vivas, principalmente de los animales moribundos y enfermos.[11]​ Las disputas por cadáveres de animales entre hienas manchadas y leones son comunes.[21]​ Si el grupo de hienas no es muy numeroso, los leones suelen ganar, por lo que la dentición de las hienas adaptada a romper huesos les permite descuartizar el cadáver antes de que lleguen otros carnívoros.[21]​ Así, cada hiena puede llevarse un trozo, dispersarse y no dejar nada. Suelen esconder los restos de comida en el fango y su buena memoria les permite recordar dónde lo han dejado. Las hienas son extremadamente inteligentes y muchos expertos las consideran intelectualmente comparables a los osos e incluso simios.[3][22]



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