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Dialecto ribagorzano



El ribagorzano es el nombre que se aplica al conjunto de los dialectos hablados en el antiguo Condado de Ribagorza, de los cuales los más orientales se clasifican hoy en día como dialectos del catalán y los más occidentales como dialectos del aragonés; existe también una zona central con dialectos más difíciles de clasificar en uno u otro grupo. Estos dialectos forman por lo tanto parte del continuum dialectal romance de Europa suroccidental. Además hay que tener en cuenta que los dialectos del valle de Benasque presentan diferencias importantes de otros dialectos aragoneses, por lo que un filólogo local ha propuesto clasificarlos como una lengua diferente tanto del catalán como del aragonés, sin embargo estos rasgos diferenciales son compartidos por otras hablas de transición hasta la Llitera.

El Condado de Ribagorza en la Edad Media se extendía desde las poblaciones de Benasque y Aneto hasta el límite sur de la actual comarca de La Litera y teniendo por límite occidental el antiguo Condado de Sobrarbe y oriental el Condado de Pallars y la zona baja del río Noguera Ribagorzana donde arranca la Acequia de Piñana en la provincia de Lérida. En el siglo XVI la capital del condado estaba en Benabarre y el condado perteneció desde tiempos medievales a los Duques de Villahermosa y por herencia el último Conde de Ribagorza fue el rey Felipe II.

Los dialectos que en un momento u otro han sido llamados ribagorzano se hablan en las comarcas de:

Ciudades y villas importantes de la zona: Graus, Tamarite de Litera, Benabarre, Pont de Suert y Benasque.

El primero que habló de la denominación de dialectos de transición para estas hablas fue Joaquín Costa en un artículo publicado en el "Boletín de la Institución Libre de Enseñanza" hacia 1876, donde, en su ensayo, defiende el carácter híbrido de algunas lenguas, puesto que participan de rasgos de dos lenguas vecinas, en este caso del aragonés antiguo y del catalán medieval. Posteriormente Ramón Menéndez Pidal sostuvo el carácter de lenguas de transición y Alonso Zamora Vicente popularizó la denominación de las llamadas "hablas de tránsito" para los enclaves lingüísticos que se sitúan entre el aragonés antiguo y el catalán medieval y para las que se sitúan entre las denominadas hablas leonesas y el galaicoportugués.

Algunos filólogos, tras las polémicas históricas entre Antoni Maria Alcover y Pompeu Fabra sobre la lengua catalana, consideran a la parte oriental, enclavada en parte del territorio del Antiguo Condado de Ribagorza, como un dialecto derivado del catalán, al que denominan catalán ribagorzano o ribagorzano catalán, es decir el área que presenta sistema vocálico de siete vocales y un sistema consonántico en el que las parejas de fonemas sordos y sonoros de época medieval y renacentista han convergido en fonemas sordos y se caracterizan por la palatalización africada en palabras derivadas del latín como "gentem", "juvenem", "junctum" que se pronuncian con un sonido similar a la "che" del idioma aragonés y del castellano, diciendo "chen", "chove", "chunto". Las opiniones son tan encontradas e irreconciliables que, en numerosas ocasiones en vez de usar argumentos filológicos se recurre a elementos extralingüísticos que se han divulgado plausiblemente en diversos medios.

El habla de Graus y las de otras localidades que presentan un sistema vocálico de cinco vocales y un sistema consonántico semejante al del idioma aragonés consolidado durante el siglo XVI, con la presencia del fonema prepalatal fricativo sordo (en documentos antiguos escrito con el grafema "x"), de la velar fricativa sorda (escrita con los grafemas "j" y "g") y la interdental fricativa sorda (escrita en documentos antiguos con los grafemas "z" ante las vocales "a", "o" y "u", y con "c" ante las vocales "e" e "i"), pertenecen al ribagorzano occidental, al que actualmente se denomina aragonés ribagorzano o ribagorzano aragonés.

El habla de la población de Benasque y de algunos pueblos aledaños suele ser considerada variedad del idioma aragonés de transición hacia el ribagorzano oriental, aunque un filólogo local la considera microlengua. El habla local de esta población, denominada habitualmente "benasqués", recibe el nombre coloquial de "patués", que recuerda el nombre que la lengua francesa usa para los "patois", los dialectos rurales de Francia. Habitualmente, sus hablantes consideran al benasqués como parte del idioma aragonés, o siguiendo las posturas "localistas" de las lenguas de Aragón, simplemente como patués. Importantes escritores y filólogos de esta variedad, como Carmen Castán, Manuel Castán Espot, Chusé María Ferrer Fantoba o José Antonio Saura Rami, forman parte de diversas asociaciones de estudio y defensa del aragonés.

Para la división entre el ribagorzano occidental y el ribagorzano oriental casi todos los lingüistas tienen en cuenta el mapa de isoglosas que dibujó Ramón Menéndez Pidal en 1916 en la Revista de Filología Española y el mapa del "Manual de dialectología española" (1967) dibujado por Alonso Zamora Vicente. Tanto el ribagorzano oriental como el occidental tienen léxico en común y léxico divergente. En ambos se da el uso de la preposición enta (hacia). Es general a ambos ribagorzanos las formas en -eba para los imperfectos de indicativo, teneba / teniba por "tenía", sabeba por "sabía", feba por "hacía".

Características lingüísticas del grupo son las siguientes:

Como todas las hablas orales que han tenido escasa representación escrita los hablantes tienen que resolver el sistema de grafías que utilizan para representar las respectivas hablas locales que difieren de las lenguas con tradición ortológica y ortográfica. Existen escasísimas muestras del ribagorzano escrito anteriores al siglo XX. Se deben destacar las "pastoradas" recogidas por Ricardo del Arco y unos textos escritos en ribagorzano de Azanuy por el que fue catedrático de literatura española de la Universidad de Barcelona, José María Castro y Calvo.

A partir del siglo XX hay un resurgir de los escritores en aragonés ribagorzano, destacando por su amplia obra Elena Chazal, Pablo Recio, Cleto Torrodellas, Antonio Collada, Bienvenido Mascaray y Dámaso Carrera.

Hay dos tendencias para escribir el habla oral ribagorzana. Quienes usan la ortografía castellana para representar al habla local, tanto en aragonés ribagorzano como en catalán ribagorzano, y por otro quienes utilizan la grafía de cada lengua, en el caso del idioma aragonés hay tres propuestas ortográficas: Grafía 1987, Grafía EFA y Grafía SLA. En la actualidad el Gobierno de Aragón ha iniciado un proceso de convergencia gráfica del que ha surgido una cuarta grafía que solo es usado por la Dirección General de Política Lingüística y que ha causado el rechazo de las tres asociaciones.

Por otro lado en el catalán ribagorzano, un sector minoritario usa la grafía castellana, y mayoritariamente otros usan la grafía normativa catalana. Todos se encuentran con la dificultad de que los fonemas del ribagorzano difieren de los fonemas de las variantes estándar del catalán y del aragonés y de no conocer el habla local el lector, a no ser que se indique en cada escrito qué valores representan los grafemas, desconoce a qué sonido local representa. Con la recogida de textos orales se obviará este aspecto que por otro lado no plantea grandes problemas de interpretación.

En relación con la escritura del catalán ribagorzano en Aragón, destacar la inmensa obra Bllat Colrat, que en varios tomos recoge testimonios orales del catalán de Aragón, la mayoría de ellos en catalán ribagorzano.



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