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Desiderio Sosa



Desiderio Antonio Sosa (Itatí, Provincia de Corrientes, 1829 -Buenos Aires, 1878) fue un militar argentino, que ejerció gran influencia en las primeras épocas de la organización nacional, participó con destacada actuación en la Guerra de la Triple Alianza, en las últimas guerras civiles argentinas y en la política argentina desde el Partido Liberal.

Nacido en Paraje Yacarei, era hijo de Ángel Corrales y Ángela Sosa, provenía de una familia humilde, aunque de las más antiguas de la zona. Era sobrino del coronel Castor de León, de vasta trayectoria en las guerras civiles argentinas. Criado por su tía Clara Sosa, quien lo envió a estudiar a San Cosme y posteriormente a la ciudad de Corrientes, en el Colegio San Francisco bajo instrucción de Fray José de la Quintana, donde inició una amistad con Manuel Ignacio Lagraña y con su compañero de banco y condiscipulo Juan Eusebio Torrent, cuya amistad sería determinante en momentos cruciales para toda la vida.

A los dieciséis años de edad se enroló en los ejércitos del gobernador Joaquín Madariaga, y combatió junto a Cecilio Carreras en la batalla de Vences, defendiendo a su provincia, cuando Rosas ordenó atacar Corrientes. En 1849 el gobernador Benjamín Virasoro lo conoce incidentalmente en casa de su tía Clara y le ofrece darle el alta de Porta Estandarte como ayudante en el Escuadrón de Escolta de caballería de línea e hizo su mi primera campaña incorporandose al ejército provincial, combatiendo a las órdenes del entonces mayor Fermín Alsina contra las fuerzas del afamado y aguerrido caudillo local Manuel "el Pájaro" Vallejos, que se había levantado contra la dictadura de los Virasoro.

A órdenes del gobernador Benjamín Virasoro, luchó en la batalla de Caseros junto a las tropas veteranas del batallón defensores de la independencia en la división de Wenceslao Martínez, siendo ascendido al grado de Teniente primero. Siguiendo al entonces coronel Juan Madariaga, participó en la revolución del 11 de septiembre de 1852 y luego en la desastrosa campaña contra la Provincia de Entre Ríos, donde con intenciones de destituir a Urquiza intento fallidamente invadir la villa Arroyo de la china(Concepción del Uruguay), al cual asistió con la caballería donde fue abandonado por los barcos del mismísimo jefe Madariaga que repentinamente presentaron la huida, dando lugar con esto, a la instalación del Congreso General Constituyente, la cual sancionó la Constitución Nacional Argentina. Cuando esas fuerzas fueron desarmadas, siendo hábil jinete, se unió al ejército correntino bajo el mando de uno de los más experimentados militares, el viejo capitán de granaderos a caballos, José de la Cruz Masdeu, y así defendió al gobierno de Juan Gregorio Pujol contra el levantamiento del General Nicanor Cáceres.

Durante la administración de Juan Pujol continuó prestando servicios como soldado. Luego en 1857 Desiderio Sosa fue Juez "avenidor" en el fuero comercial en San Cosme y Juez de paz en Monte Caseros, donde se destacó como impulsor de la instalación de escuelas: donó 49 pesos fuertes para la creación del Colegio Nacional de Corrientes y en 1871, 200 patacones para la Escuela de niñas de Empedrado.

Apoyó la revolución de 1861 contra el gobernador José María Rolón lo que implicó la elección de su reemplazante, y los nuevos y viejos diputados conformaron una Legislatura cambiante y adicta a los recientes momentos ideológicos, la que eligió como gobernador “propietario” (elegido legalmente y por vía constitucional), por el resto del mandato pendiente, a José Pampín, aplaudida por todos los sectores liberales. El liberalismo correntino desde hace un par de años se manifestó por medio de una conjunción de líderes militares y las elites formadas intelectualmente que residían en la capital provincial, ambas coadyuvadas y unidas a través de la habilidad estratégica de Bartolomé Mitre. Los grupos de poder, que se alinearon a los triunfadores de Pavón, solamente visualizaban un único enemigo, el denominado “partido federal”. Con este escenario, con el apoyo casi unánime del liberalismo, ya que los federales locales no lograban reconstituirse, es electo Manuel Ignacio Lagraña como Gobernador de la Provincia de Corrientes, quien fuera amigo de Desiderio Sosa. Su gobierno estuvo sostenido  por sectores liberales y la prensa a través del periódico "El Progreso".

