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Dorsal centro-oceánica



¿Dónde nació Dorsal centro-oceánica?

Dorsal centro-oceánica nació en lava.


Las dorsales mediooceánicas son elevaciones submarinas situadas en la parte media de los océanos de la Tierra. Alcanzan una altura media de 2000 a 3000 metros por encima de la llanura oceánica y poseen un surco central, llamado rift mediooceánico, donde abunda el vulcanismo fisural, emitiéndose magma (lava) continuamente desde el manto sublitosférico a través de fisuras del fondo del océano, y formándose nuevos volcanes y porciones de corteza oceánica. Debido a esto, las rocas son más jóvenes en el centro de la dorsal (cerca de donde está la fisura) que en la periferia. Esto provoca que a lo largo de millones de años, el fondo del océano (y por tanto el océano en sí) vaya creciendo y se expanda, por lo que los continentes a ambos lados de ese océano se alejarán entre sí.[1]​ Esto es lo que sucede actualmente con el océano Atlántico, que se expande y provoca que Europa y África se alejen del continente americano, proceso que se inició hace unos 180 millones de años. Por otro lado, la permanente renovación del suelo de los océanos por este continuo fluir de magma hace que esta clase de corteza sea, por lo general, considerablemente más joven que las cortezas continentales, al menos en las partes más próximas a la propia dorsal.

Algunas cimas de las dorsales sobresalen por encima del mar y forman islas volcánicas, como Islandia, Santa Elena, Ascensión o la Isla de Malpelo

Existen dos procesos a los que se cree responsable de la separación que se observa en las dorsales del centro de los océanos, y no está claro cual de ellos es el principal. La subducción y el empuje de las dorsales son los dos procesos más populares con los que se trata de explicar el proceso. En el caso del empuje de las dorsales, se sostiene que el peso de la cordillera empuja al resto de la placa, alejándola del centro y acercándola a una zona de subducción. En la zona de subducción, el peso de la placa que está siendo "tirada" hacia abajo, atrae al resto de la placa hacia el lugar.

La otra teoría que intenta explicar la formación de nueva corteza oceánica en el centro de las dorsales submarinas es el cinto transportador en el manto (diagramado en la segunda imagen). Sin embargo, los que se oponen a esta teoría indican que la parte superior del manto, la astenosfera, es demasiado flexible para que la fricción generada pueda empujar a una placa tectónica.

La velocidad de creación de nuevo material en el fondo del océano, conocida generalmente como velocidad de expansión, es pequeña y se mide en milímetros/año. Para una clasificación rápida, se subdividen las velocidades en:

El nuevo material formado en las dorsales mesoceánicas, al ir enfriándose y transformándose en roca, se alinean de acuerdo al campo magnético terrestre. Estudiando su orientación, se han podido determinar las variaciones que ha tenido el campo magnético a lo largo de la historia del planeta.

El proceso por el cual una fisura como el Gran Valle del Rift pasa a convertirse en una dorsal oceánica no es aún del todo entendido, aunque se cree que el área del mar Rojo es un ejemplo, en el cual el golfo de Suez, en el Norte, representaría las etapas más tempranas, el Norte del mar Rojo una etapa intermedia y el Sur de este una etapa más avanzada de la formación.

Se denominan zonas de fractura de las dorsales a las grietas que atraviesan sus crestas, marcando la dirección del deslizamiento según el rumbo de las llamadas fallas transformantes, resultado de la compensación de las tensiones a que se somete la dorsal y todo el fondo marino por las diferentes velocidades a que se produce la expansión del suelo marino a lo largo de las dorsales. Un ejemplo de estas zonas de fractura es la famosa falla de San Andrés (que emerge al exterior en California, Estados Unidos), aunque la mayoría son submarinas.

