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Dentadura



Un diente es una estructura anatómica calcificada que se localiza en la cavidad oral de múltiples especies de vertebrados y que tiene como principal función la prensión del alimento.

La masticación es una característica propia de mamíferos.[1][2]​ Algunos animales, también usan sus dientes para propósitos defensivos o tienen características sexuales secundarias.

Los dientes están compuestos de múltiples tejidos de diferente densidad y dureza. Los tejidos celulares que en última instancia se convierten en dientes se originan en la capa germinal del embrión conocida como ectodermo, aunque hay compleja interacción entre ectodermo y mesodermo en su desarrollo.

La estructura general es similar en las diferentes especies, aunque hay una variedad considerable en su forma y posición. Todos los dientes poseen pulpa dentaria, algún tipo de dentina y, en la parte más externa, esmalte, a excepción de los condrictios que poseen una sustancia similar al esmalte o esmaltoide.[3]​ Los dientes de los mamíferos tienen raíces profundas, las que también se encuentran en algunos peces y cocodrilos.

En muchas especies de reptiles y peces, los dientes se unen al paladar o al suelo de la boca, formando filas adicionales dentro de las de las mandíbulas propiamente dichas. Algunos teleósteos incluso tienen dientes en la faringe. Aunque no son dientes verdaderos, los dentículos dérmicos de los tiburones son casi idénticos en estructura y es probable que tengan el mismo origen evolutivo. De hecho, los dientes parecen haber evolucionado primero en los tiburones, ya que no se encuentran en los más primitivos peces sin mandíbula.

Las lampreas tienen estructuras dentales en la lengua, pero estas están compuestas de queratina y no tienen relación con los dientes verdaderos.[4]​ Aunque se han encontrado estructuras dentales con dentina y esmalte en los últimos conodontos, se estima que han evolucionado independientemente de los dientes de los vertebrados posteriores.[5][6]

Los genes que gobiernan el desarrollo de los dientes en los mamíferos son homólogos a los que participan en el desarrollo de las escamas de los peces.[7]​ Un estudio de la placa dental de un fósil de Romundina stellina señaló que los dientes y las escamas surgieron de los mismos tejidos, dando apoyo a la teoría de que los dientes evolucionaron como una modificación de las escamas.[8]​ La estructura de los dientes es similar a las de las escamas placoides de los condrictios.[9]

Ver Desarrollo dentario. El desarrollo del diente es similar al de las escamas de los peces, con una serie compleja de interacciones entre la epidermis y la dermis. Es casi idéntica en todos los vertebrados, aunque pueden variar algunos procesos en aquellos animales que carecen de esmalte o tienen una forma diferente de implantación o reemplazo.

Debido a su resistencia, a menudo se conservan los dientes de un individuo cuando los huesos son completamente degradados. A causa de esto y de que reflejan la dieta del organismo huésped, son muy valiosos para los arqueólogos y paleontólogos.[10]​ Los primeros peces, como los telodontos, tenían escamas compuestas de dentina y un compuesto similar al esmalte, lo que sugiere que el origen de los dientes eran las escamas que se conservaban en la boca.[11]​ Al final del cámbrico, los peces ya tenían dentina en su exoesqueleto, que puede haber funcionado como defensa o para detectar su ambiente.[11]

La dentición se puede clasificar según los siguientes criterios:[4][12][13]

Homodoncia

Heterodoncia

Haplodoncia

Plexodoncia

Atelodoncia

Entelodoncia

Existe un continuo entre un diente braquiodonte típico y un diente euhipsodonte, por lo cual suele medirse el grado de hipsodoncia en animales, particularmente en paleontología, mediante el índice de hipsodoncia, desarrollado por la paleontóloga británica Christine Marie Janis en 1988.[17][18]

Braquiodoncia

Protohipsodoncia

Euhipsodoncia

Los cocodrilos son oligofiodontes.

Los anfibios modernos suelen tener dientes pequeños, o ninguno en absoluto, ya que comúnmente sólo se nutren de alimentos blandos. Entre aquellos que poseen dientes, a partir de la segunda generación dentaria presentan dientes "pedicelados", donde se observa una corona y una raíz especializada o pedicelo que se encuentra inserto en el lado labial de los huesos de las quijadas (dentición pleurodonte). Entre las dos zonas del diente hay una zona no calcificada o débilmente calcificada. La corona generalmente es bicuspidada, con un cúspide labial y otra lingual. Muchos anfibios poseen además dientes en los huesos prevómeres. [19][20][21][22]

En los reptiles, los dientes generalmente son de forma simple y cónica, aunque hay cierta variedad entre las especies. Entre las serpientes, los vipéridos tienen un diente o colmillo especializado que adopta una forma particular, similar en funcionamiento a una aguja hipodérmica, ya que su principal función es inyectar veneno.

Los dientes son unos de las características más distintivas y perdurables de los mamíferos. Los paleontólogos los usan para identificar a cual especie pertenece un fósil y averiguar qué relación tiene con otras especies. Los mamíferos son típicamente difiodontes, aunque algunas especies son consideradas monofiodontes porque la dentición decidua es reemplazada antes del nacimiento, como por ejemplo en las focas. Los dientes de los mamíferos típicamente se dividen en incisivos, caninos, premolares y molares (o muelas). Los incisivos, caninos y los premolares se reemplazan, mientras que las muelas, a pesar de ser los últimos dientes en aparecer, pertenecen en realidad a la dentición decidua y nunca son reemplazadas. En general, la mayoría de los mamíferos tienen los cuatro tipos de dientes, pero la forma de los dientes puede variar mucho con respecto a la dieta, particularmente la forma de los premolares y las muelas. Por ejemplo, los herbívoros tienen premolares con forma muy similar a las muelas para moler y masticar las plantas durables que forman la mayoría de sus dietas. El número y tipo de dientes varía mucho entre especies, por eso los biólogos usan una fórmula dentaria estandarizada para describir el patrón preciso en cualquier grupo dado.[4]

En los xenartros y el cerdo hormiguero, los dientes no tienen esmalte. La ausencia de esmalte en ambos grupos se debe a convergencia evolutiva. En los cerdos hormigueros, sin embargo, tienen muchos túbulos de pulpa dentaria. Por eso, su orden se llama Tubulidentata.[23][24]

En los perros, los dientes no forman caries tanto como los humanos porque su saliva tiene un pH muy alto, que impide que el esmalte se desmineralice.[25]

Los cetáceos se dividen entre aquellos con dientes (delfines, orcas) y sin dientes (ballenas). Las ballenas típicamente carecen de dientes, presentando en cambio una única serie de barbas de cada lado de las quijadas superiores que son modificaciones de la piel del paladar. Los fetos de las ballenas presentan pequeños dientes, pero estos desaparecen antes del nacimiento. Los odontocetos en cambio, son monofiodontes, tienen una sola generación dentaria, y los caninos, los premolares y los molares se encuentran modificados de manera que se parecen entre sí.[26]



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