Con fuerzas muy inferiores, Sosa ostentó su gran intrepidez en los combates de Costa del Timboy y Laguna Pucú; en ambas acciones siendo nuevamente ascendido en el campo de batalla, en donde demostró no solo valor sino caballerosidad con el vencido, al perdonar la vida de un adversario en el combate de "Laguna pucu". Poco después, Desiderio Sosa recibió como obsequio una espada del General Bartolomé Mitre, con una carta que expresaba lo siguiente:

“Envío a Vd. la espada que encargué al Doctor Torrent prometiese a Vd. en mi nombre, en la seguridad que Vd. la empleará en todo caso de la manera más digna para un patriota y para un valiente como en la revolución que ha devuelto a Corrientes sus derechos y libertades".

Seguidamenrte, Ingresó en clase de cabo distinguido en el Cuerpo de  Batallón nacional “Guardias de la Ley”, el 18 de diciembre de 1861, según cuenta el historiador argentino Félix luna. En 1863 Ingresó al Ejército Argentino, con el grado de Mayor y fue trasladado a la provincia de Buenos Aires, destacado en la frontera con los indígenas. A órdenes del entonces coronel Ignacio Rivas, combatió contra varios malones en los años 1863 y 1864, en la zona de Azul y Tapalqué.

Pero en abril de 1864 se edita el periódico "El Independiente", de clara oposición al liberalismo correntino y cercano a las ideas urquicistas del partido federal.

Una flotilla de cinco vapores paraguayos con intenciones hostiles luego de una maniobra de aparente paso tomó por sorpresa el día jueves 13 de abril de 1865 frente al puerto de Corrientes disparando a dos buques de la marina argentina, el “25 de Mayo” y “Gualeguay”; simultáneamente tropas desembarcaban y ocupaban la ciudad. Los efectivos invasores están compuesto por 4.000 hombres, de los cuales una cuarta parte pertenecía al arma de caballería. El general paraguayo Wenceslao Robles contaba con 3.000 hombres de infantería y luego en los siguientes días ingresaban por tierra una columna de 800 hombres de caballería. Solo 80 hombres se contaban a bordo de los buques argentinos que fueron ultrajados al grito de "viva lopez mueran los porteños", luego echados y muertos en el agua y posteriormente, capturando los buques argentinos y los marinos argentinos puestos presos durante 4 años . El vapor Gualeguay, atracado a dos cuadras y en desarme, se atrincheró en los pedregales de la costa, donde el Mayor Desiderio Sosa, entre los primeros soldados que sube al “Gualeguay”, lucha con todas sus fuerzas abriendo fuego de balas, a bordo de la nave con solo 6 hombres, resistiendo por más de una hora, y luego en tierra, a sable y puño, desde la zona del puerto hasta adentradas unas cuadras en la ciudad. Era un Jueves Santo y la gente, al salir de los templos, se sorprendió con el cañoneo al puerto de la ciudad para evitar refuerzos desde naves que se avistaron a la cinco de la mañana: los vapores “Igurey”, “Tacuarí”, “Paraguaró”, “Marqués de Olinda” y “Salto de Guayrá”. Simultáneamente entraban a la Provincia de Corrientes por Paso de la Patria dos ejércitos paraguayos, bifurcándose uno por el río Paraná y el otro por el río Uruguay, envolviendo a la provincia en un operativo integral. Para custodiar la ciudad y asegurar la posición sur, el grueso de las tropas paraguayas se instaló sobre el Arroyo Riachuelo.

