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Distorsiones cognitivas



Una distorsión cognitiva, en las terapias cognitivo-conductuales como la TC y la TREC, es una forma de error (disfunción o inconsistencia) en el procesamiento de información. Las distorsiones cognitivas desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional.[1]

La primera enumeración fue dada por Albert Ellis y fue ampliado por Aaron T. Beck, aunque anteriormente otros autores, como Karen Horney, habían identificado algunos de los fenómenos implicados en lo que ahora se denomina distorsiones cognitivas.[cita requerida]

En el modelo A-B-C (Acontecimiento - Beliefs (creencias) - Consecuencias conductuales o emocionales) de Ellis, las distorsiones cognitivas serían las que determinan las creencias maladaptativas que producirían la perturbación.[2]​ Se ha relacionado estas distorsiones con las falacias lógicas; en todo caso, son una falla en el manejo de los procesos de información, y por tanto, se vincula a la racionalidad y a alteraciones del pensamiento crítico.[cita requerida] Aprender (y enseñar) a refutar estas distorsiones y sus consecuentes pensamientos negativos, se conoce como reestructuración cognitiva.[3]

Estas percepciones y pensamientos distorsionados que realiza el sujeto acerca de sí mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar estados de ánimo disfuncionales como: fobias, depresión, problemas de autoestima, obsesividad, etcétera.[4]

McKay lo define como instrumentos de la voz crítica, los medios por los que actúa, las armas que la crítica dirige contra la autoestima. Las distorsiones cognitivas son fallas del pensamiento que el ser humano utiliza constantemente para interpretar la realidad de forma irreal. Están basadas en procesos emocionales en vez de racionales. Pueden basarse en creencias irreales firmes, pero las distorsiones no son ellas mismas creencias sino hábitos de pensar.[5]

Un terapeuta cognitivo le muestra al paciente que su percepción del mundo en un determinado momento es sólo una de las posibles formas de percibir ese mismo mundo, y ciertamente no la más enriquecedora. Luego, el terapeuta ayuda al paciente a desarrollar pensamientos alternativos y formas alternativas de plantearse frente a la situación que le resulta problemática en el mundo real. El terapeuta ayuda al paciente a aprender a cuestionarse estos modelos del mundo del paciente y le ayuda a descubrir soluciones a sus problemas que no estaban en su modelo, y así el paciente ve que no es que «no existieran» soluciones, sino que sólo él no las había visto.[cita requerida]

Las distorsiones cognitivas se presentan la mayor parte de las veces en forma de pensamientos automáticos que reúnen las siguientes características:[6]

Enmarcado en cada marco teórico, las distorsiones cognitivas pueden entenderse como pensamientos disfuncionales, pensamientos negativos automáticos o como creencias irracionales.

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Las siguientes son formas de distorsiones cognitivas o creencias irracionales tal como han sido estudiadas por Ellis y Beck (terapias cognitivo-conductuales o TCC), y posteriormente por los teóricos de la programación neurolingüística (PNL).

Naturalmente, todos estos ejemplos son simplificaciones que no se pueden extrapolar al juicio sobre el pensamiento de un individuo sin conocer su situación real y su personalidad. De otro modo estaríamos ante la paradoja de que la categorización de las distorsiones cognitivas es a su vez una distorsión cognitiva.



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