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Dios y ley vieja



Jaungoikoa eta lege zaharra (en castellano, Dios y la ley vieja), también escrito como Jaun-Goikua eta Lagi-zaŕa o Jaun Goikoa eta Lege zarra, es el lema en euskera que los hermanos Sabino y Luis Arana, fundadores del Partido Nacionalista Vasco (PNV), establecieron al asentar las bases del nacionalismo vasco a finales del siglo XIX, en 1895.[1]​ Procede del lema fuerista vascongado Jaungoicoa eta foruac («Dios y fueros»). La expresión lagi zarra («ley vieja»), en alusión a los fueros por los que se regían los territorios vasco-navarros, se empleó para diferenciarse de la terminología de connotación española (foruak).[2][nota 1]

Las siglas del lema Jaun Goikua eta Lege zarra son JEL, de las que se derivan los apelativos jelkide y jeltzale (que se pueden traducir como miembros del JEL y partidarios del JEL, respectivamente) con los que son conocidos los militantes del Partido Nacionalista Vasco. La denominación euskera del partido es Euzko Alderdi Jeltzalea, utilizando jeltzale en lugar de abertzale o nacionalista.[1]

El lema nacionalista procede del lema fuerista Jaungoicoa eta foruac (Dios y fueros), también escrito como Jaungoikoa eta foruak y Jaungoicoa eta fueroac.[4][5]​ Este lema —reivindicado especialmente por neocatólicos, carlistas e integristas— fue popularizado por un discurso pronunciado bajo el árbol de Guernica en 1864 por Miguel Loredo, apoderado de la villa de Portugalete,[6][7]​ y por un folleto publicado en 1869 por el neocatólico[8]​ vizcaíno Arístides de Artiñano titulado «Jaungoicoa eta foruac: la causa vascongada ante la revolución española».[9]​ Durante la Tercera Guerra Carlista llegaría incluso a ser empleado por los republicanos federalistas para apartar a los fueristas del carlismo.[10]​ El lema fue utilizado también por la Asociación Euskara de Navarra.[11]

En el lema original Dios hacía referencia a la religión católica, de profunda implantación en las provincias vascongadas y Navarra, que se veía agredida por la legislación anticlerical del Sexenio Democrático, particularmente por la libertad de cultos, que se consideraba también una afrenta contra los fueros, puesto que ambos conceptos iban estrechamente ligados.[9]

El carácter confesional que el lema Jaungoikoa eta Lege zarra lleva implícito ha sido cuestionado varias veces en el seno del Partido Nacionalista Vasco (única formación nacionalista vasca que lo ha venido manteniendo).

Ya en 1902 fue criticado por el doctor Madinabeitia y más tarde, en 1910, por un sector del partido que renegaba de la religión aconsejando a sus seguidores que fomentasen las ideas vascas dentro de una política encaminada a la república tal y como se publicó en el periódico El Liberal el 24 de febrero de 1910. Este sector del PNV consumó una escisión formando el efímero Partido Republicano Nacionalista Vasco dirigido por Pedro Sarasqueta, Segundo Izpicua y Francisco de Ulacia.[1]

En 1930 Comunión Nacionalista Vasca (procedente de la escisión de 1916), se vuelve a fusionar con el PNV (Aberri), principal mantenedor del lema del "JEL", pero una parte de Comunión Nacionalista Vasca, más liberal, decide la no integración en el PNV formando Acción Nacionalista Vasca.[1]

En 1977 se produjo dentro del PNV otra discusión sobre el lema fundacional la cual se resolvió con la resolución del primer Congreso del partido tras la restauración democrática, que se celebró en Pamplona ese mismo año y que determinó:[1]



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