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Educación básica primaria



La educación primaria (también conocida como educación básica, enseñanza básica, enseñanza elemental, enseñanza primaria, estudios básicos, primarios o TES/DI) es la que asegura la correcta alfabetización, es decir, que enseña a leer, escribir, cálculo básico y algunos de los conceptos culturales considerados imprescindibles, denominadas competencias básicas y competencias clave. La primera alude al conjunto de conocimientos, capacidades y actitudes adecuadas al contexto; y la segunda, hace referencia a las competencias que toda persona necesita para su desarrollo personal, según recoge la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente (2006/962/CE). Su finalidad es proporcionar a los estudiantes una formación común que haga posible el desarrollo de las capacidades y habilidades individuales motrices, de equilibrio personal; de relación y de actuación social con la adquisición de los elementos básicos culturales; los aprendizajes anteriormente mencionados.

La educación primaria, también conocida como la educación elemental, es la primera de seis años establecidos y estructurados de la educación que se produce desde los 6 años hasta los 12 años, dependiendo de cada país. Anterior a esta encontramos la etapa conocida como Educación Infantil.[1]

Los países exigen que los niños reciban una educación primaria y en muchos, es aceptable para los padres disponer del plan de estudios aprobado.

Es el primer paso para la educación secundaria y superior. En la mayoría de países constituye una enseñanza obligatoria y se imparte en escuelas o colegios.

Esto exige que el niño se apropie del código escrito, como posibilidad de significación y construcción del sentido, y no solo como decodificación fonética.[2]

De aquí se desprende la importancia de la estimulación en forma oral, ya que los niños escribirán de acuerdo a lo que escuchan y hablan. Enriquecer los contextos es importante para que los niños puedan ser estimulados desde edades tempranas.

Una parte de los países de habla hispana educa a sus niños en un esquema de duración máxima de seis años, siendo notables las excepciones de Colombia, donde solo dura 5, y la de Argentina, donde se suman a estos los dos años de parvulario, dando un total de siete años. En otros, la educación primaria elemental o básica consiste en seis años académicos - lectivos que comienzan diferentemente, siendo lo acostumbrado en la mayoría de los casos a los 6 años y finalizan comúnmente a los 11 o 12. Cada país mantiene un programa de objetivos básico con el cual se debe de cumplir. Así, por ejemplo, tenemos el plan de educación elemental en Chile, España y Perú.

Generalmente estos programas coinciden con los siguientes objetivos:

Las operaciones aritméticas tradicionalmente se han enseñado de forma repetitiva, sin base de razonamiento alguna. La teoría de conjuntos cae en la axiomatización sin conducir al niño a través del juego y la experimentación, a alcanzar por inducción el descubrimiento de las realidades matemáticas, lo que ha presentado un problema que se encuentra: en la visión del maestro hacia las matemáticas, en las actividades propuestas para enseñar matemáticas y en la concepción de los alumnos de los contenidos matemáticos.[3]​ Razón por la cual ha sido objeto de investigación sistemática e institucional en los últimos cuarenta años. Dicha investigación ha arrojado a la luz diversos factores que inciden en el problema y de ello se han derivado acciones encaminadas a tratar de resolver tal problemática.

En primer lugar las investigaciones sobre dicho proceso han ayudado a entender que las y los niños aprenden matemáticas de lo general a lo específico, es decir, de experiencias concretas relacionadas con objetos o situaciones de su vida cotidiana y que al interactuar con tales situaciones, los niños llevan a cabo procesos de abstracción de conocimientos y habilidades que le permiten comprender y confrontar los puntos de vista entre los niños y con el maestro; proceso de gran valor para el buen aprendizaje y construcción de conocimientos matemáticos.

Esta concepción del complejo proceso de asimilación de las matemáticas ha dado lugar a una nueva modalidad de la enseñanza, considerándola, así como un proceso de conducción de la actividad de aprendizaje, en donde el papel del maestro se limita a conducir y propiciar dichas actividades. Todo esto viene a contraposición del concepto tradicional de que el profesor es el único expositor y transmisor del conocimiento.