El coronel Alsina, como jefe de varios regimientos, sacó de la ciudad a toda la gente que pudo. Se organizaron las fuerzas de la resistencia de la ciudad contra el invasor , concentrándose en inmediaciones de San Roque, donde el gobernador Manuel Lagraña, con medidas progresistas y frenado por la invasión a la capital, nombró capital de la provincia y la colocó en estado de asamblea militar, luego llamó a formar milicias improvisadas con todos los hombres útiles entre 17 y 50 años, muchos de los cuales sin ninguna experiencia militar y con muy poco armamento, poniéndolas bajo el mando de Desiderio Sosa, formando (con casi 1800 hombres, en conjunto), el “Cuerpo de Vanguardia” del Ejército Argentino; llamado Batallón Primero de Corrientes, hasta que lleguen refuerzos nacionales.Todas eran fuerzas de Caballería, con una organización y armamentos precarios y obsoletos, pero que sin embargo, consiguieron molestar a las fuerzas de Robles en la Provincia . Esta Vanguardia se componía de dos agrupaciones (o divisiones) de Caballería, cuyo número efectivo de tropas era fluctuante, dado que los escuadrones de milicianos se formaban y se desintegraban con rapidez para volver a formarse en otro punto de la Provincia y tras lo cual, 800 hombres fueron derrotados por los 5000 paraguayos. Anteriormente, en 1841, se celebró el Tratado de comercio y límites con Paraguay, luego en 1845 Carlos Antonio López envió 3000 soldados paraguayos a la Provincia de Corrientes como parte del tratado de alianza ofensiva y defensiva entre Corrientes y Paraguay y así hallaron preferible la mediación del Paraguay a la de Francia e Inglaterra. Ya decía Juan Bautista Alberdi que los aliados naturales de Corrientes para luchar contra el absolutismo porteño eran los Paraguayos; mas aún, en 1846 el ilustre General Paz estrechó la mano del Paraguay en Corrientes, como aliado de libertad. No obstante, el ataque al Puerto de Corrientes, el cautiverio de muchos soldados y captura de dos barcos argentinos sin previa declaración oficial de guerra; declaración que llegó a poder del gobierno nacional después de dicha invasión constituyó una grave agresión a la Argentina. El 10 de mayo tropas paraguayas se encontraron con la caballería del Coronel Alsina en el límite del Río Santa Lucía. Prontamente en Buenos Aires se organizó la recuperación de Corrientes, con las únicas fuerzas de línea disponibles y ayudado por 9 buques acorazados y 59 cañones de la Marina Imperial del Brasil, quienes comandados por el Capitán Barroso, embarcaron a tropas argentinas. De inmediato se dirigieron por vía fluvial, remontando el Paraná, hacia Corrientes, con el propósito de iniciar reconocimiento y retardar el avance Paraguayo. Tras varias operaciones navales cerca de Bella Vista, el 25 de mayo y con el fin de recuperar la ciudad, arriban a Corrientes 1500 hombres del Ejército Argentino, entre ellos Juan Bautista Charlone, al mando de Wenceslao Paunero, actuando bajo órdenes del presidente Bartolomé Mitre, generalísimo de las fuerzas aliadas, quien se refería a la Provincia de Corrientes como una tierra por la que sentía afecto y respeto, según escribió en un artículo. Con grandes pérdidas de vidas en ambos bandos reconquistan la ciudad de Corrientes en la zona del monte de naranjos, vecino al puente de la batería sobre el arroyo araza y ponchoverde, sobre las barrancas del Paraná, mientras la ciudad permanecía ocupada y más de veinte pueblos eran tomados, debiendo al poco tiempo, abandonarla al no poder sostenerse sin apoyo de la escuadra brasileña que partió luego de haber sido alertada de un ataque en otro frente. De esta manera, los paraguayos se replegaron apostándose al sur de la ciudad, en cercanías de Empedrado, recibiendo contingentes de refuerzos por el Río Paraná, hasta que en junio, en cercanías del Arroyo Riachuelo, ocurre la primera operación militar contra las fuerzas paraguayas invasoras, enfrentándose con fuerzas brasileras en la Batalla de Riachuelo, considerada como la batalla naval más grande ocurrida en América.

