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Derramar sal



Verter sal (o también derramar sal) es considerado en Europa y América Latina como un mal presagio.

La creencia en la mala suerte que proviene de derramar la sal es antigua, y se remonta a la antigua Roma.[1]Piero Valeriano Bolzani en su Hieroglyphica de 1556 informa que "la sal era anteriormente un símbolo de amistad, debido a su calidad duradera. Pues hace las sustancias más compactas y las conserva por mucho tiempo: por lo tanto, se presenta a invitados antes que otra comida, para indicar la fuerza perdurable de la amistad. Por ello muchos consideran ominoso derramar sal sobre la mesa, y, por otro lado, propicio derramar vino, especialmente si no está mezclado con agua". [2]

Esta puede no ser la explicación real, ya que la sal era un bien valioso en la antigüedad[3][4][5]​ y, como tal, fue vista como un símbolo de confianza y amistad. Un proverbio alemán sostenía que "el que derrama sal despierta enemistad".[2]​ Según Charles Nodier, entre los "salvajes", "la acción de derramar la sal ...indica entre ellos el rechazo a la protección y la hospitalidad de dichos extraños, ya que pueden tener motivos para sospechar que son ladrones y asesinos".[6]

Esto llevó al común malentendido de que, debido a que la sal era un artículo tan valioso, a los soldados romanos se les pagaba con ella. Sin embargo no hay evidencia histórica para esta creencia.[7][8]​ La idea está tan ampliamente extendida y desde hace tanto tiempo, que la etimología de la palabra salario proviene del latín salarium ‘suma que se daba a los soldados para que se compraran sal’.[9]

Una explicación generalizada de la creencia de que es desafortunado derramar sal es que Judas Iscariote derramó la sal en la última cena y, de hecho, La Última Cena de Leonardo da Vinci muestra a Judas derramando la sal de un salero.[1]​ La razón de que esta explicación sea considerada cuestionable es que derramar sal ya era generalmente considerado un mal presagio, y de hecho, las imágenes que lo representan son anteriores al ejemplo de da Vinci.[10]

Algunos se han burlado de este mal presagio. Herbert Spencer escribió que "Una conciencia en la que vive la idea de que derramar sal será seguido por algún mal, obviamente aliada como lo está a la conciencia del salvaje, llena de creencias en presagios y encantamientos, da lugar a otras creencias como aquellas del salvaje".[11]

Se utilizan una variedad de métodos para evitar el mal presagio de la sal derramada. La creencia contemporánea más común requiere que se arroje una pizca de la sal derramada sobre tu hombro izquierdo, en la cara del diablo (o la muerte, dependiendo de la versión) que allí acecha.[12]​ Otros mencionan que lo mejor es derramar vino sobre la sal.[13]

Aunque en general es ignorada como una superstición inefectiva, la profesora Jane Risen de la Universidad de Chicago publicó una investigación que muestra que tal "comportamiento para evitar la mala suerte" puede tener un efecto positivo en las acciones de las personas después de un evento de percibida mala suerte.[14]

Una de las razones por las que esta superstición ha sido tan persistente y generalizada es que la sal ocupa un lugar importante en las religiones de muchas culturas:



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