Esta nueva forma de la enseñanza implica la necesidad de que el profesor diseñe o selecciones actividades que promuevan la construcción de conceptos a partir de experiencias concretas, en las que los niños puedan observar, explorar e interactuar entre ellos y con el profesor. Practicar esta concepción de la enseñanza ofrece la oportunidad a los niños de concebir esta disciplina como un conjunto de herramientas funcionales y flexibles que les permitan entender y resolver diversos problemas que enfrenta en su entorno social y educativo, contribuyendo a la formación de personas competentes.

En el caso de México, la enseñanza de las Matemáticas plantea estudiar en las aulas una matemática que permita a los alumnos construir conocimientos a través de la resolución de situaciones problemáticas que despierten su interés y su deseo de búsqueda de soluciones. Apoyada con la evolución de los conocimientos previos, el papel del maestro es fundamental para que el alumno logre desarrollar habilidades para estimar, medir, comunicar (de manera oral y escrita), operar (mentalmente y con los algoritmos usuales), para hacer inferencias y generalizaciones, asimismo disfrute al hacer matemáticas desarrollando su creatividad e imaginación. Lo anterior viene apoyar las teorías anteriores sobre la adquisición del conocimiento matemático, lo que cataloga a las Matemáticas como una de las principales asignaturas, junto con el español, del plan de estudios actual.

Es importante señalar que el profesor debe reflexionar en es su labor como docente y tener conocimiento de las dificultades del aprendizaje matemático, por lo cual se propone un modelo de reflexión como se puede ver en la figura 1 (PARADA & PLUVINAGE, 2014).[4]

El sistema educativo de Argentina está regido por la Ley de Educación Nacional 26.206[5]​ (LEN) que establece que la educación es un bien público, un derecho personal y social de las personas siendo el Estado quien debe garantizarla. Es de carácter gratuito y en este nivel es obligatorio.

La educación primaria se organiza en dos estructuras por edades, dependiendo la jurisdicción (provincias y Ciudad Autónoma de Buenos Aires - CABA):

Estructura 1: de 6 años corresponde a las provincias de: Formosa, Tucumán, Catamarca, San Juan, San Luis, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Buenos Aires, Chubut y Tierra del Fuego.

Estructura 2: de 7 años corresponde a las provincias de: Río Negro, Neuquén, Santa Cruz, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, La Rioja, Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Salta y Jujuy.

Cada jurisdicción dicta su normativa basada en la Ley de Educación Nacional 26.206, adecuando a contenidos comunes para todo el territorio:[6]

Además, deben estar incluidos en los contenidos curriculares de este nivel y en todas las jurisdicciones:

La Educación Primaria tiene carácter obligatorio y gratuito. Se estructura en cursos y para cada uno de ellos se establecen unos objetivos generales para cada nivel. Esta es la primera etapa obligatoria del sistema educativo por lo que deben incorporarse a ella todos los niños de 6 años independientemente de si han realizado o no la Educación Infantil (esta última, algunos padres deciden que sus hijos no la cursen puesto que no es obligatorio). Comprende seis cursos académicos agrupados en tres ciclos,[7]​ que se seguirán ordinariamente entre los seis y los doce años de edad. Con carácter general, los alumnos y las alumnas se incorporarán al primer curso de la Educación Primaria en el año natural en el que cumplan seis años.[1] Los cursos de esta etapa son los siguientes:

La finalidad de la Educación Primaria en España es facilitar a los alumnos y alumnas los aprendizajes de la expresión y comprensión oral, la lectura, la escritura, la aritmética, la adquisición de nociones básicas de cultura y ciencia, y el hábito de convivencia así como los de estudio y trabajo, el sentido artístico, la creatividad y la afectividad, con el fin de garantizar una formación integral que contribuya al pleno desarrollo de la personalidad de los alumnos y alumnas y de prepararlos para cursar con aprovechamiento la Educación Secundaria Obligatoria.[8]

Atendiendo al artículo 7 del Real Decreto 126/,[9]​ de 28 de febrero, la Educación Primaria contribuirá a desarrollar en los niños y niñas las capacidades que les permitan:

A partir de este Real Decreto cada comunidad autónoma introduce pequeñas adaptaciones para dar respuesta a la diversidad de las diferentes comunidades que forman España, enfatizando o priorizando aquellos contenidos que son más cercanos al alumnado, como por ejemplo a nivel andaluz el D97/.[10][11]

En Educación Primaria, las asignaturas[12]​ se agruparán en tres bloques: troncales, específicas y de asignaturas de libre configuración autonómica.