Luego de la reconquista de la ciudad el 11 de julio de 1865, en su retirada de la Ciudad de Corrientes como represalia a esto, luego de que cartas de soldados argentinos a sus esposas cayeran en poder enemigo, fuerzas paraguayas irrumpieron en las casas y tomaron en cautiverio a esposas y familias correntinas, obligadolas a revelar el paradero de sus esposos militares, quienes ayudaron al Gobernador depuesto Manuel Ignacio Lagraña y en su mayoría oficiales liberales partidarios de Bartolomé Mitre y partícipes de la defensa de Corrientes, además de aquellas que colaboraron con animales para el ejército aliado, llevándolas a pie hacia tierra paraguaya, luego de grandes penurias y abusos, donde una de ellas, la esposa del Sargento Mayor Desiderio Sosa, Toribia de los Santos de Sosa sería sepultada en la selva. Estas damas de la aristocracia fueron conocidas por la historia como las Cautivas correntinas. La reacción de la población en las grandes ciudades de Argentina fue de repudio a la agresión, que interpretaba como injustificada y alevosa. Cuando los paraguayos comenzaron la retirada de la Provincia de Corrientes, en octubre de 1865, las milicias correntinas redoblaron sus esfuerzos de hostilizar al enemigo. Cuando el Ejército Aliado ya había desalojado a los Paraguayos, se organizó más formalmente para la guerra que continuaría en suelo guaraní; formando para ello, dos grandes divisiones de caballería, una de las cuales, consistente en 1000 hombres, estaba comandada por el general Manuel Hornos, reconocido jefe de la caballería porteña en la última guerra civil, mientras que la otra, con 1500 jinetes correntinos, era capitaneada por el caudillo local Nicanor Cáceres. No obstante, cuando se impuso el orden y la rígida disciplina militar, comenzó la deserción en estas unidades de bravos gauchos, que si bien habían combatido al invasor paraguayo, tenían poco interés de pelear en otra tierra que no era la suya, y menos bajo el mando de oficiales del viejo Ejército de Buenos Aires. A todo esto, trabajadores correntinos se habían negado a construir embarcaciones para las tropas aliadas, después de durísimas medidas disciplinarias para contener y cortar el ejemplo de la deserción. En agosto de 1865 Mitre instruye a Urquiza atacar la columna paraguaya del Río Uruguay y en tal sentido, el coronel Desiderio Sosa, dirigiendo un grupo de voluntarios correntinos que participaron en la reconquista de la ciudad, integrantes del Batallón Primero de Corrientes, entre ellos, jóvenes como Santiago Baibiene, Daniel Artaza y Plácido Martínez, se incorpora a las fuerzas de Wenceslao Paunero, estos fueron conocidos como Correntinos junto a Mitre. Permaneciendo en Esquina se unen al ejército aliado para otras naciones, formado por fuerzas argentinas, uruguayas y brasileñas, esta vez, al mando del General Venancio Flores, así marchan hacia Paso de los Libres en donde se unen a las fuerzas al mando de Simeon Paiva y libran una batalla sangrienta y reñida en los campos de Yatay, terminando con graves pérdidas y la derrota de las fuerzas paraguayas en la batalla de Yatay.

A fines de 1865 se organizó el Batallón 1º Guardias Nacionales de Corrientes, compuesto por unos 400 hombres de Infantería, al mando del Coronel Desiderio Sosa, que luego se incorporaron al Ejército Argentino.

Mientras tanto, en el Partido Liberal se produjeron enfrentamientos que causaron su fragmentación y el alejamiento del grupo fundador, razones que en 1866 motivaron la creación del periódico La Libertad, fundado por Pampín y Lagraña y dirigido por Juan Eusebio Torrent, a la vez que en Goya se creaba el periódico La Esperanza, que respondía al grupo nacionalista de Santiago Baibiene, quien incorporó a sus filas a Plácido Martínez.

