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Don Quijote de La Mancha (serie de 1979)



Don Quijote de la Mancha fue una serie de televisión de dibujos animados, basada en una de las obras maestras de la literatura universal, Don Quijote de la Mancha. Fue emitida por TVE en 1979. Tuvo un gran éxito entre el público juvenil de la época. Debido a ello fue transmitida en gran cantidad de países de América, Asia y Europa. Fue tanto un gran éxito de crítica como popular gracias a la gran claridad de los dibujos y a su narración fluida y distraída. Los realizadores de la serie, Cruz Delgado y José Romagosa no volvieron a trabajar juntos y la productora que crearon para desarrollar la serie desapareció una vez terminó su emisión.[1]​ La serie tuvo un presupuesto final de 11 millones de euros.[2]

En 1978 Cruz Delgado y José Romagosa fundan la empresa Cruz Delgado-José Romagosa S.A. para realizar una serie basada en la obra Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes para "divulgar la obra de Cervantes y hacer de La Mancha un lugar conocido". Para ser fieles a la novela se contrataron a dos asesores literarios que fueron Guillermo Díaz-Plaja y Manuel Criado de Val para que ayudasen al guionista Gustavo Alcalde.[1]

Se montó un Estudio en Madrid en la plaza de las Salesas, se contrata para trabajar en él a un centenar de dibujantes y al fondista Ángel S. Chicharro quien recorre toda la Mancha para tomar apuntes de todos los elementos característicos de la zona, incluso sobrevoló la zona un helicóptero durante cinco horas para filmar el paisaje y poder ser lo más similar a la zona. Para dibujar a los cuatro personajes principales de la novela (Alonso Quijano, Sancho Panza, Dulcinea del Toboso y Rocinante) se utilizaron un total de ochenta colores. La banda sonora le fue encomendada a Antonio Areta que sería interpretada por 60 músicos de la Orquesta Sinfónica de RTVE y la Nacional, al igual que realizó la canción oficial de la serie llamada En un lugar de la Mancha que fue interpretada por Lorenzo Valverde, sin embargo se creó una más comercial titulada Don Quijote y Sancho del grupo Botones.[1]​ Esta última fue elegida por algunos niños a los que se le hizo un pase privado en donde les mostraron distintas canciones seleccionadas por los autores y que se convertiría en disco de oro en el año 1980.[2]

Los primeros ocho o diez capítulos de la serie fueron bien, ya que Cruz Delgado se encargaba de la parte artística y Romagosa se encargaba del merchandising para financiar el proyecto. Sin embargo los problemas aperecieron cuando comenzó a emitirse la serie, debido a que no se cumplen los plazos previstos debido a la gran cantidad de trabajo, lo que hace que se contrate a más dibujantes que a su vez hace que aumente el presupuesto hasta la cifra de 350 y 400 mil pesetas por episodio. El presupuesto podría mantenerse debido a la labor de Romagosa durante la primera temporada, pero en la segunda muchos de los productos derivados dejaron de realizarse y no se volvió a firmar el contrato con algunas empresas, lo que hizo que la parte final de la serie se hiciera de forma apresurada con desesperación de Cruz Delgado.[1]

Es una adaptación en dibujos animados de la inmortal obra de Miguel de Cervantes, consistente en 39 episodios que relatan las aventuras del hidalgo Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza.

Cuando terminaba de desarrollar los guiones Gustavo Alcalde, se los enviaba a Cruz Delgado para que desarrollase los diseños modelo y el guion gráfico con un tamaño de 300 viñetas por episodio que servirá como base para el desarrollo posterior. Una vez realizados eran enviados al departamento de planificación en donde se realizaba la maquetación y se elige la forma con la que se va a rodar el episodio sobre la base de las reuniones periódicas con los que había realizado el storyboard a donde asistían Cruz Delgado, Romagosa, Alcalde, De Val, Díaz-Plaja, los animadores y el cámara.

Una vez que ya se habían terminado de realizar todas las viñetas en blanco y negro que iban a formar el episodio, el equipo de animación dirigido por Cruz Delgado en donde marcaban los movimientos de los personajes al igual que los intercaladores realizaban a lápiz los dibujos intermedios entre un dibujo y otro. Una vez terminados se rodaban para comproban la fluidez y los fallos de dicho movimiento.

