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Écfrasis



La écfrasis[1]​ o ecfrasis[2][Nota 1]​ (en plural: écfrasein;[Nota 2]​ en griego antiguo, ἔκφρασιϛ, 'explicar hasta el final')[3]​ es la representación verbal de una representación visual. Es un tipo de intermedialidad; puede ser real o ficticia y, a menudo, su descripción está insertada en una narración. La écfrasis clásica puede corresponder en el plan del estilo a la hipotiposis (descripción animada).

Umberto Eco (2003:110) considera que «cuando un texto verbal describe una obra de arte visual, la tradición clásica habla de écfrasis».

El término écfrasis proviene de los vocablos griegos ek “afuera” y phrasein «decir, declamar, pronunciar». Las primeras referencias sobre el concepto se encuentran en Hermógenes de Tarso (siglo II) dentro de Ecphrasis Progymnasmata y lo define como la «descripción extendida, detallada, vívida, que permitía presentar el objeto ante los ojos».

En el siglo XX, uno de los pioneros en retomar el término fue Jean Hagstrum (1958) en The Sister Arts: The Tradition of Literary Pictorialism and English Poetry from Dryden to Gray, donde estudia su etimología y limita el significado a poemas sobre obras de arte mudas. En 1962, Leo Spitzer en The Ode on a Grecian Urn, or content vs metagrammar acota todavía más al definir écfrasis como «la descripción poética de una obra de arte pictórica o escultórica», postulado similar al más frecuentado en la actualidad; es decir, el de James Heffernan 1993, quien menciona en Museum of words. The poetics of Ekprasis from Homer to Ashbery que écfrasis es «la representación verbal de una representación visual». Asimismo, manifestó la relación interartística, la cual condujo el concepto hacia los estudios intermediales.[Nota 3]

Un análisis distinto es el que proponen Claus Clüver y W.J.T. Mitchell en 1994 pues, por separado, se enfocan en la relación intersemiótica:

Luz Aurora Pimentel señala la existencia de tres clases de écfrasis: la «referencial», aquella donde el objeto plástico existe en la realidad autónoma; la «nocional», en la cual el objeto visual solo existe en el lenguaje, como por ejemplo el escudo de Aquiles relatado por Homero en la Ilíada. La tercera categoría, propuesta por Pimentel, se titula «referencial genérica» y es aquella en la que, sin designar objetos precisos, remite al estilo de un artista (personalidad, estilo, trascendencia de su obra, etc.), como es el caso de Carlos Pellicer al crear el "Soneto III a Gironella".

Valerie Robillard propone un modelo diferencial, el cual muestra cómo se establecen las diferentes relaciones ecfrásticas.

Robillard hace una división en tres grandes grupos, de mayor a menos intertextualidad, siendo el primero la écfrasis descriptiva, que implica la descripción explícita de la obra de arte, se acerca al requerimiento crítico de «representación» de sus fuentes pictóricas (similitud tanto temática como estructural). Le sigue la categoría de écfrasis atributiva donde se indican las fuentes, ya sea mencionando el título, aludiendo al autor, estilo o género o las llamadas por la autora, «marcas indeterminadas» que señalan la presencia de un intertexto. Finalmente, se encuentra la categoría titulada écfrasis asociativa, la cual «se ocupa de poemas que hacen referencia a convenciones o ideas relacionadas con las artes plásticas, ya sean de tipo estructural, temático o teórico».[5]

En Konzepte der Intertextulität, Manfred Pfister propone, más que una división entre obras ecfrásticas, seis pasos que señalan la presencia de un texto en otro. Dicho planteamiento es similar al propuesto por Robillard y es formulado así:

Varios críticos simplifican la écfrasis definiéndola como descripción, restringiéndose al significado antiguo, y olvidando una característica fundamental: la interpretación. Así,

Aun cuando existe la discusión anterior, todos los estudiosos, desde Hermógenes hasta Heffernan concuerdan con el carácter representacional de la écfrasis, pues re-presenta, o vuelve a presentar, el objeto plástico.

La comparación entre poesía y pintura es recurrente en la historia del arte occidental.[Nota 4]​ La entrada de la écfrasis a este enfrentamiento, en lugar de servir como reconciliación entre ambas artes, ha sido utilizada para separarlas más; por un lado, los defensores de la pintura señalan que la écfrasis, en la poesía, es un elemento parasitario de la pintura, y por el otro bando, los amantes de la literatura aseveran que la écfrasis enriquece a la poesía. El debate se centra en la diferencia de lenguajes, ya que el lenguaje escrito es continuo, visual y auditivo, mientras que el lenguaje pictórico es simultáneo y visual.

El pintor Henri Rousseau exhibe la pintura El sueño en 1910, la cual expone junto a un poema, también de su autoría para «explicar» la obra pictórica.

El poema, también titulado El sueño, cumple con las siguientes categorías, ya explicadas anteriormente. Según las propuestas por Pimentel, es écfrasis referencial; también podría entrar tanto en la écfrasis descriptiva y atributiva de Robillard. De las categorías de Pfister es comunicativa, estructural (Roman Jakobson realizó un análisis estructural fonético, sintáctico y semántico del poema y encontró que corresponden «a la disposición relativa de sus correlatos pictóricos en el lienzo de Rousseau».[10]

habiendo caído dulcemente,
oía el son de una chirimía
que tocaba un encantador bienintencionado.
Mientras la luna refleja
en los ríos los árboles que verdean,
las fieras serpientes escuchan



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