El Coronel Sosa continuó guiando al ejército, batallando bajo las órdenes del general brasileño Manuel Luis Osório, que asumió el mando de los ejércitos de los tres países aliados cuando Mitre se retiró a Buenos Aires. Posteriormente, en abril, Osorio cruzó el Paraná con el Ejército Aliado, mientras la infantería uruguaya hacía lo propio en Estero Bellaco, donde las fuerzas de caballería paraguayas fueron repelidas, retrocediendo tras una columna de retaguardia brasileña en la Batalla de Estero Bellaco. Sosa Participó en la campaña de Humaitá, fase crucial y más sangrienta de esa guerra; tal es el caso de la toma de la fortaleza de Itapirú, en la ensenada pantanosa que fuera escenario de un terrible bombardeo de ambos bandos en los meses de marzo y abril.

A fines de mayo de 1866 ocuparon Tuyutí, peleando para fuerzas uruguayas contra el invasor. Encontrándose el ejército aliado acampando en Yuyucty, los batallones 1º de Infantería de Línea y 1º de Guardias Nacionales de Corrientes, a las órdenes del coronel Manuel Roseti, fueron designados para hacer el servicio de avanzada sobre el estero Bellaco, en los puntos que le fueron determinados. El valor y la audacia del Comandante Sosa y sus dignos oficiales evitaron el desastre, contribuyendo también la presencia del 1º, que en esos difíciles momentos llegaba en columna a ocupar su puesto de honor en ese hecho de armas al que ligó su nombre de una manera tan digna como gloriosa en la Batalla de Tuyutí, que significó una aplastante derrota para el mariscal Solano López que perdió su tropa de elite y la mitad de sus efectivos, unos 14.000 hombres. En tal situación, el 1º, que ocupaba una pequeña meseta, se desplegó y rompió el fuego sobre su enemigo. Éste hizo alto, organizó sus unidades y atacó apoyado en su movimiento ofensivo por el regimiento de caballería, que con aire de carga se aproximó, obligando a tomar la formación defensiva de “cuadro". A los pocos días, se producen enfrentamientos en Boquerón, y en cumplimiento de tal disposición, los referidos cuerpos dejaron sus campos en la mañana del 11 de julio de 1866 cuando los paraguayos atacaron la guardia argentina y que finalmente, rechazados por tropas aliadas, marcharon a ocupar las isletas de Yataytí-Corá, (situadas sobre la margen derecha del Estero Bellaco, distante veinticinco cuadras más o menos del ángulo formado por la línea de fortificaciones ocupada por el Regimiento 1º de Artillería a caballo del primer cuerpo del ejército argentino), cubriéndose de gloria muchos batallones argentinos que mandaba Paunero: batallones Catamarca y el 1º de Línea de Corrientes de Desiderio Sosa, en unos penosos combates donde fueron las unidades que más lidiaron y sufrieron en la Batalla de Yataytí Corá.

Desiderio Sosa fue ascendido al grado de teniente coronel y fue jefe de la escolta del presidente Bartolomé Mitre en la entrevista de Yatayti Corá, realizada con Mariscal Francisco Solano López donde tuvo oportunidad de hablar con el capitán Francisco Martínez, ayudante del mariscal López, y le preguntó por el paradero de su esposa, que aun permanecía cautiva de las fuerzas paraguayas, pidiéndole al mismo tiempo le entregáse un retrato y dinero.

Posteriormente , participa en el avance de tropas aliadas entre 15 batallones acompañados por 9 cuerpos brasileros hacia las fortificaciones paraguayas en ”Curupaity”, que le servieron de mérito para que el gobierno argentino lo ascienda a Teniente Coronel y el gobierno del Uruguay lo condecore con medallas de oro. Con un gesto aún mayor, tras haberse negado a tomar estancias del vencido país. El gran soldado Desiderio sosa vivía moralmente abatido por esa virtual esclavitud de su esposa y por todos los medios en medio de sus capañas trató de hacerle llegar su ayuda material y su palabra de consuelo, efectuando negociaciones sin resultados para dar con el paradero de su esposa .

