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Cuando quiero llorar no lloro (Los Victorinos)



Cuando quiero llorar no lloro, más conocida como Los Victorinos, fue una serie colombiana emitida entre abril[1]​ y agosto[2]​ de 1991. Fue producida por RTI Televisión y basada en la novela del mismo nombre del escritor venezolano Miguel Otero Silva. Generó una enorme polémica y fue a la vez un gran éxito.

El 8 de noviembre de 1963, nacen en Bogotá tres niños, uno rico, uno de clase media, y otro pobre. A la mamá del niño de clase alta, doña Sara Koppel de Umaña, un famoso mentalista, conocido como el Profesor Reinheart le había pronosticado meses atrás que iba a quedar embarazada, que su hijo se llamaría Victorino, y que aquel día nacerían otros dos bebés a los que bautizarían con el mismo nombre. Reinhart sentenció además el destino trágico que les esperaba: "El día que Victorino se encuentre con Victorino y Victorino, Victorino morirá..." En la sesión en la que el vidente hizo aquel terrible vaticinio, predijo también que el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy sería asesinado antes de que terminara el año.

Victorino Umaña Koppel nace prematuramente el 8 de noviembre, en una elegante clínica del norte de la ciudad, debido a que su madre tuvo un accidente automovilístico mientras espiaba a su esposo Rodrigo, que se fugaba con una amante en un supuesto viaje de trabajo. El niño es bautizado de inmediato pues se teme que muera, y Sara descubre aterrada al volver en sí que le han puesto el nombre profetizado por Reinheart.

A la misma hora nace Victorino Perdomo Rangel, en un hospital público del centro de la capital. Sus padres son Rómulo Perdomo, un peluquero del barrio Quiroga, ferviente militante de la ANAPO, y Amparo Rangel, una ama de casa. Los Perdomo ya tienen dos niñas, Carola y María Eugenia, bautizadas así en honor a la esposa y a la hija del general Gustavo Rojas Pinilla. Cuando se produce el parto, se aprecia que doña Consuelo Rangel es la misma mujer que estaba en el público de la sesión en la que el vidente Reinheart hizo sus predicciones.

Simultáneamente nace Victorino Moya en un tugurio en los cerros de la ciudad. Su mamá, Rubelia, es empleada doméstica en la casa de los Umaña. El padre del bebé, Ceferino, la abandonó para irse a buscar guacas en los Llanos Orientales, y ella actualmente vive con otro hombre, Facundo, un obrero que la golpea cada que llega borracho. Con él tiene luego dos hijos más, Mireya y Guillermo.

Con el pasar de los años, cada familia vive realidades completamente distintas. Victorino Umaña goza de todos los privilegios de haber nacido en la alta sociedad. Estudia en los mejores colegios, viaja por todo el mundo, va de fiesta en fiesta, y derrocha lujos en compañía de su prima Ana María Londoño y de su amigo "Juancho" Alzate. A pesar de que Sara ha guardado celosamente el secreto de la profecía de Reinhart, Victorino logra enterarse, al descubrir un papel en el que el mentalista la escribió y se la dio a su madre. De allí en adelante hace todo lo que está a su alcance para buscar y encontrar a los otros dos Victorinos, desafiando al destino. Luego de muchas averiguaciones, los localiza, pero no alcanzan a reunirse los tres en un solo lugar. Entretanto, se mete en una serie de problemas y escándalos, se casa con Ana María (que luego le es infiel con Juancho Alzate), y se involucra en negocios ilegales con un narcotraficante.

Victorino Perdomo muestra desde niño grandes habilidades artísticas, y una vez ingresa a estudiar al seminario (pues su padre no tiene recursos para pagarle un colegio privado), es apoyado por el padre Lajarreta. Debido a su espíritu inconforme, se ve envuelto en polémicas con las directivas de la institución y finalmente es expulsado, a tiempo que Rómulo Perdomo es enviado a la cárcel por persecuciones políticas. Victorino obtiene un cupo para estudiar arquitectura en la Universidad Nacional. Allí, entra en contacto con las ideas de izquierda y debido a la influencia de su novia, María Helena -alias "Rosana"-, ingresa a un grupo guerrillero llamado Defensa Popular. Uno de los planes de los guerrilleros es el de asaltar un banco.

