El Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias (CNAF) es el instrumento legal, dependiente en la actualidad del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España (anteriormente Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital), y utilizado para asignar a los distintos servicios de radiocomunicaciones las diferentes bandas de frecuencias, estas bandas se extienden desde 8.3 kHz. hasta 3000 GHz. En el CNAF también se especifica la metodología de uso del espectro radioeléctrico de dicho país.
El CNAF fue editado por primera vez en 1990, pero debido a su contenido regulador y técnico, todas las ediciones han sido sometidas a numerosas revisiones parciales. La edición vigente actualmente se publicó en 2017, según la Orden ETU/1033/2017, de 25 de octubre, por la que se aprueba el cuadro nacional de atribución de frecuencias.
La gestión del espectro radioeléctrico que el CNAF dicta sigue los tratados y acuerdos internacionales en materia de planificación del espectro radioeléctrico en los que España forma parte, atendiendo a la normativa aplicable en la Unión Europea y a las resoluciones y recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la Conferencia Europea de Administraciones de Correos y Telecomunicaciones y el Instituto Europeo de Normas de Telecomunicación. No obstante, el margen de actuación está acotado porque España no puede tomar decisiones vía CNAF que contradigan las disposiciones emanadas del ITU-R y que son plasmadas en el Reglamento de Radiocomunicaciones (RR), que tiene carácter de tratado internacional y del que España forma parte. Con ellas se logra la armonización en el uso de espectro.
Teniendo en cuenta todo lo mencionado, el CNAF podrá establecer, entre otras, las siguientes previsiones:
Sus cambios son consecuencia de la evolución tecnológica, de los nuevos servicios y dispositivos que hacen necesario un uso óptimo del espectro.
El CNAF es publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) tal y como es desarrollado en el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
El CNAF es el marco fundamental del ordenamiento legal del espectro radioeléctrico, y, es a su vez un marco técnico de referencia para la gestión de sus distintos usos.
Su contenido se comprende, en primer lugar, de las notas del Artículo 5 del Reglamento de Radiocomunicaciones (RR) que complementa la constitución y el convenio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), seguidas de la atribución de bandas de frecuencias según dicho artículo, en segundo lugar la atribución nacional hasta el valor de 105 GHz, seguida de observaciones donde se insertan notas del RR sobre aplicación, notas de Utilización Nacional (UN) y finalmente usos que se corresponden ordenadamente con la atribución nacional. Además también estipula los canales dentro de cada banda con su correspondiente frecuencia portadora, potencia máxima y demás parámetros de transmisión.
En el CNAF también se incluyen las atribuciones de las bandas de frecuencias de las tres regiones en las que está dividido el mundo, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones. España pertenece a la región 1.
Hay distintos servicios de radiocomunicaciones, los más representativos son los siguientes:
Cada servicio requiere un tipo de señal con características muy distintas, entre ellas la banda frecuencial necesaria. Así para comunicaciones submarinas se requieren frecuencias muy bajas que puedan penetrar en el océano, mientras que radares precisos de última generación requieren frecuencias muy altas.
La idea general es que a mayor frecuencia, mayor es la atenuación que presenta la señal, de forma que se necesita más potencia en transmisión para proporcionar la misma cobertura. Sin embargo a bajas frecuencias las antenas presentan menor eficiencia y son de tamaño mayor.
Debido a las características de propagación a ciertas frecuencias, no se puede limitar su uso dentro de las fronteras de un país. Por esto motivo ciertos servicios con zonas de transmisión muy amplias, como son los espaciales, requieren atribuciones mundiales.
El ancho de banda es un parámetro clave para transmitir mayor cantidad de datos, es decir, proporcionar más calidad.
Otros factores que se han de tener en cuenta son la absorción de la atmósfera a ciertas frecuencias, interferencias ambientales o la geometría del terreno.
Algunos servicios como los móviles marítimo y aeronáutico precisan planes mundiales de atribución o disposición de canales en todas las zonas geográficas, pues sus funciones exigen una movilidad de explotación y un interfuncionamiento internacional.
Se trata de facilitar la disponibilidad de equipos para los mercados internacionales y reducir los costes de producción, ayudando especialmente a hacer frente a los requisitos de los países en desarrollo.
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