Durante los años siguientes, creyendo merecer mejores ascensos, y no habiendo sido destinado a la campaña del 1867 en Corrientes, perdió interés en el mando militar. Pidió y obtuvo la baja a fines de 1868. Durante un tiempo fue hachero en el monte y luego dirigió un obraje forestal en el Chaco. Mientras en el ámbito partidario, tras una breve consulta a algunos dirigentes liberales, Wenceslao Martínez eligió gobernador al juez José Miguel Guastavino.

En 1871 el Coronel Sosa regresó a su provincia y fue incorporado a la Legislatura correntina por Empedrado, para ocupar el cargo de Diputado Provincial; durante ese período y en plena reconstrucción de la ciudad, se produjo en Corrientes, como consecuencia de la guerra, una epidemia de fiebre amarilla que se propagó a Buenos Aires. Cuando se produjo la invasión del entrerriano Ricardo López Jordán a Corrientes con más de 7000 hombres para apoderarse de Goya, nuevamente Desiderio Sosa fue llamado, reincorporándose al Ejército provincial, para apostarse sobre el Río Corriente y así defender Goya y luego cuidar el sur correntino. En enero de 1871, a órdenes del gobernador Santiago Baibiene, y junto al saladeño Félix Leyes y al tucumano Julio Argentino Roca, Desiderio Sosa combatió en la batalla de Ñaembé, que representó una definitiva derrota del caudillo entrerriano. A órdenes del gobernador, en el mismo campo de batalla, fueron honradas sus acciones con el grado de Coronel de la Nación, junto con Julio Argentino Roca.

La batalla de Pavón dio toda supremacía del porteñismo en la República, a pesar de ello, Corrientes fue el que dio ejemplo de federalismo otorgando la autoridad y la facultad de desempeñar todas las relaciones exteriores de la Nación a Mitre. Dentro del partido liberal se forma un acuerdo entre Dr torrent, cnel Araujo y Baibiene que eligirian al gobierno de juez Guastavino- Baibiene .Luego de que Santiago Baibiene obtuvo un resonante triunfo a nivel nacional en la batalla de Ñaembé, al frente de las tropas provinciales, quedó constituido en el gran elector de la Provincia y luego de la renuncia de Gustavino por falta de apoyo a nivel nacional, resultó Gobernador. El gobierno de Baibiene, que completaba el período anterior, fue para un grupo exclusivo de liberales de tendencias conservadoras y de orientación mitrista, que cargado de soberbia eligió a sus candidatos sucesores por imposición, dejando afuera a los que pretendían la unión del partido liberal como Fermín Alsina, el Dr. Torrent y Desiderio Sosa. Ellos fueron los primeros en reaccionar y como primera medida abrieron el periódico “La Fusión” y se alejaron violentamente del gobierno, realizando un acuerdo íntimo entre federales y un grupo de liberales contrarios al gobierno de Baibiene. Por esta razón este movimiento de liberales disidentes, fueron conocidos como "fusionismo", que estaban representados por Guastavino y de federales, que estaban representados por Vedoya, y además contaba con la adhesión en el orden nacional de los ministros de Sarmiento: Adolfo Alsina y Nicolás Avellaneda. Todo esto dio lugar a crecientes enfrentamientos dentro del partido y una división del mitrismo en el ámbito de la provincia, donde ni el oficialismo ni el fusionismo tenía mayoría. Santiago Baibiene, el compañero militar de Desiderio Sosa, se transformó en adversario político, como consecuencia de la imposición desde Goya ,a causa a la epidemia reinante en Corrientes, de las candidaturas de Agustín P. Justo(padre) y el Coronel Calvo para sucederlo, con el enojo de sus correligionarios liberales, quienes nunca admitieron una salida política en los términos que resultó. A mediados del año 1871 y tras el fallecimiento del Ministro Igarzabal, el Gobernador Baibiene designó a Juan Lagraña como Ministro de Gobierno, con el propósito de encolumnar a los sectores liberales detrás del proyecto gubernativo de la fórmula Justo y Calvo. Ni el prestigio de Lagraña alcanzó para calmar a sus correligionarios liberales, sobre todo a los amigos del Coronel Sosa, quienes sostenían que el prestigioso coronel contaba con gran consenso en el interior de la provincia para ocupar la vicegobernación en la fórmula. Enseguida se levantó contra Baibiene buena parte de los jefes militares, guiados por Martínez y Desiderio Sosa. Como consecuencia del descontento por la situación irregular, en el interior se levantaron severos piquetes frente a los templos y en la capital, como en todos los comicios, las urnas se pusieron junto a la Iglesia Matriz. Finalmente en la capital no se votó y en el interior la oposición reunida con sus caudillos en lugares estratégicos hizo actos de protestas y algunos como Azcona en Mercedes, Maciel en San Luis, y el Pájaro Vallejos en San Cosme e Itatí, se declararon abiertamente contra las autoridades. Todos estos acontecimientos transformaron al “fusionismo” en una fuerza poderosa. Había subyacentemente una gran rivalidad militar entre Santiago Baibiene y Desiderio Sosa, ambos de reconocido prestigio ganados en los campos de batalla de la Guerra grande.

