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Ecofeminismo



El ecofeminismo es la corriente del feminismo que integra la temática ecologista. El término es creado por la ecofeminista francesa Françoise d'Eaubonne en 1974 y se desarrolla sobre todo en Estados Unidos en el último tercio del siglo XX. Existen una diversidad de subcorrientes en el ámbito sociocultural, político y activista.[1]

Las primeras conexiones entre el feminismo y el ecologismo que dieron origen al ecofeminismo se encuentran en las utopías literarias de las feministas de los años setenta. En ellas se define una sociedad en la que las mujeres viven sin opresión, lo que implica la construcción de una sociedad ecológica, descentralizada, no jerárquica y no militarizada, con democracia interna y en la que prevalece el uso de tecnologías más respetuosas con el medio ambiente, etc.[cita requerida] Las ideas ecofeministas surgieron en distintos países entre ellos Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón, Australia, Finlandia, Venezuela,[2]​ por la influencia del conocimiento de los problemas ecológicos. Una bióloga marina y periodista científica Rachel Carson ya en 1962 había denunciado las fumigaciones de DDT que mataban a los pájaros y a través de la cadena alimentaria envenenaban poco a poco a los seres humanos. Carson no era una pensadora feminista pero influyó notablemente en el ecofeminismo posterior.[3]

Françoise d'Eaubonne, creadora del término ecofeminismo en 1974, sostuvo la existencia de un matriarcado originario que implicaba unas relaciones sociales de equidad entre hombres y mujeres. Más tarde este matriarcado sería reemplazado por un dominio absoluto de los varones sobre la fertilidad de las mujeres y de la tierra. La destrucción medioambiental contemporánea sería el resultado de esa historia de dominio patriarcal.[4]

El ecofeminismo nació como contestación a lo que desde ese movimiento definen como apropiación masculina de la agricultura y de la reproducción, (es decir, de la fertilidad de la tierra y de la fecundidad de la mujer) que habría derivado más tarde en el desarrollismo occidental de tipo patriarcal y economicista. Según el ecofeminismo esta apropiación habría producido dos efectos perniciosos: la sobreexplotación de la tierra y la mercantilización de la sexualidad femenina.

Otra de las autoras iniciales fue Susan Griffin con su libro Women and nature:The Roaring Inside Her (1978) una obra de gran poder evocador poético que llama a recuperar el contacto de las mujeres con la naturaleza, un contacto perdido por la dominación patriarcal.[1][5]​ Algunas de las autoras iniciales eran teólogas feministas, entre ellas Rosemary Radford Ruether o Mary Daly.

En Estados Unidos el ecofeminismo giró en torno a dos corrientes: el feminismo radical/cultural/espiritual, el cual resaltaba la que tendía a resaltar la similitud "natural" de las mujeres con el mundo natural y por otro lado el que se orientaba hacia perspectivas políticas más sociales derivadas del socialismo y el marxismo.[3]

En 1973, en el norte de la India las mujeres del Movimiento Chipko lograron proteger los bosques comunales abrazándose a los árboles en un acto de protesta pacífica que impedía su tala. Estas mujeres demostraron el valor del medio ambiente y lo defendieron en nombre del principio femenino de la naturaleza.[6]

En 1977, Wangari Maathai creó en Kenia el Movimiento Cinturón Verde, un programa rural de plantación de árboles para prevenir la desertificación alrededor de los pueblos logrando plantar más de 50 millones de árboles. Al mismo tiempo que frenaba la desertificación tenía un contenido social dando trabajo a mujeres pobres.[7]

En 1978 en Nueva York la activista ambientalista Lois Gibbs lideró las protestas tras descubrir que su barrio Love Canal había sido construido sobre un vertedero tóxico. Muchos niños habían enfermado por esta causa que también producía problemas reproductivos en las mujeres. El movimiento fue un éxito y logró que el gobierno federal llevara adelante la evacuación y realojamiento de cerca de 800 familias.[8]

Si en un principio las tesis ecofeministas eran de corte esencialista con autoras como Mary Daly, en los años 90 se produce un giro constructivista.[1]​ No se puede hablar de ecofeminismo sino de ecofeminismos en plural.

En los años 80 y 90 el ecofeminismo explora nuevas intersecciones entre feminismo y otros movimientos de liberación y justicia social. Examina la relación entre género, raza, clase, naturaleza, especies y colonialismo. Se inspiran en las políticas de los partidos verdes, los movimientos pacifistas y de acción directa.

Uno de los textos más influyentes es The Death of Nature (1980) de Carolyn Merchant que estudia la evolución del concepto de naturaleza desde el renacimiento a la modernidad mostrando la relación entre el imaginario filosófico y la aparición del capitalismo que reduce la naturaleza a materia prima.[9]

A finales de los 80 surge una importante obra proveniente del Sur, Staying Alive (1988) de Vandana Shiva que critica el "mal desarrollo" que Occidente impone al resto del mundo. En 1990 Carol Adams publicó La política sexual de la carne explorando la relación entre la opresión de las mujeres en nuestra sociedad y la explotación animal. En él plantea un ecofeminismo vegetariano.[10]

En Australia destacan dos importantes pensadoras: la socióloga Ariel Kay Salleh y la filósofa Val Plumwood. Ambas han establecido un diálogo crítico con la ecología social y la ecología profunda. En América Latina la teóloga brasileña Ivone Gebara desarrolla su obra ecofeminista desde la Teología de la Liberación.[11]​ Constituye un referente para el colectivo ecuménico ecofeminista Con-spirando.[12]​ La estadounidense Karen Warren categorizó un marco conceptual opresivo o Lógica de la Dominación que sería común a todas las formas de opresión.[13]

En España la filósofa ecofeminista Alicia Puleo plantea un ecofeminismo crítico no esencialista, que tanto en la ética de la vida cotidiana como en los movimientos sociales permitiría avanzar hacia una convivencia de respeto y justicia hacia la naturaleza.[14]

Las críticas al ecofeminismo tienen relación con los siguientes puntos:

Vandana Shiva, ecofeminista de la India, filósofa y activista altermundialista, fue una de las primeras en denunciar el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres del Tercer Mundo causado por el mal desarrollo. Es pacifista, seguidora de Gandhi, premio Nobel alternativo y premio Vida Sana 1993. Ha sido capaz de movilizar en la India a 5 millones de campesinos contra la Unión General de Tarifas de Comercio (GAT) y de ponerse a la cabeza de la gran movilización en contra de la globalización del comercio en Seattle a finales de 1999. Fundadora de Navdaya un movimiento social de mujeres para proteger la diversidad y la integridad de los medios de vida, especialmente las semillas. Actualmente su activismo está centrado en la lucha contra los transgénicos.[22]

Wangari Maathai, una de las principales figuras del ecofeminismo y Premio Nobel de la Paz 2004, fundó en 1977 el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement en inglés) en Kenia, con el cual plantó más de 50 millones de árboles para evitar la deforestación y desertización. Este programa fue llevado a cabo por mujeres, quienes recibían una paga por plantar árboles y así poder mantener a sus hijos. En 1986, el Movimiento instauró una red panafricana (Pan African Green Belt Network). Tenía una visión holística con respecto al desarrollo sostenible que engloba la democracia, los derechos humanos, y en especial, los derechos de las mujeres.[23]



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