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Diócesis de Fiesole



La diócesis de Fiesole (en latín: Dioecesis Faesulana) es una división eclesiástica de la Iglesia católica sufragánea de la arquidiócesis de Florencia, perteneciente a la región eclesiástica Toscana. En 2015 contaba 145.600 bautizados sobre 155.100 habitantes. El obispo actual es Mario Meini.[1]

La diócesis comprende la parte sur-oriental de la provincia de Firenze, el norte-occidental de la provincia de Arezzo y el norte-oriental de la provincia de Siena. La sede epicospal se encuentra en la ciudad de Fiesole, donde se ubica la catedral de San Romolo.[2]

La diócesis está dividida en 7 vicariatos (Isla de Fiesole, Valdarno Fiorentino, Valdarno Aretino, Altipiano Valdarnese, Valle de Sieve, Chianti, Casentino) de los cuales dependen 218 parroquias. Característica peculiar de la diócesis es que la sede episcopal de Fiesole se encuentra separada de la masa principal del territorio diocesano constituyendo un enclave, o isla, al interior del arquidiócesis de Florencia.[2]

La jurisdicción pastoral fiesolana se de reparte sobre tres territorios principales: el Valdarno (el valle que recorre el río Arno), sea aretino que florentino, hasta Montevarchi; el Valle de Sieve hasta Dicomano, incluido el Casentino hasta Poppi; el Chianti fiorentino hasta Tavarnelle en el Valle de Pendida y luego continuando en el Chianti senese hasta Castelnuovo Berardenga.

En particular, la Isla de Fiesole comprende el comune (municipio) de Fiesole (que en parte es un enclave de la arquidiócesis de Florencia), dos parroquias en el comune de Florencia (San Martín en Mensola y Santa Cruz al Pino), incluida la iglesia de Santa María en Campo en la vía del Proconsolo.

El Valdarno fiesolano abraza en cambio, en la provincia de Florencia, los comunes de Pontassieve (compartido con la diócesis florentina), Rignano sull'Arno, Figline e Incisa Valdarno y Reggello. En la provincia de Arezzo, forman parte de la diócesis los comunes de Pian de Scò, Castelfranco di Sopra, Cavriglia, San Giovanni Valdarno (aquí el río Arno hace de límite con la diócesis de Arezzo) y Montevarchi.

Siguiendo el Valle de Sieve la diócesis agrupa los municipios de Rufina, Pelago, Londa, Dicomano hasta llegar a la altura del valle con Vaglia, descendiendo después, hasta el Pian de Mugnone, ambos compartidos con Florencia. Continuando hacia el Este, el territorio de la diócesis llega a San Godenzo y se adentra en el Casentino pasando de Stia, Pratovecchio, Poppi y subiendo hasta Castel San Niccolò y Montemignaio.

El territorio del Chianti florentino incluye los comunes de Greve in Chianti (compartido con Florencia) y llega hasta Tavarnelle Val di Pesa entrando luego en la provincia de Siena, donde abarca los comunes de Castellina in Chianti, Radda in Chianti (compartida con Siena), Gaiole in Chianti (compartida con Arezzo) y finalmente, al extremo sur de la diócesis, Castelnuovo Berardenga donde tiene una sola parroquia: San Lorenzo a Tregole.

Según la tradición el primer obispo de Fiesole fue San Romolo, supuestamente discípulo de san Pietro, sin embargo, hoy es considerada más una leyenda, puesto que no existe ninguna documentación que certifique la relación de Romulo y Pedro.[3]

Los orígenes históricos de la diócesis de Fiesole se remontan al siglo III o V. El primer nombre que aparece en un documento es el Messio Romolo, fiesolano (sin embargo es confuso si fue o no un obispo de dicha sede), en unas cartas de Ambrosio de Milán. Sucesivamente se menciona un obispo anónimo en una carta del papa Gelasio I dirigida a Elpidio, obispo de Volterra. Luego, en el año 536, un Rústico obispo de Fiesole estuvo ligado al pontífice Agapito I en el Concilio de Constantinopla II.[3]