Las asignaturas troncales son:

Las asignaturas específicas son

Actualmente la Ley que rige la Educación Primaria es la Ley Orgánica para la Mejora de Calidad Educativa (LOMCE).[13]​ que modifica en un solo artículo la LOE (Ley Orgánica de Educación)[14]

La referencia legislativa a la que se acoge la Educación Primaria en España en la actualidad es:

Desde la reforma de 1965, la Enseñanza Básica corresponde al ciclo inicial de estudios escolares. En 1920 la legislación chilena había establecido la obligatoriedad de cursar cuatro años de escolaridad mínima. En 1929 este mínimo fue aumentado a seis años. Finalmente, en 1965 se estableció la obligatoriedad del nivel básico, cuya duración actual es de ocho años divididos en dos ciclos y ocho grados (de 6 a 14 años de edad ideal).

La Ley General de Educación de 2009 contempla el cambio a una educación básica de 6 años y la educación media también de seis años, con una renovada estructura curricular. El cambio se efectuará a contar de 2017.

La Educación General Básica tiene como fin desarrollar las capacidades, habilidades, destrezas y competencias de los niños/as y adolescentes desde los 5 años de edad en adelante hasta continuar los estudios de Bachillerato. Está compuesta por diez años de atención obligatoria en los que se quiere reforzar, ampliar y profundizar las capacidades y competencias adquiridas en la etapa anterior, y se introducen las disciplinas básicas.

El nivel de Educación General Básica se divide en 4 subniveles:

La metodología se basa en el tratamiento de las asignaturas básicas de manera que faciliten a adquisición y comprensión del conocimiento en otros campos. La media de alumnos por aula es de 30. Con respecto a la jornada lectiva, ésta consta de un total de 35 horas semanales desde segundo a séptimo de E.G.B. entre asignaturas obligatorias (30h) y actividades adicionales (5h), con un total de 7 horas diarias.

Para los alumnos de octavo a décimo de E.G.B. las jornadas lectivas son de 7 horas diarias, de las cuales todas se destinan a asignaturas obligatorias, constituyendo también 35h semanales.

La evaluación por su parte pretende ser permanente, sistemática y científica y tiene como finalidades el diagnosticar la situación de aprendizaje del estudiante y lograr mejoras en su formación a través del estímulo, de acuerdo con el desarrollo del aprendizaje y la capacidad individual de cada estudiante.

La calificación quimestral de cada área es la media de las evaluaciones parciales, previas al examen quimestral. La calificación anual, por área es el promedio de las calificaciones quimestrales.

Para obtener el certificado de haber alcanzado la titulación de E.G.B., la Dirección Provincial de Educación debe aprobar la certificación dada por la primera autoridad del establecimiento junto con el informe del desarrollo psicológico, motriz y social alcanzado por el niño, constituyendo un requisito para acceder al siguiente nivel.

Este nivel educativo permite que el estudiantado desarrolle capacidades para comunicarse, para interpretar y resolver problemas, y para comprender la vida natural y social.

