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Diogo Alves



Diogo Alves (1810 – 19 de febrero de 1841) fue un asesino en serie español-portugués. Entre 1836 y 1840, mató a 70 personas.[1]​ Los crímenes que cometió ocurrieron todos en el área del Acueducto de las Aguas Libres, ganando por tanto el título de "Asesino del acueducto". Fue sentenciado a muerte y ahorcado el 19 de febrero de 1841. La cabeza del asesino fue separada de su cuerpo y se introdujo en un matraz, para así ser preservado con propósitos científicos. Ahora es una atracción turística.[2]

Nacido en Galicia en una familia campesina, Alves se cayó del caballo de la familia cuando era pequeño y se dio un golpe en la cabeza, ganándose el sobrenombre de Pancada ("golpe"). A los diecinueve años, sus padres lo mandaron a trabajar a Lisboa. Tras cambiar de trabajo y habiendo dejado de escribirle a sus padres, comenzó a beber y a apostar su dinero, conociendo a la posadera Maria "Parreirinha" Gertrudes. Se cree que esta conexión instigó a Alves a matar. Comenzó a cometer crímenes, ganándose el segundo apodo de "El asesino del acueducto". Robaba a paseantes pobres, y luego los tiraba desde una altura de 60 metros para evitar ser identificado y para que las muertes parecieran un suicidio, lo cual consiguió.

Los asesinatos en el acueducto seguían sin ser probados, pero el jurado sentenció a Alves y su banda por otros crímenes, en particular por el asesinato de la familia de un doctor. La hija de 11 años de Maria, Maria de Conceiçao, testificó en el juzgado en contra de la banda. Su madre fue enviada a un exilio para toda la vida en las colonias africanas.

Alves se convirtió en el penúltimo criminal en ser ahorcado en Portugal. Sus acciones en aquel tiempo intrigaron a los científicos del entonces Colegio Médico-Quirúrgico de Lisboa. Tras su ahorcamiento, en un intento de estudiar su cerebro, la cabeza de Alves fue cortada y estudiada. A día de hoy todavía es preservada en un recipiente de cristal, donde una solución de formaldehído ha perpetuado la imagen de un hombre calmado—contrario a como realmente era. Los científicos nunca pudieron explicar qué le llevó a comprar una llave falsa de los acueductos, donde se escondía, y a cuanta gente robó y asesinó. La cabeza se encuentra en el teatro anatómico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa, tras la formación de un gabinete de frenología hecho por José Lourenço da Luz Gomes, lo que permitió la preservación del esqueleto de Alves, junto con el de Matos Lobo (siendo uno de los últimos sentenciados a muerte en Portugal). La cabeza de Diogo Alves fue uno de los más significativos objetos de paso en 100 piezas para el Museo de Medicina, que tuvo lugar en el Museo Nacional de Arte Antiguo en 2005.



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