En la mitología romana, Vesta era la diosa del hogar, hija de Saturno y de Ops y hermana de Júpiter, Neptuno, Plutón, Juno y Ceres. Se corresponde con Hestia en la mitología griega, aunque en el culto romano asumió mayor relevancia. Es el símbolo de la fidelidad.
Tenía por sobrenombre, Aio Locucio. Representa el arte de mantener el fuego del hogar y del templo interno. Está relacionada con las Vestales que eran reclutadas a la edad de diez años para mantener encendida la llama del templo dedicado a la diosa, como «sacerdotisas del fuego eterno».
Cuesta visualizar a Vesta, ya que no hay representaciones de su arquetipo, sino solo en forma difusa, puesto que los ritos para invocarla se hacían a través de la ceremonia del fuego. Esotéricamente, se dice que basta prender una vela color anaranjado en su nombre para sentir su presencia, amistosa y cálida.
Sus delicadas revelaciones hablan sobre las necesidades del mundo interior: el hogar simbolizando el calor de las emociones, el centro solar de cada persona, del grupo o la comunidad. Así, generalmente se la representa por un círculo, puesto que en la Antigua Roma, el círculo simbolizaba la totalidad y estaba en medio de la Ciudad.
Su culto fue establecido en Roma por Numa y perduró hasta el final del paganismo. En la religión romana, Vesta era asistida por las vestales a las que protegía. En una ocasión, la vestal Aemilia descuidó la llama y esta se apagó. La muchacha, sabiendo que el descuido lo pagaría con la vida, imploró llorando a la diosa y esta, enternecida, la revivió de manera milagrosa.
En otros mitos referentes a la fundación de Roma, Vesta intercede ante el rey Amulio para que no mate a su sobrina Ilía o Rea Silvia, ya embarazada de los gemelos Rómulo y Remo, por lo que decide abandonarla. El nombre del rey es distinto: Tarquetio.
El hijo de Rómulo, Numa Pompilio, en agradecimiento a la diosa, instaura el culto a las vestales. Por lo tanto, Rea Silvia no podía ser una de ellas.
Vesta era celebrada en las Vestalia que tenían lugar entre el 7 y el 15 de junio. El primer día de la fiesta se abría, por única vez durante el año, el penus Vestae (sancta sanctorum de su templo). Las fiestas, que se hacían una vez al año, estaban destinadas a renovar el contacto con la diosa y a pedirle la protección del hogar.
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