A fines de 1871 Desiderio Sosa fue candidato a gobernador de Corrientes por la oposición —el grupo llamado "fusionista"— pero con un arreglo del colegio electoral, las elecciones fueron ganadas por medio del fraude por el candidato de Baibiene, Agustín P. Justo (padre) y así los fusionistas quedaron sin participación, dejando afuera al Dr.Torrent, al Coronel Sosa y al Coronel Alsina, quienes decidieron sublevarse políticamente y definir el rumbo de la Provincia, por medio de las armas.[1]​ Las cosas se precipitaron y el 5 de enero de 1872 cuando el coronel Valerio Insaurralde inició desde Curuzú Cuatiá una revolución a la que se sumaron Raymundo Fernández Reguera, Marcos Azcona, Manuel Vallejos, Serapio Sánchez y otros tantos oficiales de prestigio, mientras el nuevo gobernador Justo movilizó la guardia nacional con el Coronel Calvo, a la vez que el Coronel Baibiene se ponía al mando de las fuerzas de gobierno en el sur de la Provincia. El 9 de enero de 1872 se producía un revolución que era encabezada como jefe militar, por el entonces Inspector General de Armas, Coronel Desiderio Sosa, donde en las primeras horas del día concurrió al cuartel de tropas y su valor se impuso dominando a golpes al jefe de la guardia, que pretendió resistir, de esa manera el coronel se adueña del espíritu de los soldados y luego del batallón íntegro. Su prestigio popular y militar lo hicieron árbitro del momento, y fue así como se empezó a detener y a amarrar a los dirigentes que penetraban a los cuarteles para organizar la defensa. Enseguida detienen al Doctor Justo y se enfrentó al Coronel Baibiene, de esta manera, toda la provincia queda levantada en armas.