En Venezuela se le conoce oficialmente como Educación Básica y es gratuita y obligatoria. Las etapas por las que está comprendida son las siguientes:

Nace el Programa Nacional Canaima va a la escuela para fomentar la educación en las y los niños del país y promover la formación integral mediante el aprendizaje y el apoyo de las tecnologías de información libres para su desarrollo integral, con los fines educativos dándole una formación integral y calidad de los niños y niñas venezolanos. Una de las grandes modalidades son las computadoras que se entregan a los estudiantes dependiendo del grado de educación primaria o secundaria que estén cursando e igualmente a los docentes para que realicen sus planificaciones. Lamentablemente este ambicioso programa, al igual que muchos otros anteriores, no ha llegado a implementarse en todo el país. Actualmente sufre la falta de actualización de medios y falta de formación de profesores, reflejándose en la educación de los alumnos. Anteriormente también hubo programas educativos intensivos fomentados por los distintos gobiernos. Uno particularmente exitoso fue el programa ACUDE, una campana de alfabetización y promoción de conocimientos básicos, enfocado principalmente en la educación a mayores analfabetas. Se vendía a precios muy asequibles una caja que contenía: un toca discos, varios discos con el audio de clases, libros, cuadernos y lápices. Todos los implementos necesarios para educar, de manera básica, a cualquier persona.

Canaima Educativo Al parecer

El logro de la educación primaria universal no solo es un objetivo en sí mismo, sino también un factor que contribuye a alcanzar otros objetivos de desarrollo, como menos pobreza y desigualdad, crecimiento económico, entre otros. A pesar de que la tasa de matriculación escolar ha aumentado, 57 millones de niños en el mundo siguen sin asistir a la escuela primaria,[15]​ y las tasas de finalización de estudios siguen siendo sumamente bajas. Dado lo perjudicial que resulta el fracaso escolar, se han realizado una serie de intervenciones para aumentar las tasas de matriculación, retención y transición en las escuelas primarias.

Una revisión de diversas intervenciones realizadas en países en desarrollo, ha demostrado que los programas de transferencias monetarias condicionadas, la exención del pago de la matrícula escolar y los programas de alimentación escolar generan un impacto positivo en las tasas de matriculación en la escuela primaria. Sin embargo, estos programas han tenido un efecto limitado e irregular en cuanto a mantener a los niños dentro del sistema educacional. Por otro lado, lograr que más niños ingresen a la escuela no es provechoso si la calidad de la educación es deficiente o si los niños no asisten regularmente a la misma.[16]

La llamada "Revolución digital" que se produjo a finales del S.XX ha tenido repercusiones en todos los ámbitos de la sociedad, siendo uno de ellos la educación. Las repercusiones en la Educación en general, y en la Educación Primaria en concreto, consiste no solo en la introducción en las aulas de recursos TIC como ordenadores, pizarras digitales, Tablet, etc., sino en la forma de utilizarlas pedagógicamente.[17]

Con base en la incorporación de las TIC en la Educación Primaria se han puesto en marcha distintos métodos como es por ejemplo el aula invertida (Flipped learning). Además, se han creado nuevos recursos a los que se accede por medio de las tecnologías e internet, como recursos educativos. Como es el caso de las bibliotecas escolares digitales, que pueden ser creadas en la página web del centro educativo siendo un banco de recursos digitales a los que el alumnado podrá acceder para completar su formación o como apoyo para la realización de las actividades escolares. Las bibliotecas escolares digitales ofrecen recursos adaptados a todos los niveles educativos y sobre todas las áreas.[18]

A pesar de que los profesores tienen flexibilidad acerca de cómo trabajar las TICs en el aula, es necesario conocer las leyes educativas que hace que sea obligatorio el uso y conocimiento de las tecnologías. El Real Decreto por el que se establece el currículo básico de Educación Primaria [19]​ señala que una de las siete competencias básicas que el niño debe alcanzar en el ámbito educativo de 6 a 12 años es la "competencia digital". Además, se incluye como objetivo el hecho de " Iniciarse en la utilización, para el aprendizaje, de las Tecnologías de la Información y la Comunicación desarrollando un espíritu crítico ante los mensajes que reciben y elaboran".[20]​ Explicándose además que aparte de que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) se reconozcan como asignatura individual, se encontrará también en las demás de forma transversal.[21]​ Todo ello deja reflejada la importancia que tienen las TICs no solamente en la sociedad en general, sino también, en el ámbito educativo. Es necesario que el alumnado conozca y adquiera habilidades en este tema incluyendo los peligros que conlleva el mal uso en ciertos casos. Además, para todo ello es necesario tener docentes preparados y competentes.



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