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Disidencia política



Disidencia (Del lat. dissidentĭa) se entiende como la expresión formal de un desacuerdo parcial o total respecto de otros criterios individuales o colectivos, con connotación auto excluyente, en ocasiones, con el orden establecido en la sociedad o en alguno de sus ámbitos derivados. Así en sociología, la disidencia equivaldría a la auto exclusión de la pertenencia a un grupo, tales como una comunidad, partido o una institución de la cual se es o se fue miembro voluntaria o involuntariamente. No obstante, la parte y el todo, la disidencia también puede ser dirigida hacia un solo pensamiento, actos o actividades concretas e incluso creencias.

Disidencia se deriva de Disidir, del latín "di-sedeo", cuya etimología literal compuesta significa "separar, no permanecer". Por diversas metonimias su significado se extiende a las sinonimias de no desear, "estar o pertenecer a un mismo grupo o criterio", fig. "no sentarse juntos", "no poder armonizarse", etc.

La palabra di-sedeo se compone del prefijo de origen griego Di y del verbo latino Sedeo. Di, del griego Dyoo (dos), prefijo de duplicación que implica separación o dualidad y por esto evoca una potencial o eventual contrariedad. Sedeo (sedeô,ês,êre,sêdî,sessum) significa permanecer. Permanecer, del latín maneo, del griego menoo (residir), del sánscrito manas, recuerdo de man (pensar). De aquí se aplica a la acepción como pensamiento diferente. Con esta última acepción, el término, es en la actualidad (edad contemporánea) utilizado con amplitud e intensidad genérica en el ámbito específico de la política y de otras actividades relacionadas o derivadas.

El término « disidente » se utilizó inicialmente para referirse a quien se desmarcaba de una doctrina religiosa o de un dogma, antes de ser aplicado al campo político e ideológico. En Inglaterra, desde el siglo XVI, dissenter ("disidente") designa a los protestantes, que no admiten la religión oficial (anglicanismo).

El término fue usado por primera vez desde un punto de vista político en el periodo de entreguerras, con el ascenso de los sistemas totalitarios fascista y estalinista. Especialmente se aplicó a las purgas de la Unión Soviética a partir de los años treinta y (después de la Segunda Guerra Mundial) a las llamadas democracias populares de Europa del Este. Sin necesidad de limitarse al comunismo soviético, el término se aplica para designar a los opositores de una ideología dominante;[2][3]​ calificando de "disidentes" a los que contestan de manera más o menos radical al sistema político de su país. La denominación se justifica especialmente si, por motivos de conciencia, asumiendo desventajas o incluso persecución, esos "disidentes" discrepan dentro de países dominados por regímenes totalitarios, dictatoriales u opresores o que no permiten la expresión libre de tal oposición o la denuncia de situaciones injustas (discriminación, opresión de minorías, etc.) Incluso en países democráticos ha habido "disidentes" que han sufrido la pérdida de su puesto profesional como consecuencia de sus ideas políticas (por ejemplo, la aplicación del macarthismo en los años cuarenta y cincuenta en Estados Unidos). En los casos más graves, afrontan la cárcel, la tortura, el internamiento en unidades psiquiátricas, o incluso la ejecución judicial o extrajudicial. La represión masiva lleva al mantenimiento de campos de concentración o de trabajo (la reeducación maoísta, el Gulag soviético -Aleksandr Solzhenitsyn-). En otros casos, los disidentes afrontan el exilio (impuesto o voluntario, a veces clandestinamente, pues la emigración se prohíbe -muro de Berlín-).

En algunos casos, el "disidente" era anteriormente un partidario del régimen que pasa a criticar. Al utilizarse este término de manera colectiva, incluye al conjunto de personas disidentes con una sociedad determinada o alguno de sus ámbitos, aunque no lo hagan necesariamente desde el mismo punto de vista y por tanto no constituyan una fuerza homogénea.

La disidencia caracteriza a una acción o a un estado. Por tanto, puede ser manifestada por actos, pero también puede ser igualmente un modo de vida o de pensamiento más interior que exterior. Las expresiones «vivir en disidencia» o «entrar a disidencia» remiten a una filosofía de vida, a un compromiso total de un individuo o de un grupo que asume todas las consecuencias materiales y espirituales de sus elecciones.

La disidencia es una actitud que no necesariamente está dirigida contra algo, sino que más bien implica un desacuerdo o una distancia tomada con un poder o una autoridad política. No entra forzosamente en conflicto directo, sino que se aleja, busca otras vías o espacios de legitimidad. De esta manera, el término «disidencia» se distingue de los términos «contestación» y «oposición», que indican una confrontación al interior mismo del sistema político en vigor.

Mariana Nogales Molinari Conomisionada Disidente por El Partido del Pueblo Trabajador PPT de Puerto Rico



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