El papa Pelagio I, el 15 de febrero de 556, escribió a los siete obispos de la Tuscia Annonaria, entre los cuales estaba el de Fiesole pero sin llamarlo por su nombre quedado también en el anonimato. En la diócesis, después la conquista longobarda, muchas iglesias fueron destruidas o saqueadas, y los sacerdotes perseguidos o reducidos a la pobreza y forzados a huir a las diócesis vecinas. Tiempo en que la sede de Fiesole quedó vacante por algunas décadas hasta que en 599, el papa Gregorio nombró a Venanzio, obispo de Luni, de ocuparse de la reconstrucción de la diócesis. A partir de entonces hay nuevamente un vacío documental. Solo 150 años después, en un epígrafe, reaparece el nombre de un obispo de Fiesole, Teodaldo (5 de julio de 715).[3]

Con el fin del Reino longobardo y la reorganización franca de los territorios italianos, también en Fiesole el poder temporal y el espiritual fueron unidos en la figura del obispo-conde. El primero y documentado presule fiesolano a ser investido como feudatario del Imperio fue Leto en el siglo IX, sucesivamente venerado como santo.[4]

El territorio de la diócesis se extendía esencialmente sobre las áreas montañosas y las colinas, que favorecían el fraccionamiento geográfico y el aislamiento político de las varias realidades locales. Cada pico, cerro, o altura de la diócesis tenía su propio castillo o fortaleza, gobernados por sus propios señores, que no reconocían la superioridad del obispo.[5]

El obispo Alejandro, discípulo y sucesor de Leto., intentó recuperar el control sobre los vasallos rebeldes y todo el territorio diocesano. En 823, el prelado se dirigió a Pavia para ser recibido en audiencia por el emperador Lotario I y obtener de él un mandato imperial, pero, antes de que el soberano se pronunciara, sobre la vía de la vuelta a Fiesole el obispo fue asesinado por sus enemigos. Fue reconocido como mártir y venerado como santo. A él se le dedicó la Basílica de Sant'Alessandro en Fiesole.[5]

Después de Alejandro, tomó posesión de la cátedra Romano. Quien se opuso con dureza a los profanatores de las iglesias que se introducían en las tumbas para robar las pertenencias de los muertos. Se opuso a la invasión de los Normandos, quienes por venganza, destruyeron el palacio episcopal, quemaron el archivo de la diócesis y destruyeron por completo la catedral.[5]

Más allá de la santidad de Leto, Alejandro y Romano, estos tres obispo son importantes para la historia de la diócesis, porque crearon un precedente importante, la figura del obispo como árbitro de los potentes y patronos de los pobres, por lo cual se ganaron el cariño de muchos fieles que, luego de sus muertes, les veneraron como santos, culto que más tarde fue reconocido por la Iglesia católica.[5]

La herencia política y espiritual de los obispos-santos se transmitió, con alternados acontecimientos, también a sus sucesores y no solo durante el medioevo sino los siglos sucesivos de "pax medicea". El gobierno de los obispos condes terminó en el siglo XVIII, cuando, con la reorganización y la modernización lorenese de la Toscana, la función de control sobre el respeto de las reglas pasó, por ley y competencia, al Estado.[5]

Donado de Escocia (859) fue el último obispo-conde de Fiesole, y el último en ser elegido directamente por el pueblo según la práctica antigua. De hecho después de la institución del Regnum Italiae y su sucesiva anexión al Imperio, los obispos de Fiesole comenzaron a ser nombrados por el soberano italiano.[5]

El primero de los obispos-feudatarios fue Zanobi, sucesor de Donado, que fue nombrado por Berengario del Friuli.[6]

Bajo el gobierno de Jacobo el Bávaro, hecho obispo por Enrique II, Fiesole vivió un verdadero renacimiento con la construcción, en 1028, de la nueva catedral. Sobre las ruinas de la antigua catedral y del palacio episcopal, se construyó la Abadía de San Bartolomé, más conocida como Badia Fiesolana. Jacobo hizo erigir también el nuevo, y actual, palacio episcopal y fue quien autorizó a Juan Gualberto la fundación de la Orden de Vallombrosa.[5]