Los dibujos eran reproducidos en láminas de acetato de celulosa en el departamento de reprografía, que posteriormente pasaban al de color donde se les daban las tonalidades a través de finos pinceles mientras que en el de decorados los fondistas dirigidos por Ángel S. Chicharro en donde se realizaban todos los elementos inmuebles del episodio sobre los que se colocaban las láminas de acetato de celulosa ya coloreadas. Una vez que se han unido el trabajo de ambos departamentos, el operador se encarga de conseguir que se puedan mover en la pantalla. En la etapa final se realizaban la edición y el montaje de la mano de Cruz Delgado y José Luis Berlanga realizan el control de calidad y la pasan a un formato de 35mm terminando así la producción.

La postproducción se realizaba en estudios separados. Por un lado la musicalización en donde Juan Pardo y Antonio Areta componían que posteriormente eran interpretada por el músico correspondiente.[2]​ Por otro lado se llevaba a cabo el doblaje en los estudios Cinearte de Madrid,[3]​ en donde Fernando Fernán Gómez daba voz a Alonso Quijano y Antonio Ferrandis, utilizan una voz distinta a la suya habitual, a Sancho Panza;[4]​ al igual que Rafael de Penagos se la ponía a Miguel de Cervantes, Luis Varela al Bachiller, José Guardiola a Vizcaíno, Manolo García al caballero del Verde Gabán y Amelia Jara a la sobrina de Alonso Quijano.[4]​ Y por último fueron colocados los efectos de sonido.[2]

José María Candel Crespo afirma en su libro Historia del dibujo animado español que la serie acabó medianamente aceptable y por encima de la media de los demás productos, al igual que, a pesar de tener la obra los momentos de brillantez habituales del director, su animación comenzó a tener cierta rigidez que se notó aún más en los episodios finales (aunque también destaca la dificultad de llevar a cabo una adaptación de la novela de Cervantes).[1]

Enrique Corral afirmó en una crítica en el diario ABC que valoraba el esfuerzo llevado a cabo para hacerlo y valoró positivamente todo lo relacionado con la serie ya fuese el doblaje, guion y música. Natalia Figueroa afirmó en el mismo diario que el éxito de la serie era que había conseguido que se diera a conocer aún más la novela de Cervantes principalmente en el público infantil.

Antonio C. Villacañas escribió en Pueblo que se trata una serie más para los adultos al explicarles cosas que le servirán a lo largo de la vida y a la que a los jóvenes no interesaría debido a que encontrarían menos acción que en otras obras. Gil de Muro explicaba en Marca tras el final de la serie que mantuvo el lenguaje de la obra original y describió los pasajes más importantes de la misma. Carintio explicó en Norte-Expréss la dificultad de llevar la novela a los niños debido a su contenido y su dificultad, y valoró positivamente el doblaje de los dos protagonistas.

Josefina Carabias recordó en La gaceta del norte su niñez durante la cual se emitió la serie y dijo que en dicho momento no se dio cuenta de que asisitía a un momento único en el que la novela se convertía en unos dibujos animados.[5]​ Diego Galán escribió en El País que se trataba de una serie realizada con esfuerzo frente a cualquier tipo de impedimento que tuviese.[6]

La serie tuvo un gran éxito entre la juventud e infancia de la época, aunque también entre los adultos. La serie fue exportada a casi todos los países de Europa, América y Asia,[1]​ siendo emitida en un total 130 países y traducida a más de treinta idiomas entre los que se encuentran el francés, alemán, neerlandés, italiano, griego, turco, kurmanci, portugués, catalán, euskera, rumano, polaco, húngaro, esloveno, yugoslavo, croata, persa, afrikáans, hebreo, árabe, japonés, mandarín (chino), bahasa-Indonesia, tamil, sueco, danés, ruso, lituano, búlgaro, e islandés.[2][Nota 1]​ Según Romagosa, la proyección internacional de la serie permitió amortizar el dinero invertido en ella, aunque Cruz Delgado afirma que no le interesaba si ganó o perdió dinero, sino que llegó a producirla y esto le ha ayudado a poder llevar a cabo otros proyectos.[1]




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