Victorino Moya crece en medio de la miseria, y sin oportunidades de estudiar, se convierte en delincuente, junto con su entrañable amigo El Negro. Al no ser capaz de soportar las golpizas que le propina Facundo a Rubelia y los abusos sexuales a Mireya, Victorino asesina a su padrastro. Ya adolescente, hace parte de la pandilla de Perroloco y "El Buey", y es objeto de una violación. Después se une a la banda de criminales comandada por El Ciego y Rapidol trabajando para un esmeraldero conocido como El Ganso. Como una prueba de lealtad, los jefes le ordenan a Moya que mate a su amigo El Negro, supuestamente por haber robado dinero a El Ganso, Victorino se niega, pero poco después aparece muerto El Negro. Victorino es arrestado luego de vengar a su amigo, y en la prisión se encuentra con su padre, Ceferino, quien lo ayuda a sobrevivir en ese lugar, además de dar muerte a Perroloco pero no logra matar a El Buey ya que éste es asesinado por otro reo. Una vez queda en libertad, le es encomendada la misión de asesinar a un reconocido narcotraficante.

En 1983, cuando los tres Victorinos ya han cumplido 20 años, se produce el fatal encuentro. Victorino Umaña, Juancho Alzate y el pez gordo del narcotráfico acuden al "Banco Coreano" a gestionar un crédito que cubra la pérdida por un embarque de drogas que no llegó a su destino. Coincidencialmente, ese el mismo banco al que llegan Victorino Perdomo y otros guerrilleros con la intención de robar la caja fuerte, y allí aparece también Victorino Moya a matar al narcotraficante. En el intercambio de disparos entre los guardias de seguridad, la Policía, los guerrilleros y el sicario, perecen el mafioso, Juancho Alzate, varios clientes y Victorino Perdomo. Victorino Moya es herido mortalmente, y aunque escapa con vida, muere desangrado mientras trata de llegar a su casa. Victorino Umaña sale ileso. Al volver a su apartamento le confirma a Ana María que Juancho Alzate murió en el tiroteo, y le cuenta además que los dos deben huir porque están en bancarrota. Ella se enfurece, le confiesa que le fue infiel con el difunto y le dice no lo ama. Inmediatamente sale del apartamento. Victorino, desilusionado, saca un arma de fuego y se suicida, en el preciso instante en que Ana María regresa, aparentemente arrepentida de lo que había dicho, pero ya es demasiado tarde para evitar la tragedia.

El sepelio de los tres Victorinos se lleva a cabo el mismo día en el Cementerio Central, sin que ninguna de las tres familias sepa lo que le ha sucedido a las otras. Victorino Umaña es sepultado en un lujoso mausoleo, Victorino Perdomo en una bóveda de alquiler, "escoltado" por una docena de guerrilleros encapuchados, y Victorino Moya en una fosa del sector más pobre del camposanto. A la salida, las tres madres se encuentran en la puerta.

Aunque fue emitida con su título original, Carlos Duplat consideraba que este era muy largo, por lo que sugirió que se cambiara a Los Victorinos, algo a lo que RTI se negó, excepto en la comercialización para venta y alquiler en videotiendas de un resumen de tres horas, en formato VHS.[3]​ Si bien la serie tuvo altos índices de sintonía, fue objeto de encendidas polémicas y miles de críticas por parte de los expertos y de los televidentes debido a la crudeza de las escenas de sexo y violencia que se presentaron. Luego de dos meses, y con nueve capítulos emitidos, el Consejo Nacional de Televisión (transformado después en Comisión Nacional de Televisión) determinó su salida del aire durante cuatro semanas, contadas a partir del 30 de junio de 1991.[4]​ Se permitió que el programa regresara el 28 de julio, pero un horario más adecuado para su temática (de 9:45 p.m. a 10:45 p.m., por Cadena Uno). El último episodio se emitió el 18 de agosto de 1991.[2]



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