Lo acontecido en el amanecer del 4 de marzo de 1872 en las tierras altas de los campos de Acosta que emergen del bañado, en el departamento de Empedrado, queda registrado como la batalla de Tabaco, el choque armado más grande en la historia de la Provincia de Corrientes, donde 7000 correntinos se dividían casi en igual número de un lado y de otro, enfrentándose infantería y caballería, a fusil y lanza, donde hasta parientes de uno y otro lado se cruzaron con revólveres y carabinas, dándose muerte en defensa.[2]​ No sólo diferencias locales se dirimían, sino también del resultado de este combate podía variar la futura composición del Colegio Electoral, y sus preferencias políticas, ya que estaba en juego la futura Presidencia de la Nación, que elegiría al presidente sucesor de Domingo Faustino Sarmiento. La batalla de Tabaco y el combate de San Gregorio tuvieron una relevancia enorme a nivel nacional, ya que existían tres frentes para candidatura presidenciales, donde frente a los partidos porteños se alzaban la alianza de las provincias del litoral y el frente del interior que proponían la unión y organización nacional en la capital, ajenas de toda localismo. Luego de las decisivas victorias de Tabaco y San Gregorio las fuerzas gubernamentales se rindieron ante las revolucionarias de Desiderio Sosa y Wenceslao Martínez, que tomaron prisionero a Baibiene, pero el Doctor Justo pudo escapar junto con Virasoro y un puñado de oficiales de la guardia nacional, entre ellos, el Presidente de la Legislatura . El Gobernador Justo, refugiado en una cañonera brasilera apostada en el puerto, pidió al presidente Domingo Faustino Sarmiento la Intervención Federal, pero éste no simpatizaba por los hombres derrocados por la revolución, y por lo tanto no accedió, aduciendo estar preocupado por asuntos urgentes en otras provincias y además, altas razones de conveniencia pública que apenas disimulaban su falta de simpatía por Justo, hombre de Bartolomé Mitre, ya que la posibilidad de que el grupo revolucionario se alzara con el gobierno y de permanecer el “mitrismo” en el Gobierno de Corrientes, favorecería los planes de la candidatura presidencial del oficialismo nacional, que apostaba a la consagración de Nicolás Avellaneda. Bajo estas circunstancias, Agustín P.Justo renunció y así el Coronel Desiderio Sosa durante un tiempo ejerció el cargo de Gobernador de la Provincia de Corrientes en forma provisoria. Consciente de que un gobierno militar sería completamente resistido, organizó por decreto un Triunvirato con hombres del fusionismo, integrado por Gregorio Pampín (liberal), Tomás Vedoya (federal) y Emilio Díaz (liberal), dando lugar esta vez a los del Partido Federal, transformándose Desiderio Sosa en el artífice de una conciliación en el partido liberal. La victoria de Sosa representó un severo contraste para el mitrismo, abriendo nuevas perspectivas. Luego reclamó la renuncia de Vedoya y Díaz mediante el apoyo al ascenso a Gobernador de Pampin, quien había sido ministro de hacienda de los gobernadores Torrent y Guastavino. Posteriormente, una Comisión del Ejecutivo Nacional convocó a elecciones, resultando victorioso otro hombre del fusionismo, dejando así la autoridad a Miguel Gelabert y su vice Cabral. El teniente Coronel Desiderio Sosa demostró mucha valentía y decisión, logrando toda clase de elogios, pero los mismos hombres que lo utilizaron para encabezar la revuelta, lo tomaron preso porque ya no convenía a sus intereses. Gelabert lo dio de baja del ejército y lo expulsó de la provincia en 1872. Con la amargura de un hombre noble que se siente usado se marchó proscripto a Buenos Aires.

Padre, esposo enviudado y soldado ejemplar de la patria, sumido en la miseria económica, decide trabajar a nivel nacional con el que fuera candidato a Presidente de Mitre y Ministro de Relaciones exteriores, el Dr. Rufino de Elizalde.

Prestó servicios en la frontera sur de la provincia de Santa Fe. Participó en la revolución de 1874; aunque no peleó en la batalla de La Verde —en que fueron derrotados los revolucionarios— fue arrestado y se le rebajó el sueldo. Regresó a Santa Fe, donde participó en una revolución liberal de Patricio Cullen contra el gobernador Servando Bayo, con un centenar de hombres tenía la misión de invadir el sur de Santa fe, ante la ofensiva de los adversarios, Sosa decide retroceder pero lo hace peleando con estrategia. La prensa destacó su pericia y los profesores de la Escuela Militar no escatimaban frases elogiosas para describir tanta firmeza. El Coronel Desiderio Sosa es para Mitre: "uno de los militares más distinguidos que la Provincia de Corrientes ha dado al Ejército Nacional".

Recluido en Buenos Aires, falleció a los 49 años, el 5 de mayo de 1878. Sus restos descansan en un cementerio de la capital.

Un paraje en el interior provincial correntino y una calle de Itatí —su pueblo natal— recuerdan a este militar. Las autoridades municipales han solicitado el traslado de sus restos a esa ciudad.



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