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Duques de Braganza



El ducado de Braganza es uno de los más importantes para la familia real portuguesa.

Desde el ascenso al trono de la Dinastía de Braganza, en 1640, el heredero de la Corona portuguesa era el duque de Braganza, una tradición que prevaleció hasta el 5 de octubre de 1910, tras la proclamación de la República.

Es de notar que, por la importancia de la Casa, los duques de Braganza llevan sus nombres numerados al igual que los reyes (por ejemplo Fernando I, Fernando II, etc).

El ducado de Braganza fue creado en 1442 por el rey Alfonso V, para su medio-tío Alfonso de Portugal, conde de Barcelos (hijo natural de Juan I el de Buena Memoria y de Inés Pires). Con los títulos de Coímbra y de Viseu (en 1414), es uno de los primeros duques en Portugal.

Los Braganza desde muy pronto se convirtieron en la casa más poderosa del reino, debido a las políticas de enriquecimiento de Alfonso, el primer duque, que supo hacerse en un consejero imprescindible y tío favorito de Alfonso V. Este favorecimiento e influencia son considerados las principales causas de la breve guerra civil de 1449 que acabó en la muerte de Pedro, duque de Coímbra en la batalla de Alfarrobeira.

El poder creciente de los Braganza fue suprimido en la generación siguiente. Juan II fue un hombre celoso de su poder y firme en su convicción de conservarlo. Juan II ejecutó a Fernando II de Braganza, el tercer duque, bajo acusaciones de traición y correspondencia gravosa con el rey de Castilla. En consecuencia, las tierras de los Braganza fueron anexionadas a la corona y el heredero, Jaime, de solo 4 años, fue exiliado a Castilla.

Manuel I el Afortunado, sucesor de Juan II, era tío de Jaime I de Braganza y, en 1500, le invita a regresar a la corte, restableciéndole sus títulos y entregándole los dominios del ducado. Jaime ordenó la construcción del Palacio Ducal de Villaviciosa, una de las residencias reales del siglo XVII.

Juan I de Braganza, sexto duque, casó con la infanta Catalina de Portugal y fue el padre de Teodosio II de Braganza, que luchó en la batalla de Alcazarquivir (1578) con solo 10 años. Sin embargo, la dinastía de Avís entraba en una crisis. Con la desaparición de Sebastián I ese año, el trono fuera heredado por el cardenal Enrique, un hombre anciano y sin descendencia. Cuando Enrique murió, Felipe II de España reclamó su derecho al trono (era hijo de Isabel de Portugal, hija de Manuel I de Portugal) y se hizo rey de Portugal, como Felipe I de Portugal, y el país perdió la independencia.


En 1640, la política de Felipe I, en lo que se refiere a Portugal, había terminado. El país fue sometido con impuestos altos y el rey español no tenía la confianza de los nobles portugueses. Felipe III era odiado en especial por los mercaderes y pequeños comerciantes, que se sentían asfixiados por los pesados impuestos. Portugal se encontraba al borde de una revolución, pero tenían que encontrar un nuevo rey. La elección recayó sobre Juan II de Braganza. La leyenda dice que fue su mujer Luisa de Guzmán, hija del duque de Medina Sidonia, quien lo forzó a aceptar la corona diciendo: ¡Más vale ser reina por un día que duquesa toda la vida!. Juan aceptó la autoridad de la rebelión y se intituló rey de Portugal el 1 de diciembre de 1640, iniciando así la cuarta dinastía portuguesa, o dinastía de Braganza.

Después del ascenso de los Braganza a la corona, el título duque de Braganza pasó a ser tradicionalmente atribuido al heredero de la corona.

El 1 de febrero de 1908, Carlos I fue asesinado, juntamente con su heredero, el príncipe Luis Felipe, el XX duque de Braganza. Fue sucedido por Manuel II hasta la procamación de la república el 5 de octubre de 1910, partiendo para el exilio en el extranjero ese mismo día. En 1950, los Braganza fueron autorizados a regresar a Portugal.

El título de duque de Braganza es actualmente ostentado por Eduardo Pío de Braganza, bisnieto agnado de Miguel I de Portugal, tras extinguirse la línea de los últimos reyes. Duarte es reconocido por todas las casas reales europeas y por la República de Portugal como jefe de la Casa Real Portuguesa (su boda con Isabel Inés de Castro Curvello de Heredia, celebrada en el monasterio de los Jerónimos de Lisboa, fue retransmitida por la RTP y a ella asistieron el presidente de la República, el primer ministro, gran parte del Gobierno, los presidentes de las dos Cámaras legislativas portuguesas, además de otras muchas autoridades, nobles portugueses y príncipes extranjeros).

Rosario Poidimani (quien es, alegadamente, hijo adoptado de María Pía de Sajonia-Coburgo Braganza, presunta hija ilegítima del rey Carlos I), también pretende el título, sin que haya sido reconocido por ninguna casa real extranjera ni por la actual República Portuguesa. Esta pintoresca línea se autodenomina «constitucionalista».

Nota: las fechas son de nacimiento y muerte; las fechas intermedias señalan el año de ascensión al ducado.

Después de la muerte del último rey de Portugal, Manuel II de Portugal en 1932, el título cayó sucesivamente a los descendientes de Ana de Jesús de Braganza, infanta de Portugal, hija menor del rey Juan VI de Portugal, y su esposo Nuno José Severo de Mendoza Rolim de Moura Barreto, primer duque de Loulè.[1]

A pesar de la expulsión como miembros de la Casa Real de Portugal, los descendientes del rey Miguel I continuaron utilizando este título del exilio, un título que fue usado simultáneamente por varios reyes que se sucedieron en el trono de Portugal.

Supuesta línea de Carlos I

La escritora María Pía Murça Laredó aseguró ser supuestamente hija ilegítima del rey Carlos I de Portugal aunque nunca pudo probarlo, ella también reclamó el título.

Le sucedió en sus pretenciones su hijo adoptivo:



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