Al contrario de él, Attinulfo, íntimo de Enrique III, fue abiertamente acusado de simonía, al igual que su sucesor Trasmondo. Ambos fueron intervenidos, sin éxito, por los papas León IX y Gregorio VII, respectivamente.[5]

Ya del 1123 los florentinos habían comenzado a invadir brutalmente el territorio de Fiesole y los burgos vecinos tanto que Atto, abad de Vallombrosa y luego obispo de Pistoia, escribió a papa Onorio II, invocando el perdón por las violencias perpetradas por Florencia sobre las poblaciones del fiesolano. Para los florentinos era de vital importancia poder controlar políticamente y militarmente la ciudad amurallada, por ser un punto estratégico en sus aspiraciones de expansionismo. Quitando todo dominio que tuviese el príncipe obispo de Fiesole.[4]

El obispo Juan I, en 1103, pide ayuda al papa Pascual II y este, por medio de una bula declaró que la diócesis de Fiesole no sería agregada a la Florencia. A partir de entonces la diócesis se convirtió en un enclave dentro del territorio florentino. La medida no gustó, como era obvio, a los gobernantes florentinos, por ello, el obispo Juan fue exiliado de la ciudad y debió gobernar su diócesis, moviéndose de un castillo a otro.[4]

A su sucesor, Jonatán, los florentinos le propusieron la concesión de trasladar la sede episcopal a Florencia en cambio de una renuncia definitiva a sus pretensiones temporales. El obispo rechazó dicha petición, se instaló en su antiguo palacio episcopal y restableció la sede catedral de Fiesole de la que había sido expulsado su predecesor. Para ello debió expulsar a los benedictinos instalados allí por los florentinos. El papa Inocencio II obligó al obispo a reincorporar a los benedictinos y este debió contentarse con hacer del castillo de Monteloro su sede.[4]

La misma propuesta hicieron los florentinos a sus suceres, una y otra vez, hasta no lograr su cometido. Incluso, invadieron la ciudad con el fin de someter a los fiesolanos. Los obispos lograron resistir, en una continua huida y retorno a la ciudad.[4]

A partir de 1208 el obispo Rainieri, a causa de sus deudas con la República de Florencia, debió ceder y trasladar la catedral a Florencia y gobernar su diócesis desde allí, en calidad de vasallo de la República de Florencia. Periodo conocido en la historia fiesolana como la cautividad florentina.[4]

El fin de dicha cautividad solo llegó en 1874, luego de la unificación italiana. El obispo pudo regresar a su sede en Fiesole. El primer obispo de la sede de Fiesole luego de casi siete siglos fue Luigi Corsani.

El seminario diocesano fue istituito el 8 de mayo de 1575 del obispo Francesco Cattani de Diacceto. Inicialmente tenía sede a Ponterosso y fue luego transferido en un edificio apposito a Fiesole del obispo Lorenzo De la Robbia en el 1635.

La diócesis en 2015 contaba con unos 145.600 bautizados sobre una población de 155100 habitantes, 93,9% del total. Para la atención pastoral cuenta con unos 156 sacerdotes diocesanos, 17 diáconos permanentes, 69 religiosos (de los cuales 62 sacerdotes) y 327 religiosas.[1]

Los institutos religiosos masculinos presentes en la diócesis son: benedictinos vallombrosianos, dominicos, Franciscanos observantes, Siervos de María, escolapios, Oblatos de María Inmaculada, redentoristas y rogacionistas.[9]​ Mientras que entre los femeninos se encuentran las: agustinas, benedictinas, benedictinas camaldulenses, dominicas, agustinas de la Santísima Anunciada, carmelitas, hijas del Divino Celo, franciscanas de la Santísima Anunciada, terciarias franciscanas isabelinas, misioneras franciscanas del Verbo Encarnado, hermanas de la Inmaculada Concepción, ursulinas de San Jerónimo de Somasca, pasionistas de San Pablo de la Cruz, misioneras del Sagrado Costado, misioneras franciscanas del Sagrado Corazón, doroteas de Cemmo, hermanas de San Felipe Neri, hermanas de San José de la Aparición, siervas de María manteladas y hermanas pobres del Evangelio.[10]



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