La cadena presenta un relieve muy accidentado, con laderas amplias y crestas marcadas a menudo por una profunda hendidura longitudinal, llamada valle de hundimiento o rift, a lo largo de la cual se producen numerosos sismos superficiales y erupciones volcánicas que vierten lavas de basalto. A los lados de la dorsal va aumentando poco a poco el grosor de la corteza volcánica y el espesor de los sedimentos; la actividad sísmica se atenúa más rápidamente. Fuera de las crestas no hay sino volcanes dispersos que forman montañas aisladas. Las crestas de la dorsal pueden estar desplazadas lateralmente a lo largo de tramos extensos que corresponden a zonas de fractura.[2]

En los límites entre dos placas la lava ardiente fundida asciende hasta la superficie, se enfría y se solidifica al tiempo que la corteza más antigua se va separando a ambos lados de la dorsal. En algunos puntos del Atlántico medio la dorsal se desplaza unos 2 cm al año, mientras que en el Pacífico oriental se mueve más deprisa, a razón de unos 14 cm anuales. El cambio gradual del volumen sumergido de las dorsales oceánicas provoca modificaciones muy ligeras del nivel del mar a una escala geológica de tiempos.

En las crestas de las dorsales hay también fumarolas o grietas hidrotermales de las que brota vapor rico en minerales a una temperatura de hasta 350 ºC a través de las grietas del fondo marino. Estas fuentes de agua depositan estructuras columnares de sulfuros metálicos que mantienen colonias de animales poco comunes. Los compuestos que emiten estos manantiales de agua caliente desempeñan una importante función en el mantenimiento de la composición del agua marina.[3]

Dado que las dorsales mediooceánicas generalmente están sumergidas en las profundidades del océano, hasta la década de 1950 no se pudieron conocer al examinar detalladamente el fondo oceánico, que en ese momento se conoció en toda su extensión.

El Vema, un barco del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, atravesó el océano Atlántico y registró datos sobre el fondo del océano desde la superficie del océano. Un equipo liderado por Marie Tharp y Bruce Heezen analizó los datos y concluyó que había una enorme cadena montañosa en el medio. Los científicos la llamaron dorsal mesoatlántica.

Al principio, se creía que la dorsal era un fenómeno específico del océano Atlántico. Sin embargo, a medida que continuaban los estudios del fondo oceánico en todo el mundo, se descubrió que cada océano tenía partes del sistema de dorsales mediooceánicas. Aunque el sistema de dorsales se extiende aproximadamente en la mitad del océano Atlántico, otras dorsales está ubicadas lejos del centro en otros océanos.

Alfred Wegener propuso la teoría de la deriva continental en 1912. Afirmó:

Sin embargo, Wegener no siguió esta observación en sus trabajos posteriores y su teoría fue descartada por los geólogos porque no había ningún mecanismo que explicase cómo los continentes podían atravesar la corteza oceánica, y la teoría fue en gran parte olvidada.

Tras el descubrimiento de la extensión mundial de las dorsales mediooceánicas en la década de 1950, los geólogos se enfrentaron a una nueva tarea: explicar cómo se podría haber formado una estructura geológica tan enorme. En la década de 1960, los geólogos descubrieron y comenzaron a proponer mecanismos para la expansión del fondo oceánico. El descubrimiento de las dorsales mediooceánicas y el proceso de propagación del lecho marino permitieron que la teoría de Wegener se expandiera de manera que incluyera el movimiento de la corteza oceánica y de los continentes.[5]​ La tectónica de placas era una explicación adecuada para la propagación del lecho marino y su aceptación de la tectónica de placas por la mayoría de los geólogos resultó en un importante cambio de paradigma en el pensamiento geológico.

Se estima que se producen 20 erupciones volcánicas cada año a lo largo de las dorsales mediooceánicas y que cada año se forman 2,5 km² de nuevo lecho marino mediante este proceso. Con un grosor de la corteza de 1−2 km, esto equivale a aproximadamente a 4 km³ de nueva corteza oceánica formada cada año.[cita requerida]

Cordillera oceánica y química de las aguas profundas

Edad de la corteza oceánica: rojo más reciente y azul, más antiguo.

Placas en la corteza de la tierra, según la teoría de la tectónica de placas

Rayado magnético del fondo marino

Una demostración de la banda magnética




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